El 20 de marzo es el Día Internacional de la Felicidad y aunque usted haya leído en su adolescencia a Emil Cioran, Alejandra Pizarnik, Nietzsche Baudelaire u otros escritores demasiado “realistas”, hoy es el día que pueda voltear a ver el mundo un poco menos enfado, por dónde se le vea usted saldrá ganando.
Sabemos que en el México de hoy no hay demasiadas razones para ser feliz, pero depende mucho de nosotros el qué tanto o poco nos afecte. En ocasiones no podemos sentirnos simplemente felices, ya sea por algún evento lamentable o poco favorecedor, pero vale mucho la pena esforzarse para retomar la serenidad en nuestra vida.
Según la Encuesta Nacional de Satisfacción Subjetiva con la Vida y la Sociedad elaborada por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el 82 por ciento de los mexicanos se encuentra satisfecho o muy satisfecho con su vida, mientras que el 18 por ciento se declaró insatisfecho.
Por su parte la encuesta de World Independent Network of Market Research dio a conocer que Colombia y México son de los países más felices, mientras que EU y Canadá son de los más infelices.
La encuestadora internacional, Gallup, dio a conocer su más reciente estudio, donde se reveló que 67 por ciento de las personas que habitan el Continente Americano dicen estar contentos con su vida.
En América Latina, los países seleccionados en la encuesta con mayor nivel de felicidad son: Panamá con 83 por ciento; México con 74 por ciento; Perú con 71 por ciento y Brasil con 70 por ciento.
Las personas positivas viven hasta diez años más.
Una persona feliz y optimista tiene el doble de probabilidad de tener el corazón más saludable, además de poseer mejores lecturas de azúcar en la sangre, niveles adecuados de colesterol, realizan más ejercicio y no fuman.
Lo anterior lo demostró un estudio de la Universidad de Illinois, de acuerdo con los expertos, la razón podría deberse a que su bienestar mental ayuda combatir la mala salud.
Otra investigación determinante arrojó la sorprendente cifra de vivir en promedio ocho años más. Así mostraba los resultados Bruno S. Frey, de la Universidad de Warwick (Inglaterra), en un artículo publicado en 2011 en la revistaScience. No solo viven más años, argumentaba, sino que quienes tienen ese sentimiento subjetivo de bienestar que define a la felicidad gozan de mejor salud.
Y las cifras que aportaba no dejan lugar a dudas: las personas felices superan entre 7.5 y 10 años a los vividos por las que se consideran infelices. Un beneficio mayor incluso que el obtenido por un fumador cuando deja ese mal habito.
Hay estudios que apuntan a que “las personas pesimistas y permanentemente insatisfechas desarrollan a menudo inflamaciones crónicas”, explicaba enMente y CerebroPeter Henningsen, especialista en medicina psicosomática, neurología y psiquiatría de la Universidad Técnica de Munich.
La depresión afecta el sistema inmunológico, la memoria y el aprendizaje.
La depresión psíquica en cualquiera de sus formas (estrés, angustia, ansiedad, tristeza, etc.) hace que el cerebro produzca determinados neurotransmisores, y que, según mencionan algunos autores, estos neurotransmisores disminuyen las capacidades de los linfocitos T, provocando una deficiencia del sistema inmunológico. Esta deficiencia permite que una bacteria, células tumorales, entre otros cuerpos extraños no sean reconocidos. Estos cuerpos extraños pueden llegar a multiplicarse y afectar la salud del paciente gravemente.
El estrés, los altos niveles de azúcar en la sangre y los cambios hormonales, sobre todo del estrógenos, son algunas de las causas por las que los niveles de serotonina se alteran. El aumento de serotonina en los circuitos nerviosos provoca una sensación de bienestar y relajación. Una baja en los niveles de serotonina, se asocian a desequilibrios mentales tales como la esquizofrenia, trastorno obsesivo compulsivo, hiperactividad infantil, estados de agresividad, migrañas, estrés, insomnio y depresión.
Experimentos de laboratorio han demostrado la relación entre la segregación de hormonas de estrés (glucocorticoides) y la destrucción de neuronas en el hipocampo del cerebro. En un trabajo publicado en la revistaNature Neuroscience, la doctora Sonia Lupien y sus colegas de la Universidad de Mc Gill, en Canadá, han revelado cómo las personas que tienen altos niveles de cortisol, una de las hormonas que se descarga en situaciones de estrés y uno de los principales factores que influye en el desequilibrio de los neurotransmisores.
Estos cambios tienen la capacidad de lesionar neuronas de la memoria y del aprendizaje localizadas en el hipocampo, afectando también nuestra capacidad intelectual porque además deja sin flujo sanguíneo aquellas zonas del cerebro más necesarias para tomar decisiones adecuadas.
Los pacientes deprimidos tienen un sistema inmunológico más bajo.
Aunque el estrés no está asociado al cáncer, una duda frecuente entre los pacientes no exenta de cierta culpa, sin embargo, «sí pueden estarlo los hábitos que lo acompañan: dormir mal, comer peor, abusar del alcohol y el tabaco…», aclara Raúl Márquez, oncólogo del MD Anderson Cáncer Center de Madrid.
