La expectativa que generó la realización de la ahora fallida refinería en Tula de Allende no sólo transformó la vocación de los dueños de parcelas que vendieron sus tierras, sino también incentivó la competencia dentro de un mercado que se pensó sería redituable: el de la fabricación de ataúdes.
Propietarios de tierras de la comunidad Doxey, perteneciente a Tlaxcoapan, vendieron sus tierras con la idea de que invertir en un taller de fabricación de ataúdes les dejaría mejores ganancias que las cosechas de chile, maíz y frijol que ahí se cultivaban.
Esos fabricantes de féretros que surgieron a partir de la venta de tierras para la refinería comenzaron a crear una fuerte competencia para los talleres más antiguos, explican en entrevista Orlando Viveros Callejas y Leticia García López, matrimonio dedicado a la producción de ataúdes.
Con 13 años de experiencia en el diseño y fabricación, resaltan que Tlaxcoapan es actualmente el principal productor del país, incluso por encima de Guadalajara, con gran prestigio en la actividad.
De acuerdo con datos de la Universidad Tecnológica de Tula-Tepeji, cada uno de los 128 talleres identificados produce 45 féretros en promedio a la semana, aunque se estima que en Tlaxcoapan más de 200 familias se dedican a esta labor.
El matrimonio Viveros señala que las utilidades han caído hasta 50 por ciento en los últimos años debido a una sobreoferta, lo cual, reconocen, ha implicado una especie de guerra de precios, “en la que se termina por malbaratar el producto”.
Los sarcófagos que se fabrican en comunidades como Doxey y Teocalco, pertenecientes a Tlaxcoapan, se distribuyen a todo el país y aunque ahora Hidalgo es el estado más importante en cuanto a producción, los fabricantes son cada vez menos competitivos, ya que están sacrificando sus utilidades con tal de comercializar su producción.
Estrategias para fortalcer giro
En coordinación con la Universidad Tecnológica de Tula-Tepeji (UTTT), el Instituto Hidalguense de Competitividad Empresarial (IHCE) lleva a cabo una iniciativa que busca detectar áreas de oportunidad en el negocio de la fabricación de ataúdes.
Gerat Josué Guevara Tapia, director del Fondo Emprendedor del IHCE, explicó que el proyecto contempla tres ejes: diagnóstico, análisis del mercado y líneas de acción, las cuales están enfocadas a incrementar la competitividad en dicho sector.
El funcionario explica que tras el diagnóstico y análisis del mercado, se deberán emprender las líneas de acción y anticipa que una de ellas podría ser la conformación de una central de compras.
“A donde lleguen todos los insumos, se adquieran mucho más baratos, puedan realizarse compras consolidadas y distribuirse a los productores de ataúdes, puede ser una iniciativa impulsada por el gobierno, pero que pudiera encabezar un grupo de empresarios de Tlaxcoapan”.
Apreció que otra posibilidad es innovar en el tema del diseño de ataúdes y la creación de marcas, “en la medida que se vaya generando una marca, se dará identidad al productor, incluso podría ser una marca colectiva, a fin de ser reconocidos como una marca de calidad”.
Tlaxcoapan en el principal productor de ataúdes en el país, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) –con datos de 2010- en el municipio operaban 53 talleres, el doble que Guadalajara, el fabricante más prestigiado del mercado.
“Antes hacer ataúdes era muy redituable, se invertía poco y se sacaba muy buena utilidad, la gente empezó a ver que era buen negocio y empezaron a proliferar los talleres, pero el crecimiento nos está reduciendo el mercado”, plantea Orlando Viveros.
El matrimonio explica que la producción de ataúdes es la principal actividad del municipio; no obstante, es también preocupante ver cómo los talleres quiebran por falta de capacitación, administración y profesionalización.
Propietarios de tierras de la comunidad Doxey, perteneciente a Tlaxcoapan, vendieron sus tierras con la idea de que invertir en un taller de fabricación de ataúdes les dejaría mejores ganancias Foto: Oscar Sánchez
Plantean que los verdaderos beneficiados dentro del negocio son los propietarios de funerarias, quienes adquieren los ataúdes a un precio muy por debajo de su valor real, mientras que los ponen en las manos de los deudos a precios muy altos.
Debido a esta problemática la UTTT se dio a la tarea de llevar a cabo un diagnóstico del sector, con miras a generar un proyecto que permita a los fabricantes de ataúdes ser más competitivos.
Juan Alberto Carranza, profesor investigador de dicha institución, describe que se detectó un “universo” muy variable de fabricantes, algunos ya con una visión empresarial; sin embargo, 80 por ciento de los 128 fabricantes censados se encuentra en la informalidad, es decir, no están registrados ante ninguna autoridad.
Coincidió en que una de las problemáticas es la guerra de precios por lo que, subraya, los objetivos específicos de la investigación son inducir entre los fabricantes un espíritu empresarial, estandarizar costos y ordenar la parte fiscal y administrativa de los negocios, toda vez que más de 50 por ciento todavía usa libreta para llevar sus costos y no maneja estados financieros.
El investigador resaltó que se pretende consolidar una comercializadora que les permita a los fabricantes bajar los costos de producción e incrementar sus ganancias.
La creación de la comercializadora beneficiaría a muchas familias de Tlaxcoapan que dependen de la fabricación de ataúdes, “Hidalgo es el principal productor de ataúdes en el país; lo que se busca con este proyecto es evitar el canibalismo entre los productores y generar una industria sustentable”, resume Juan Alberto Carranza.