El presidente de Estados Unidos Donald Trump desató el jueves vientos de guerra en el comercio mundial al anunciar que la próxima semana impondrá tarifas a la importación de aluminio y acero.
Durante una reunión en la Casa Blanca con representantes de la industria siderúrgica estadounidense, Trump adelantó que las tarifas al acero ascenderían a hasta 25%, al tiempo que las tarifas a la importación de aluminio serían de 10%.
“Lo firmaré en la próxima semana. Y ustedes tendrán protección por mucho tiempo. Ustedes tendrán que reconstruir su industria, es todo lo que estoy pidiendo”, le dijo a los empresarios reunidos.
En México la Cámara Nacional de la Industria del Hierro y el Acero pidió que “se responda de forma recíproca e inmediata” a la eventual imposición de tarifas.
La cámara apuntó que dejar a México fuera de semejante medida sería fundamental para “evitar una guerra comercial que afectaría las cadenas productivas de ambos países”.
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La medida representa un nuevo paso en el proteccionismo estadounidense y abre las compuertas a una eventual guerra comercial, especialmente con China, Canadá y la Unión Europa.
En América Latina una medida de esa naturaleza impactaría especialmente a Brasil (que en 2017 representó el 13% de las importaciones estadounidenses de acero) y México (responsable por otro 9%).
A raíz de este anuncio, el índice Dow Jones se puso a la baja y cerró en retroceso de 1.68%, al tiempo que desde ambos lados del Atlántico se advirtió que se tomarían represalias comerciales contra Washington.
Reacción enérgica e inmediata
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, dijo que la Unión Europea “reaccionará con firmeza y proporcionalmente” a la iniciativa de Trump.
Canadá, el mayor abastecedor de Estados Unidos en acero y aluminio, consideró “inaceptable” la determinación de Trump.
“Canadá verá cualquier restricción al acero y el aluminio canadiense como absolutamente inaceptable”, apuntó el gobierno en una nota oficial, donde añadió que Canadá tomará “medidas de respuesta para defender sus intereses”.
El nuevo presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, dijo este mismo jueves ante una comisión del Senado que no considera la adopción de tarifas como la mejor reacción.
“El mejor abordaje es tratar directamente con las personas que son afectadas, en vez de caer nuevamente en las tarifas”, dijo.
Industria “diezmada”
Ya en la mañana de este jueves Trump había recurrido a la red Twitter para alertar que las importaciones de acero y aluminio barato había “diezmado” a la industria siderúrgica local.
“Nuestras industrias de acero y aluminio (y muchas otras) han sido diezmadas durante décadas por un comercio injusto y malas políticas con países de todo el mundo”, tuiteó el mandatario el jueves.
“Ya no debemos permitir que saquen ventaja de nuestro país, nuestros negocios y nuestros trabajadores”, agregó el presidente, y solicitó un “comercio libre, justo e inteligente”.
El anuncio de este jueves sobre la imposición de tarifas ocurrió mientras Liu He, asesor económico del presidente chino Xi Jinping, está de visita en Washington y tenía en agenda reunirse con funcionarios de la Casa Blanca.
A mediados de febrero, la administración Trump dio a conocer tres escenarios para gravar las importaciones de aluminio y acero, destacando la necesidad de preservar la “seguridad nacional” y el empleo en Estados Unidos.
La sugerencia del Departamento de Comercio a la Casa Blanca mencionaba la adopción de una tarifa general de por lo menos 24% a todas las importaciones de acero, o una de 53% restringida a un grupo de 12 países, que incluía a China, Rusia, Brasil y Corea del Sur.
Con relación al aluminio, proponía una tarifa general de 7.7%, independientemente del país de origen, o una de por lo menos 23,6% para las provenientes de China, Rusia, Venezuela y Vietnam.