Sí parece haber una asociación entre depresión e inmunidad, explica Alfonso Berrocal, jefe de sección del Servicio de Oncología del Hospital Universitario de Valencia y portavoz de la Sociedad Española de Oncología Médica. Los pacientes deprimidos tienen un sistema inmunológico más bajo y un peor pronóstico en el cáncer.
Deja de quejarse cambia la vida.
Un par de amigos, Thierry Blancpain y Pieter Pelgrims, decidieron establecer en febrero pasado el proyecto Complaint Restraint February. Un mes de 28 días en el que uno no podía quejarse por tonterías. 1750 personas se unieron a esta iniciativa por internet, explicaron al periódicoEl País.
Blancpain explica que su idea es dejar de hacerlo por las pequeñas cosas que en realidad no importan. “La lluvia, el bebé que llora en el restaurante, el jefe que te hace estar una hora más en la oficina, el autobús que perdiste para ir al trabajo”. Acontecimientos que “vistos con perspectiva no importan y en las que enfocarse es una pérdida de tiempo y energía”. “Si tenemos comida, casa, familia, amigos…¿no deberíamos ser felices?”.
Los beneficios de esta actitud tienen dos caras. Por un lado, aumenta la sensación de felicidad. Por otro, uno se da cuenta que ciertos conocidos son muy negativos y le hacen más infeliz
Algunos les mandaban correos electrónicos asegurándoles que habían hecho su vida mejor, otros comentaron que tuvo un efecto negativo en su vida al darse cuenta que tenían gente muy negativa en su entorno. El éxito les tomó por sorpresa, así que para la próxima edición piensas preparar materiales, artículos, experiencias… para ayudar a los que quieran unirse.
Haga ejercicio.
Con frecuencia pensamos que no tenemos tiempo para hacer ejercicio, pero seguro puede bailar un poco por las tardes o mañanas con sus canciones favoritas, o qué tal mientras ve esos imperdibles capítulos deThe Walking Dead oHouse of Cards hace algunos aeróbicos, la cosas es echarle imaginación y una buena dosis de ganas.
El ejercicio tiene un efecto tan profundo en nuestra felicidad y en nuestro bienestar que se ha convertido en una estrategia eficaz para combatir la depresión. Así lo probaba un estudio citado en el libro deShawn Achor The Happiness Advantage. En él tres grupos de pacientes deprimidos fueron tratados con medicación, con deporte o con una combinación de ambos.
Los resultados son verdaderamente sorprendentes: todos los grupos experimentaron una mejoría. Sin embargo, fueron testados seis meses después para comprobar si se habían producido recaídas. Un 38 por ciento de los que solo habían tomado medicación había retomado la depresión, un 31 por ciento de los que habían combinado medicación y ejercicio había recaído igualmente, y solo un 9 por ciento de los que habían paliado su depresión con el deporte había recaído a los seis meses.
Duerma más.
Es básico para que el cuerpo se recupere de su actividad diaria, y tiene efectos muy positivos en nuestra alegría, además lo hará menos susceptible ante las emociones negativas. Así lo confirman Po Bronson y Ashley Merryman enNurtureShock, donde aluden al hecho de que los estímulos negativos se procesan en la amígdala y los positivos y los neutrales en el hipocampo. La falta de sueño afecta con mayor intensidad al hipocampo, por lo que las personas que duermen mal tienen mayor tendencia a recordar con intensidad los eventos negativos y a olvidar los positivos.
La afirmación se sustenta con un experimento realizado por Walker en el que una serie de universitarios privados de sueño debían memorizar una lista de palabras. Recordaban el 81 por ciento de las palabras negativas, como cáncer, y solo el 31 por ciento de las palabras positivas o neutras, como sol o baloncesto.
El humor con que afrontamos las primeras horas del día puede condicionar la jornada completa, de modo que es importante descansar bien.
Pase más tiempo con familia y amigos.
Suena a cliché, pero no haber pasado el tiempo suficiente con los amigos y la familia es uno de los principales arrepentimientos que expresa la gente antes de morir. Interactuar con aquellos que nos aprecian y a los que apreciamos revierte positivamente en nuestro estado de ánimo. Así lo explica Daniel Gilbert, profesor de psicología de Harvard: “Somos felices cuando tenemos familia y somos felices cuando tenemos amigos, y casi todas las otras cosas que creemos que nos hacen felices son, en realidad, vías para tener más amigos y más familia”.
En la misma línea, el estudio Terman, recogido enThe Longevity Project, concluía que las relaciones con los demás son fundamentales para vivir una vida larga y feliz: “El beneficio más claro de las relaciones sociales viene de ayudar a los demás. Aquellos que ayudaban a sus amigos y sus vecinos, aconsejando y cuidando de los demás, tendían a vivir más que el resto”.
