Las comunidades de guanajuatenses en el exterior envían a sus municipios, en conjunto, más recursos que lo que el propio gobierno invierte en sus demarcaciones. En el caso más extremo, la diferencia es de 20 a 1 a favor de los migrantes. Datos preocupantes que deben llevar a la exigencia de un cambio radical en el modelo de desarrollo y en la estructura y lógica de las políticas públicas.
Las cifras sobre ingresos por remesas familiares en a entidad son impresionantes; de acuerdo con el Banco de México, en el periodo que va del año 2012 al 2017, han ingresado al estado de Guanajuato, al menos 12,797 millones de dólares; si se considera un tipo de cambio promedio de 16 pesos por dólar para ese periodo, la cifra en millones de pesos es estratosférica: 204,752,000,000 (doscientos cuatro mil, setecientos cincuenta y dos millones de pesos).
Aunque no es del todo correcto decirlo de esta manera, podría sostenerse que, de algún modo, la “verdadera inversión extranjera directa” a la entidad la hacen los guanajuatenses en el exterior, y en segundo plano, las grandes empresas que se han instalado en territorio estatal, principalmente del ramo automotriz y aeroespacial.
Y es que no hay suma de empresa o gobierno que sea equivalente, ni de lejos, a la friolera mencionada de recursos que llegan año con año a Guanajuato vía transferencias electrónicas, cheques y cada vez en menor medida, efectivo enviado o traído directamente por los paisanos.
Desde esta perspectiva, es válido preguntarse si los aún limitados avances en materia de reducción de la pobreza son realmente atribuibles a las acciones gubernamentales, o bien, se deben en buena medida al incremento de las remesas y también al incremento de lo que significan en términos de pesos, debido a la continuada depreciación de nuestra moneda frente al dólar.
Así, en el contexto nacional, Guanajuato es la segunda entidad en el país a donde más recursos ingresan año con año a través de las remesas; pues en efecto, aun cuando las 32 entidades del país reciben remesas de manera importante, el 70% del monto total se concentra en 12 de ellas, es decir, en la tercera parte del total de estados del país.
En este grupo, Michoacán ocupa el primer lugar, pues han llegado a esa entidad, en el periodo del 2012 al tercer trimestre del 2017, 13 mil 914 millones de dólares (mdd); le sigue Guanajuato, con 12 mil 797 mdd en el mismo periodo; en tercer sitio está Jalisco, con 12 mil 386 mdd. A estos estados se le suman: Estado de México con, 8 mil 879 mdd; Puebla, con 8 mil 066 mdd; Oaxaca, con 7 mil 538 mdd; CDMX, con 7 mil 389 mdd; Guerrero, con 7 mil 348 mdd; Veracruz, con 6 mil 356 mdd; San Luis Potosí, con 4 mil 795 mdd; Zacatecas, con 4 mil 341 mdd; e Hidalgo, con 4 mil 145 mdd.
Superan los recursos municipales
Como es de suponerse, las cuantiosas sumas de remesas rebasan con creces los recursos que gobiernos municipales destinan a toda la administración pública año con año. Y para muestra basta un botón: de acuerdo con la Ley del Presupuesto de Egresos del estado de Guanajuato, para el año 2017, de acuerdo con la “Clasificación geográfica”, la suma de recursos destinada a los 46 municipios de la entidad da un total de 9,135.63 millones de pesos.
En contraste con esa cifra, y considerando el promedio mensual de ingresos por remesas a la entidad, hasta el mes de septiembre del 2017, es esperable que al cierre del año hayan ingresado alrededor de 47,331.4 millones de pesos, considerando un tipo de cambio promedio de 18 pesos por dólar a lo largo del año. Esa cifra implica que por concepto de remesas, llegan a los municipios 5.18 veces más recursos que lo considerado en el citado Presupuesto de Egresos, 2017.
Los casos más notables, en donde se registra una mayor diferencia de ingresos entre las remesas y lo que se destina a los municipios se registran en los siguientes casos: Moroleón, donde la diferencia es de 23.8 veces más recursos de remesas, frente al presupuesto municipal. En segundo lugar se encuentra Apaseo el Alto, con 20.4 veces más ingresos por remesas, frente a los recursos públicos; le sigue Manuel Doblado, con 18.3 veces más a favor de las remesas; Tarimoro, con una diferencia de 18.1 veces; Yuriria con 13.9 veces más remesas que presupuesto público; San Francisco del Rincón, con una diferencia de 13.5 veces; Salvatierra con 12.3 veces más; Huanímaro con 11 veces más remesas que presupuesto gubernamental; Jerécuaro y Valle de Santiago con 10.3 veces más en cada uno de ellos y Coroneo, con 10 veces más recursos por remesas que por presupuesto público.
