Mientras en el sexenio de Felipe Calderón, el presidente que emprendió la guerra contra el narcotráfico, fueron detenidas más de 10 000 mujeres por delitos contra la salud, portación de armas de uso exclusivo del Ejército y delincuencia organizada, en 16 meses de la administración de Enrique Peña Nieto más de 700 ya han sido consignadas por nexos con los carteles de la droga.
Las cifras de la Procuraduría General de la República (PGR) muestran que se mantiene la alta participación del sector femenino en los narconegocios, y colocan a Baja California Sur, uno de los feudos de los Beltrán Leyva, y a Sonora, donde este mismo cartel pelea a muerte por el dominio con su par de Sinaloa, antes liderado por Joaquín Guzmán, el Chapo, como focos rojos en cuanto a reclutamiento de jóvenes como halcones, sicarias e incluso esclavas sexuales.
Según las investigaciones, quienes se involucran en este negocio ilícito son de bajos recursos, algunas secuestradas o bajo amenaza, aunque también hay quienes provienen de familias con trayectorias delictivas o son modelos y reinas de belleza que se relacionan sentimentalmente con los capos.
Los casos de mujeres en el narco se incrementaron considerablemente desde el sexenio calderonista, pues con Vicente Fox fueron vinculadas al crimen organizado 5360, mientras que con su sucesor, de los más de 30 000 capturados, 10 580 fueron féminas, si se cuenta del 1 de diciembre de 2006 hasta el 31 de diciembre de 2012 (este último mes ya fue bajo el mandato de Peña Nieto).
De enero de 2013 a abril de 2014, 724 más han sido capturadas ya sea por comercio, producción, posesión, transporte o distribución de droga. Esto refiere que en los últimos 14 años, entre los gobiernos de Fox, Calderón y Peña han caído 16 664 mujeres por nexos con el crimen organizado.
Los procesos que enfrentan las detenidas son principalmente por delitos contra la salud, en sus modalidades de tráfico y venta de drogas, así como por lavado de dinero y violaciones a la Ley contra la Delincuencia Organizada. Después del narcomenudeo, el rol en el que ellas están más involucradas es como encargadas de espiar las actividades de la autoridad u otros carteles. Se les denomina halcones y son —dicen las investigaciones de la PGR— jóvenes de entre 12 y 25 años de edad y de bajos recursos.
Un estudio sobre el sistema penitenciario federal en México, del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), revela que de las 11 901 reclusas que había en el país hasta 2013, 80 por ciento recibió condena por delitos contra la salud, y gran parte lo cometieron personas que no tenían antecedentes penales y sin recurrir a la violencia.
Tan solo en el sexenio calderonista, con base en cifras de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), solo en retenes 1489 (hasta 2011) mujeres fueron detenidas por el Ejército, y puestas a disposición del Ministerio Público, por posesión de narcóticos o armas de uso exclusivo militar, que les habían sido provistas por los carteles para realizar sus actividades ilícitas.
El estudio “Las mujeres en el narcotráfico”, del maestro en historia Juan Antonio Fernández Velázquez, refiere que ellas suelen ocupar posiciones subordinadas en los carteles mexicanos; no obstante, en ocasiones logran liderar espacios centrales de esta economía ilegal, como el caso de Elizabeth Garza, una de las 15 criminales más buscadas por la DEA (Agencia Antidrogas de Estados Unidos). Aun con sus más de 60 años, es acusada de contrabando de cocaína y se presume que opera en la frontera con Texas.
Otro “pez gordo” del negocio de la droga es Enedina Arellano Félix, hermana de Benjamín Arellano Félix, una de las lideresas del cartel de Tijuana. Por su poder dentro de la organización criminal se le conoce como la Jefa, la Madrina o la Narcomami.
“Ahora sabemos, por distintas fuentes, que las mujeres han participado en el proceso de crecimiento y expansión del tráfico de drogas, y que en ocasiones lo han hecho protagónicamente”, afirma Fernández Velázquez.
Amantes de líderes
Investigaciones de las procuradurías de las entidades revelan que la mayoría de quienes se vinculan con el narcotráfico lo hacen porque sus parejas sentimentales ya están inmersas en este negocio ilícito.
Un ejemplo de ello es Carolina Rueda, alias la Pantera, la captura más importante, por orden jerárquico, de una mujer en el estado de Hidalgo, pues era cabecilla de sicarios en una célula de Los Zetas en Tula de Allende.
