“Sin imaginación no hay literatura”, no hay
vida perdurable y verdadera”. Esta es una de las sentencias con que da clase
Dolores Castro, quien recibió, el pasado octubre, el Premio Nacional de
Ciencias y Artes 2014, en la categoría de Lingüística y Literatura. Nacida en
Aguascalientes en 1923, cursó las carreras de Leyes y Literatura en la UNAM y
el posgrado de Estilística e Historia del Arte en la Universidad Complutense de
Madrid. Formó parte del grupo “Ocho Poetas Mexicanos”, llamados así por la
antología homónima que reunió su obra y que fue publicada en 1955. El grupo
estaba integrado por Alejandro Avilés, Roberto Cabral del Hoyo, Javier
Peñalosa, Honorato Ignacio Margaloni, Efrén Hernández, Octavio Novaro y Rosario
Castellanos. Su obra ha sido reconocida con el Premio Nacional de Poesía Sor
Juana Inés de la Cruz, el Premio Nacional de Poesía Mazatlán, el III Premio
Nezahualcóyotl (junto con José Emilio Pacheco) y el reciente, junto con el
chiapaneco Eraclio Zepeda. Destacan los títulos de su autoría: “El corazón
transfigurado”, 1949; “Siete poemas”, 1952; “Cantares de vela”, 1960; “Soles”,
1977; “Qué es lo vivido”, 1980; “Tornasol”, 1997; “Sonar en el silencio”, 2000;
“Algo le duele al aire”, 2011. Su obra ha sido traducida al francés y al
inglés. El premio de Narrativa y Poesía escrita por mujeres, del estado de Aguascalientes,
lleva su nombre.
Dolores Castro imparte desde hace años,
gratuitamente, el taller de creación literaria en la biblioteca de la Escuela
de Periodismo Carlos Septién García todos los sábados de 11 a 13 horas. En esta
ha visto desfilar a varias generaciones de escritores formadas por ella. Se
leen y escriben géneros como poesía, de la que es experta, ensayo literario,
cuento y novela.
Cuando describe a la poesía, Castro recalca:
“Debe tener verdad, lo que realmente se tiene en las entrañas. Lo que sirve es
la expresión cabal de lo que uno cree, de lo que uno sueña. La realidad se debe
complementar porque somos seres equipados para ser sensibles. Hay que captar lo
invisible. Si no te apropias de las imágenes, no puede ser verdadero lo que
quieres expresar. Tienes que decir más de lo que quieres decir y más de lo que
sueñas”.
De 91 años de edad, aunque se sirve de una
“andadera”, un aparato auditivo y dos pares de anteojos que intercambia según
lo que necesita ver o leer, Castro cita de memoria a autores como San Juan de
la Cruz o José Vasconcelos. Tiene la memoria intacta. Efraín Huerta, César
Moro, Gabriel Zaid, Raúl Zurita y Matilde Espinosa son algunos de los autores
que se analizan, además de la obra de los asistentes al taller. La mayoría son
jóvenes prosistas y algunos incursionan en la poesía. Al preguntarle su opinión
acerca del uso actual de la métrica y el verso libre, la maestra enfatiza: “No
podemos estar regidos por un molde cuando estamos desmoldados. Si nos metemos a
hacer sonetos, haremos sonsonetes”.
Sin embargo, aconseja a sus alumnos acerca
de la importancia de “acercarse a la poesía de todas las épocas, en voz alta:
así sale el ritmo de la propia vida. El ritmo de la emoción es como de oleajes,
como el mar, olas más fuertes, más débiles, cada una es diferente”.
“La materia prima de la literatura es la
palabra”, de la que Dolores Castro dice que “siempre debe ser sencilla, mas no
simple: hay que huir del artificio, que no es lo mismo que del arte. No debemos
usar palabras rebuscadas para decir algo que se puede decir con simplicidad.
Porque lo más difícil es ser claro y preciso. En una situación de indiferencia
más vale no escribir. La manera de imaginar y la voz propia están íntimamente
relacionadas. Nos permite ir hacia la ensoñación y proponer otra realidad. Porque
“el escritor es alguien que tiene un sueño grandioso y siempre habrá en un gran
libro algo que diga ‘no estoy de acuerdo’” dice, citando a Vasconcelos.
La poeta, narradora, ensayista y crítica
literaria abunda: “En la poesía y en la literatura lo que me interesa a mí
puede no interesarle a nadie. Por eso debo hablar con verdad, profundamente,
con mi propia manera de decir la verdad. En el modo de pensar y sentir y en el
modo de expresarla hay que decir algo profundo, en esa profundidad están todos
los hombres y mujeres. No se debe decir con medias palabras lo que se debe
decir completamente. Todo lo que significa vivir implica un esfuerzo. Cualquier
persona que dirija su fuerza interior puede hablarlo. Para decir la verdad se
necesita tener consciencia y tener experiencia”.
Habla del artista, pero de la humanidad en
general: “En cuanto un hombre pierde la sensibilidad, pierde la imaginación.
Muchos especialistas dicen que la poesía es una fotografía del instante
anímico. Los sentidos tienen muchísima importancia”. Explica el origen de la
poesía y los elementos que siguen inspirando a una mujer que ha visto tanto en
91 años: “Para cantar en la poesía hay que soñar con la libertad, el amor, la
justicia, y con los valores más necesarios, es decir, todos”.
Felicitamos a la maestra Dolores Castro por
el reciente galardón, por seguir formando a los escritores del país y por su
obra que se debe difundir como un clásico de las letras nacionales.