Fuente: elaboración propia con base en los datos de ingresos por remesas familiares, por municipio, del Banco de México www.banxico.org.mx y de a Ley del Presupuesto de Egresos para el estado de Guanajuato, 2017
Lo que muestran los datos comparados del Banco de México, relativos a los ingresos por remesas por municipio, y el Presupuesto de Egresos del estado de Guanajuato, 2017 (PEEG) es que no hay uno solo de los 46 municipios de la entidad, que por clasificación geográfica, de acuerdo con el anexo 25 del PEEG, disponga de más recursos que lo enviado por nuestros paisanos del exterior.
Los que más reciben
El municipio que más recursos recibe anualmente por remesas es León. En efecto, para el cierre del 2017 se espera una cifra aproximada de 4,709.3 millones de pesos por concepto de remesas, frente a una asignación presupuestal en el PEEG,2017 de 2,358.3 millones de pesos.
Fuente: elaboración propia con base en los datos de ingresos por remesas familiares, por municipio, del Banco de México www.banxico.org.mx
En segundo lugar se encuentra el municipio de Irapuato, con un ingreso total esperado por remesas, de aproximadamente 3,150.5 millones de pesos, frente a un monto de 656.7 millones de pesos en el PEEG; le sigue Celaya con un ingreso esperado cercano a los 2,996.3 millones de pesos por remesas, frente a 676.5 millones estipulados en el PEEG.
En cuarto sitio se ubica San Miguel de Allende, con recursos provenientes de EEUU, aproximadamente de 2,512.9 millones de pesos al cierre del 2017, frente a un PEEG de 270.3 millones de pesos.
En quinto lugar está Dolores Hidalgo, con ingresos por remesas aproximados a 2,417.6 millones de pesos al cierre del año, frente a un presupuesto público de 279.7 millones considerados en el PEEG. Mientras que en sexto lugar se encuentra San Luis de la Paz, en donde los recursos provenientes de las remesas podrían llegar a 2,048 millones de pesos al cierre de este año, frente a un presupuesto municipal de 214.1 millones de pesos.
Hay además otros 12 municipios en donde los ingresos por remesas en el año podrían superar los mil millones de pesos. Éstos son: Acámbaro, Valle de Santiago, Moroleón, Salamanca, Salvatierra, San Francisco del Rincón, Apaseo el Alto, San Felipe, Yuriria, Pénjamo, Manuel Doblado y San José Iturbide.
Oportunidades perdidas
Las cifras disponibles permiten sostener que en Guanajuato hay un enorme conjunto de oportunidades perdidas, por partida doble. En primer lugar, porque es evidente que si se ha ido de la entidad, más de un millón de personas en los últimos 20 años, a buscar empleo e ingresos en los Estados Unidos de América, es porque aquí no se han generado las condiciones de bienestar suficiente como para que no se vayan.
En ese sentido se refuerza la idea de que hay un enorme potencial y talento desperdiciado en la entidad, pues si aún en las adversas condiciones en que se da la migración, la gente logra enviar más recursos a sus comunidades, que los que el propio gobierno invierte en ellas, quiere decir que hay un gigantesco talento humano desperdiciado.
En segundo término, las oportunidades también se están perdiendo porque al no haber condiciones para el desarrollo económico, la mayor parte de los ingresos por remesas son destinados al gasto directo en mercancías y servicios, y no en mayor inversión para el desarrollo.
En esa lógica, el Gobierno del estado debería volcarse hacia la construcción de un robusto mercado interno en la entidad; y diseñar un modelo de crecimiento “hacia adentro”, que permita que Guanajuato se convierta en un verdadero motor de la economía nacional.
Los recursos y las capacidades existen. Lo que hace falta es voluntad, y más aún, capacidad de gobierno para lograrlo.
Votantes cautivos
Si en algo se ha abusado en la entidad, es en la “búsqueda barata” del voto de nuestros paisanos en el exterior. Hasta ahora, la política hacia la comunidad migrante no ha pasado de ser un show de relaciones públicas, y no una verdadera política de integración e intercambio cultural y económico, que permita que las familias que se quedan aquí, puedan aspirar, sin tener que migrar, a mejores condiciones de vida.
Así las cosas, lo que hace falta es la generación de una nueva oferta política, capaz de aprovechar lo mejor que tenemos, aquí y allá, a fin democratizar auténticamente a la entidad; para generar mayores capacidades para el desarrollo; y para construir nuevos puentes de todo tipo, entre las comunidades locales y las de las personas migrantes.
Hace falta también, en ese sentido, que sea la propia ciudadanía la que, con base en información como la aquí presentada, exija una nueva política de desarrollo; una nueva generación de políticas públicas para el bienestar; y un nuevo régimen mucho más democrático y abierto, que permita la inclusión de todos, en procesos ampliados de desarrollo económico y social, sustentados en la inversión pública productiva, con criterios de sustentabilidad en el corto y el mediano plazo.