Para lograr su detención, en abril de 2011, participaron 40 agentes especiales en operativos de inteligencia. Después la Secretaría de Seguridad Pública de esa entidad (SSPH) envió a 240 policías más. Junto con ella cayeron seis mujeres de 19 a 21 años, relacionadas con ejecuciones en Tula. A la Pantera, además, se le atribuyó una decena de secuestros, la señalaron como responsable de al menos 15 homicidios y aseguraron que ella era la persona más sanguinaria de la banda.
Ella fue pareja del jefe de la plaza de Tula: el Comandante Memín, un hombre que la dejó cuando estaba embarazada, y que abandonó el grupo tras quedarse con las ganancias de una serie de secuestros.
Después se involucró sentimentalmente con otro líder, supuestamente el jefe de plaza, conocido como el Comandante Leo, quien también fue aprehendido.
En mayo de 2012 la SSPH detuvo en Pachuca a otros seis integrantes del cartel de Los Zetas, entre ellos dos mujeres.
Se trataba de Ana Karen Guadalupe Cuevas Pérez, pareja sentimental de un escolta y sicario de cabecillas de esta organización en la entidad, dedicada al tráfico de drogas, la extorsión, el secuestro, el homicidio, el tráfico de personas y el robo de autos. Él era apodado el Diablo y sirvió al Ejército Mexicano de 2003 a 2004, para después desertar y adherirse a la organización criminal.
Entre las mujeres con nexos con el narco también se encuentran las de bajos recursos, que en ocasiones, además del negocio del narcomenudeo o vigilar las actividades de otros carteles y de los elementos de seguridad, fungen con roles básicos. Por ejemplo, además de Ana Karen, en ese operativo capturaron a Verónica Nájera, alias la Vero, quien fungía como halcóny al mismo tiempo les hacía las labores domésticas a los criminales.
“Aunque su participación es muy antigua, data de la década de 1930 del siglo XX…, lo cierto es que esto se masifica en los últimos años. Desde el sexenio de Felipe Calderón, a partir de la muerte masiva de más de 60 000 hombres, las mujeres se ven empujadas a relevarlos en las estructuras familiares y organizacionales”, argumentó en su momento el investigador de la Universidad Autónoma de Sinaloa, Arturo Santamaría Gómez, coordinador del libro Las jefas del narco, para explicar este fenómeno.
Cuando la jerarquía es mayor, ellas también son perseguidas y, si son capturadas, asesinadas de forma sanguinaria por los carteles rivales.
Los Zetas, por ejemplo, han difundido videos sobre decapitaciones de mujeres, por ajustes de cuentas o por su liderazgo en organizaciones criminales. Entre estos asesinatos se cuenta el de la Güera Loca, integrante del cartel del Golfo que había quitado la piel de la cara con un cúter a un zeta; en represalia, le cortaron la garganta.
De las pasarelas a prisión
Laura Elena Zúñiga Huízar, ganadora del certamen Nuestra Belleza Sinaloa en 2008, fue una de las mujeres detenidas en operativos militares en ese mismo año. Ella fue arraigada 40 días al estar junto con presuntos sicarios que llevaban un arsenal a bordo de una camioneta de lujo, en Guadalajara, Jalisco. Según la PGR, era pareja de un capo de nombre Ángel Orlando García Urquiza, operador del cartel de Juárez. Por falta de elementos en su contra fue puesta en libertad; sin embrago, su carrera no despuntó tras este incidente.
Otras actrices o modelos, con presuntos vínculos, han fallecido en tiroteos.
María Susana Flores Gámez, una joven sinaloense de apenas 22 años, quien representó a México en el certamen Miss Turismo Oriental Internacional, cayó abatida durante un enfrentamiento entre presuntos miembros del narcotráfico y elementos del Ejército, en 2012.
“Di que te secuestramos…, no te harán nada, te dejarán huir”, le dijo Orso Iván Gastélum, el Cholo, líder de los sicarios del cartel de Sinaloa, quien estaba acompañado de tres gatilleros más durante ese tiroteo.
El parte militar entregado a la Procuraduría refiere que ella portaba un AK-47 y que pidió a los elementos que no dispararan, pero sus gritos se perdieron entre los disparos.
En 2012, año del cambio de gobierno federal, se registraron 26 037 muertes violentas, según el INEGI, muchas de ellas a consecuencia del narco.
Del total de personas que murieron, 23 040 eran hombres, 2772 mujeres, y 223 aparecen en la estadística como “no identificados”.
