En Venezuela cada vez son más las personas que se enfrentan al mismo problema: el dinero no alcanza. Ni para las comidas del día, los medicamentos y mucho menos, para la manutención de las mascotas, lo que ha provocado un creciente abandono de perros en las calles y crisis en los zoológicos.
La mayoría de los perros mueren de hambre y se apoderan de las esquinas de las calles llenas de basura, bloqueando a los venezolanos que buscan allí su propia comida.
Los perros callejeros ya eran un problema en las principales ciudades, y los informes de hasta 2016 indican que los más pobres cazan y comen estos perros, publicó el diario El Nacional.
En ese mismo año el propietario de un perro le dijo a The Associated Press que a menudo no tenía comida para su perro. “Nosotros también, a veces nos acostamos sin comer, y es difícil”.
En septiembre pasado, apareció un video de dos hombres en Caracas matando a un perro y dividiendo la carne entre ellos para comerlo.
En enero, una organización no gubernamental descubrió que muchos venezolanos, que ya no podían comprar comida para sí mismos, compraban comida para perros para alimentar a sus familias.
La crisis económica también ha incrementado el número registrado de mascotas abandonadas según la Red de Apoyo Canino (RAC) citada por el diario venezolano El Nacional.
El número de personas que piden ayuda a organizaciones porque ya no pueden atender a sus mascotas y tampoco tienen dinero para alimentarlos ha aumentado en un 100 por ciento, dijo a El Nacional Moisés González, miembro de la junta directiva del área de esterilizaciones de la fundación Red de Apoyo Canino (RAC).
“Desafortunadamente, nos vemos inmersos en esta difícil encrucijada económica y hay personas que, tal vez en contra de su voluntad, se ven en la difícil situación de abandonar a su mascota”, mencionó.
No solo los alimentos se han vuelto impagables en muchos casos, sino también la atención médica de los perros en Venezuela por parte de veterinarios o los cuidados habituales como las vacunas.
Al alto costo se agrega que en los casos en que los propietarios de mascotas sí pueden comprar las vacunas, estas simplemente no se encuentran en el mercado.
La Red de Apoyo Canino publicó este jueves en su cuenta de Facebook una petición en la que pide ayuda económica para alimentar a los animales que están bajo su cuidado, pues se han quedado sin recursos para atenderlos.
Un kilo de comida para perros, señala el diario, cuesta entre 95,000 y 300,000 bolívares, esta cantidad les dura de dos a tres días, lo que significa de 11 por ciento a casi 40 por ciento del mínimo mensual integrado.
Las consultas veterinarias y las vacunas se han vuelto impagables para algunas personas. Una consulta veterinaria oscila entre 60,000 y 940.000 bolívares, según la zona en la que se ubique el centro de salud, apunta el diario. Mientras que una vacuna podría llegar a costar hasta 5 millones de bolívares.
Estos animales no son los únicos en resentir la creciente pobreza en Venezuela, los zoológicos también se han quejado de la desaparición de animales exóticos, presumiblemente a manos de cazadores furtivos que buscan algo para comer.
Los trabajadores de un zoológico están sacrificando animales para alimentar a otros, según la agencia de noticias AFP.
Los pumas se han convertido en el rostro de esta situación, demacrados y en los huesos han causado conmoción de los residentes de un país que alguna vez fue rico en petróleo.
Las fotos recientes publicadas en el periódico Panorama muestran las consecuencias de un país con hiperinflación y la aguda escasez de alimentos y medicinas, principalmente como resultado de bajar los precios del petróleo.
Además un cóndor andino macho y hembra, nacido en cautiverio y llevado al parque como parte de un programa de cría para salvar a las especies en peligro de extinción, han pasado semanas sin alimentarse adecuadamente, publicó el Daily Mail.
Dos aves de presa estaban tan hambrientas que canibalizaron a un compañero de la jaula, dijo el personal, mientras que un tigre de Bengala y un león anciano también perdieron peso.
Para evitar la falta de carne, los funcionarios del zoológico comenzaron a cazar iguanas, que corren silvestres en el zoológico, y pescan tilapia de las lagunas de la instalación.
El zoológico también ha sido golpeado por una serie de robos desde que el país descendió al caos económico. En 2016, se robaron al menos 40 animales, incluido un tapir, según el diario británico.