La economía de combustible está programada en el ADN de la industria de las aerolíneas. Después de todo, el combustible cuesta dinero, y usar menos de él es una manera fácil de fortalecer el balance final. Bueno… tal vez no fácil, pero ciertamente valdría la pena. Ahorrar combustible, al reducir las emisiones de carbono, puede ayudar a salvar al planeta. Y esos recortes podrían darse con poco o ningún costo para las compañías.
Por lo menos, eso es lo que piensa un grupo de investigadores del Reino Unido. Ellos calculan —en un nuevo artículo publicado recientemente enNature Climate Change— que las aerolíneas pueden reducir a la mitad las emisiones para el año 2050. Estos ahorros se darían en la forma de cosas como nuevos diseños de aeronaves, fórmulas de combustibles y patrones de vuelo. Y por loco que parezca, todos esos cambios podrían ser gratuitos, o casi.
Los viajes aéreos comerciales suman alrededor de 2 a 3 por ciento de las emisiones mundiales de CO2. “Si uno compara eso con las emisiones de países enteros, es más o menos lo mismo que Alemania”, dice Andreas Shaefer, un investigador de energía y transportes en el Instituto de Energía de la University College de Londres y coautor del artículo.
Y al contrario de la mayoría de las industrias, cada pizca de carbono emitido se muestra automáticamente en el balance final de una aerolínea. “En nuestra industria, las emisiones están ligadas estrechamente al combustible, y el combustible es vida”, dice Richard Aboulafia, un analista de la industria de las aerolíneas. “En otras palabras, somos la industria con mejor autodisciplina del planeta”. Por ejemplo, un solo avión consume hasta 3,000 millones de galones de combustible por año. A aproximadamente $3 dólares el galón, se tienen $10 millones al año en costos de combustible. Una mejoría de uno por ciento en la eficiencia de combustible puede ahorrarle cientos de miles de dólares a un operador. Multiplique esto por una flotilla de aviones y podrá ver por qué la eficiencia es tan importante.
La información apoya esto. Entre 1970 y 1980, la economía de combustible (y por lo tanto las emisiones) cayó en 5 por ciento cada año. Desde entonces, las reducciones de emisiones se han nivelado en alrededor de 2 por ciento por año.
Vea este excelente gráfico. Resume el hallazgo importante del documento: 21 recortes de emisiones identificados por los autores y ordenados en términos de eficiencia y costo. Es muy fácil ver que cosas como retirar aeronaves viejas y aumentar las cargas de pasajeros son maneras excelentes de tener una mejor economía de combustible. Alrededor de 75 por ciento de las emisiones de las aerolíneas comerciales provienen de aviones de mediano tamaño, como el Boeing 737, así que tiene mucho sentido que algunos de los mejores valores provengan de nuevos modelos de aviones en esa clase, como el Airbus A320 NEO o el 737 MAX de Boeing.
En el caso hipotético más equilibrado de lotes de reducciones de emisiones, los autores calculan que la industria podría reducir a la mitad sus emisiones para el año 2050 (con base en las emisiones de 2012). Y en la vida útil de un avión (20 años), esos recortes se pagarían solos.
Claro está, si el mercado lo soporta. La autorregulación de la industria de las aerolíneas está supeditada a los precios mundiales de los combustibles. “Estos recortes de emisiones se pagan solos cuando el petróleo se vende en $50 a $100 dólares por barril”, dice Shaefer. Si los precios de los combustibles caen aún más, entonces para las aerolíneas es más barato volar los aviones con diseños ineficientes de combustible. Actualmente un barril de petróleo cuesta alrededor de $40 a $45 dólares. Y no muchos economistas predicen que ese valor aumente. ¡Oh, problemas!
Los altos precios del petróleo también son el aliciente económico necesario para una de las tecnologías que más reducen las emisiones: combustibles sintéticos de biomasa. Pero desarrollar combustibles de biomasa —que incluye cosas como las algas— requiere una investigación intensiva. “El sentido común le dirá que si tenemos el petróleo a $40 dólares el barril, estos arreglos pierden algo de brillo”, dice Aboulafia. Eso es un eufemismo. Para que los tanques de combustible de algas tengan siquiera algo de brillo, los precios del petróleo necesitan alcanzar por lo menos $100 dólares el barril.
Pero la industria de las aerolíneas está en camino de hacer ya muchos de estos recortes. Tanto el Airbus A320 NEO como el Boeing 737 MAX pronto estarán en el mercado, y una aerolínea sería tonta si no empieza a remplazar su flotilla con uno u otro. Algunas regulaciones inminentes de la Agencia de Protección Ambiental de EE UU podrían incentivar a la industria a tener todavía más autorregulación, pero nadie sabe si incluso la amenaza de la burocracia gubernamental es suficiente para superar la brecha económica entre los aviones eficientes y la gasolina barata.