Según los datos del INEGI, las causas de muerte violenta más comunes durante ese año fueron: agresión con disparo de armas de fuego y armas no especificadas, seguido de agresión con objeto cortante, por ahorcamiento, estrangulamiento y sofocación.
Las más buscadas
—Juanita del Carmen Ríos Hernández, esposa de Miguel Ángel Treviño Morales, alias el Z40. El Departamento del Tesoro de Estados Unidos la incluyó en la lista de cabecillas del narcotráfico y congeló sus bienes en ese país. Actualmente la buscan por el delito de lavado de dinero.
—Elizabeth Garza. Una de las 15 criminales más buscadas por la DEA. A esta mujer de 61 años se le acusa de contrabando de cocaína. Se presume que opera en la frontera con Texas.
—Enedina Arellano Félix. La hermana de Benjamín Arellano Félix es una de las líderes del cartel de Tijuana. La Jefa, la Madrinao la Narcomami son algunos de sus sobrenombres.
—La Güera Loca o la Güera, presunta jefa de sicarias del cartel del Golfo. Aparece en diversos videos en internet en decapitaciones de presuntos zetas, exsocios del mismo cartel del Golfo.
—Elvira Arroyo. La DEA la busca por introducir y distribuir metanfetaminas en Estados Unidos. Es una de las 36 mujeres más buscadas, el gobierno norteamericano ofrece recompensa por información que lleve a su captura.
Tras las rejas
—Sandra Gisel Acosta Q. Vinculada al Chapo Guzmán y los Beltrán Leyva. Fue consignada por el delito de lavado de dinero.
—Sandra Ávila Beltrán, la Reina del Pacífico. Presuntamente integrante del Cartel de Sinaloa. Fue Acusada del envío de un millón 475 950 dólares de procedencia ilícita, y del intento de transportar más de nueve toneladas de cocaína. Sentenciada por posesión de arma de fuego.
Esclavas sexuales
Un estudio de una organización defensora de los derechos humanos de las mujeres reveló que durante el sexenio pasado se presentó una nueva vertiente del narcotráfico en México: el secuestro de adolescentes con fines de abuso sexual y actividades criminales.
“Defensoras Populares” señala que estas mafias han secuestrado a jovencitas para usarlas en actividades del crimen organizado y como servicio sexual de los capos.
Con base en sus propios datos, añadió que ese fenómeno se presentó en todo el país, pero que se agudizó en los estados de Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, San Luis Potosí, Durango, Zacatecas, Hidalgo, México, Chiapas y Quintana Roo.
Niños, presa fácil
El director de la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM), Juan Martín Pérez García, dijo en su momento que alrededor de
30 000 niños mexicanos habían caído en manos del narcotráfico.
Los menores, afirmó, fueron privados de su libertad para ser convertidos en sicarios o halcones o forzados a trabajar en el campo, cosechando mariguana, o en los narcolaboratorios elaborando metanfetaminas.
El caso más significativo es el de Édgar Jiménez, el jovencito apodado el Ponchis, quien a sus 14 años fue capturado (en 2010) y confesó participar en cuatro decapitaciones.
Él fue adiestrado por el crimen organizado para torturar y asesinar a los rivales del grupo criminal, bajo los influjos de la mariguana, según el expediente AP/PGR/MOR/CV/726/2010-II, en poder de la PGR.
Además a este menor aprehendido en el aeropuerto Mariano Matamoros se le imputó posesión de arma de fuego de uso exclusivo del Ejército, Armada y Fuerza Aérea; violación a la Ley Federal contra la Delincuencia Organizada con fines de secuestro, y homicidio doloso.
Durante el sexenio de Calderón 5200 menores de edad fueron presentados por ilícitos relacionados con el narcotráfico.
Baja California, con 746; Guanajuato, con 629; Distrito Federal, con 611, y Jalisco, con 469, fueron las entidades con más casos de niños y adolescentes infractores, relacionados con delitos contra la salud.
Tanto mujeres como niños vinculados con los carteles son, según investigaciones, responsables de múltiples homicidios en los últimos años.
Tan solo en el sexenio pasado a consecuencia de la guerra contra el narcotráfico emprendida por el expresidente Felipe Calderón Hinojosa hubo 70 000 muertos, dice el actual gobierno federal.
Esta cifra es superior a los 58 000 estadounidenses que fueron asesinados en 10 años durante la intervención de Estados Unidos en Vietnam.
Mujeres y niños han llegado a ser más sanguinarias y poderosas que los hombres en el mundo del narcotráfico.
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