Por James Pheby
Pussy Riot, el colectivo artístico femenino ruso que se convirtió en enemigo del presidente Vladimir Putin tras realizar una protesta punk en una catedral de Moscú, trae su mensaje a Londres con una nueva exposición.
La protesta de 2012 llevó a estas activistas a las portadas de todo el mundo y también a la cárcel: dos de ellas estuvieron dos años entre rejas, lo que les valió notoriedad y numerosos apoyos de artistas occidentales como Madonna.
El arte comprometido goza de la misma buena salud que siempre en Rusia, dijo Maria Aliojina, integrante de Pussy Riot, en la presentación de la exposición para la prensa, la víspera de su apertura al público este jueves.
“El arte político es una manera de cambiar cosas”, dijo a la AFP Aliojina, que fue a la cárcel por la protesta de 2012.
“No esperábamos una pena de prisión, ni la atención, tienes que hacer las cosas y esperar a ver qué pasa”, añadió. “Todas las cosas grandes son pequeñas al principio”.
Como parte de la exposición, su compañera Nadia Tolokonikova explica su experiencia en la cárcel mediante el teatro inmersivo.
Una muestra semejante no sería permitida en Rusia, dijo Aliojina, señalando una obra alegórica sobre el leninismo del artista siberiano Vasily Slonov.
‘La última persona libre’
El comisario de la exposición de Londres, que dedica una sala a cada artista, es Marat Guelman.
Algunos críticos, e incluso también detractores de Putin como Alexei Navalni, dudan del arte de las Pussy Riot y los otros artistas-activistas y lo consideran como una sucesión de “pequeños delitos buscando publicidad”, pero Guelman cree que se equivocan.
“Queremos ofrecer una exposición en la que el artista es importante, no sólo el arte”, dijo.
“Especialmente cuando la política se degrada y no hay prensa libre, el artista se convierte en la última persona libre, la que se dirige al gobierno y le dice la verdad, y la que no tiene miedo”.
Entre las obras de Pussy Riot mostradas hay videos de sus polémicas acciones de guerrilla artística, y retratos gigantes de sus fundadoras con sus pasamontañas distintivos.
Entre los otros artistas que integran la muestra está Oleg Kulik, que vivió como “hombre-perro” convencido de que así personificaba el periodo que siguió al derrumbe de la Unión Soviética, y Piotr Pavlenski, que se clavó el escroto en la plaza Roja de Moscú en protesta contra el Kremlin.
Aunque algunos tratan de cambiar las cosas desde dentro, otros, como Pavlenski, se vieron obligados a abandonar el país, recordó Guelman.
“Era imposible hacer exposiciones”, contó a la AFP.
“Parece un chiste que tanta gente con talento haya nacido en Rusia pero pocos hayan muerto en Rusia”, explicó, recordando la fuerza cultural de la diáspora rusa.
Pese a las limitaciones, tanto Aliojina como Guelman creen que Rusia es aún terreno abonado para crear buen arte.
“¡Todo es posible!”, dijo Aliojina.