Incluir el ejercicio regular y la estimulación cerebral en tu rutina diaria no solo beneficia tu salud personal. Un nuevo estudio alemán con animales demuestra que también podría mejorar las destrezas de aprendizaje de los hijos que tengas en el futuro.
En un artículo publicado el martes 10 de abril, en la revista Cell Reports, un equipo de investigadores del Centro Alemán de Enfermedades Neurovegetativas (DZNE) expuso ratones machos adultos a diversos ambientes con abundante estimulación para sus cerebros y sus cuerpos. Los investigadores explicaron que estudios previos han demostrado que esos ambientes pueden reducir el riesgo de ciertas enfermedades cerebrales -como la demencia- tanto en ratones como en humanos, debido a que incrementan la flexibilidad del cerebro.
Sin embargo, la nueva investigación reveló que los beneficios trascendieron a los ratones que estuvieron expuestos al ambiente estimulador. Un análisis del esperma de los ratones que se ejercitaron reveló que el ejercicio y la estimulación cerebral tuvieron efectos en el ARN de los espermatozoides. El ARN es una molécula genética que interviene en la síntesis de proteínas, así como en la transmisión de información genética. Los investigadores también observaron cambios en el ADN de los espermatozoides de los ratones. No obstante, el ejercicio y la estimulación cerebral no modificaron el ADN de los roedores, sino la manera como se expresan ciertos genes. Esto se debe a un proceso conocido como epigenética.
Además, las pruebas aplicadas a la descendencia de esos ratones revelaron que la segunda generación manifestó destrezas cognitivas mejoradas. En las pruebas que midieron su capacidad de aprendizaje, esos roedores se desempeñaron mejor que los descendientes de los ratones de control, los cuales no recibieron estimulación física ni cerebral.
André Fischer, coautor del estudio de DZNE, dijo a la BBC que esos cambios epigenéticos efectuaron modificaciones sutiles en el desarrollo cerebral de las crías de los ratones expuestos al ambiente estimulador, y contribuyeron a mejorar las conexiones de sus neuronas. “Esto condujo a una ventaja cognitiva para las crías”, afirmó Fischer.
No queda claro si ocurre lo mismo en humanos, por lo que se requiere de investigaciones ulteriores para confirmarlo. Con todo, de ser así, los resultados podrían sugerir que el ejercicio regular y la estimulación cerebral van más allá de brindar protección al cerebro de un individuo durante el envejecimiento natural, sino que también podrían dar una ventaja potencial en la vida a sus futuros descendientes.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation whit Newsweek