Salga a la calle y tómese un rato. Sonría
EnThe Happiness Advantage Shawn Achor se recomienda pasar tiempo al aire libre para aumentar la alegría y el buen humor: “Reservar tiempo para estar al aire libre cuando hace buen día proporciona grandes ventajas; un estudio reveló que pasar 20 minutos en la calle cuando hace buen tiempo no solo propicia el buen humor, sino que desencadena la reflexión y mejora la memoria”.
Además asolearse promueve la síntesis de la serotonina, una sustancia relacionada con el bienestar y que también ayuda a regular el sueño y hasta la conducta sexual.
También hace que la vitamina D se absorba adecuadamente para la mineralización de los huesos y de los dientes. Los potentes rayos del sol se encargan de activarla. Ahora que si hay altos niveles de radicación recuerde usar bloqueador para evitar otros problemas de piel.
No se trata de fingir, pero sonreír nos puede hacer sentir mejor. Por supuesto, es importante que la sonrisa sea el producto de cultivar pensamientos positivos, como afirma un estudio de la Michigan State University. Este sugiere que los que trabajan de cara al público, si fuerzan una sonrisa falsa a lo largo del día su estado de ánimo empeora y terminan por dejar el trabajo. Sin embargo, aquellos que sonríen como resultado de pensar en cosas positivas mejoran su estado de ánimo y están más alegres.
Medite y frecuente a sus amigos.
Un equipo de investigación del Massachusetts General Hospital realizó escáneres cerebrales a 16 personas antes y después de su participación en un curso de meditación de ocho semanas. El estudio, publicado en Psychiatry Research: Neuroimaging, concluía que tras completar el curso las partes del cerebro asociadas con la compasión y la consciencia propia habían crecido, mientras que las partes relacionadas con el estrés se reducían.
Además, meditar suele relajarnos y clarificar nuestra mente, lo que también contribuye a nuestra propia felicidad. Además de aumentar la creatividad y la inteligencia, como defiende el cineasta David Lynch.
Un estudio realizado en Australia, llevado a cabo por el Centro de Estudios de Envejecimiento de la Universidad de Flinders, dio seguimiento acerca de 1500 personas mayores, por un lapso de 10 años y se encontró con que los que tenían una gran red de amigos sobrevivían a aquellos con menos amigos en un 22 por ciento.
¿Por qué es esto así? Los autores sospechan que los buenos amigos desalientan conductas no saludables como fumar y beber en exceso. Y la compañía proporcionada por amigos puede prevenir la depresión, aumentar el autoestima y brindar apoyo. Además, con la edad, las personas tienden a ser más selectivas en la elección de sus amigos, por lo que pasan más tiempo con la gente que les gusta.
Ahora que si sus amigos son muy alcohólicos o tienen ciertas adicciones, pase al siguiente punto.
Escoja sabiamente a sus amistades.
Las personas felices se rodean de gente positiva, que comparten sus valores y objetivos. Los amigos que tienen su misma ética te ayudan a cumplir tus sueños, te hacen sentir bien consigo mismo y están ahí para ayudarle cuando haga falta. Un amigo es para estar en las buenas y en las malas, pero ¿qué hay con los amigos que siempre están de malas?, ¿se ha dado cuenta que inconscientemente lo arrastran a usted a un estado de ánimo similar?
Viva y deje vivir… haga lo que ama.
Este fue uno de los consejos que el Papa dio para vivir feliz y sea usted o no creyente, tiene mucho de lógica. “Campa e fascia campà” o “vive y deja vivir”. ¿Quién soy yo para juzgar? Lo mejor es enfocarse en nuestra propia vida, la vida es corta.
“Encuentre un trabajo que le guste y no trabajará un solo día de su vida”. Pasamos gran parte de nuestra vida trabajando, por eso es importante elegir una profesión que le guste. Haga eso que le gusta, y tómese un tiempo para disfrutar de sus aficiones y hacer lo que le apasione.
Perdone y no se compare.
El rencor hace daño, tanto psicológico como físico, perdonan a los demás es algo para su propia tranquilidad. Cuando cometa un error, aprenda de él, perdone y perdónese a sí misma. Lo que se puede cambiar se hará, lo que no ¿qué objeto tiene mantenerlo en nuestra mente?
El compararse constantemente con los demás es un veneno emocional. Si la comparación es a nuestro favor, desarrollamos un falso sentido de superioridad; si es en nuestra contra, descartamos nuestros esfuerzos y progresos porque a alguien “le está yendo mejor”. La comparación más sana es la que realizamos con nuestra propia versión, al ser mejores hoy de lo que fuimos ayer.
Asume la responsabilidad.
Las personas felices saben y entienden que son 100 por ciento responsables de su vida. Asumen la responsabilidad de sus estados de ánimo, actitud, pensamientos, sentimientos, acciones y palabras. Ellos son los primeros en admitir cuando han cometido un error. Sea humilde y honesto consigo mismo y con todo en su vida.
Ser feliz es una actitud que puedes desarrollar todos los días, y estos hábitos hacen más fácil la tarea.