Una introspección al valor de la información personal en la era digital.
La digitalización de la sociedad ha forjado un fenómeno donde la dualidad real-virtual es el reflejo de la practicidad de la vida. La convergencia de esta duplicidad es una descripción abierta a un entorno en el que el valor de la información personal tiene efectos e implicaciones que no siempre son tangibles inmediatamente.
Encontrar un perfil en línea, ya sea una figura pública o no, es relativamente sencillo. Fotografías en eventos sociales o empresariales, videos, comentarios, logros académicos o profesionales e infinidad de datos son accesibles a unos cuantos clics y utilizando las palabras clave. Datos que por separado tal vez no representen mucho, pero que el cúmulo de ellos puede dar pie a una extorsión, un fraude o un malentendido de gran dimensión.
La accesibilidad a la información que nos ofrece el mundo virtual es utilizada como herramienta de búsqueda en muchas organizaciones. Una imagen dice más que 1000 palabras, y hoy las agencias de reclutamiento lo han aprovechado a su favor. Cambiando la estrategia para analizar a los candidatos potenciales, han indagado más sobre la parte social y humana de los postulantes, en las plataformas digitales, para generar con ello un perfil más completo, incluso hasta socioeconómico.
En Google se hacen cerca de 45 000 búsquedas por segundo (Livestats, 2014) una cantidad excesiva que se replica día a día y de la que no se escapa nadie. Esto nos lleva a cuestionar un nuevo paradigma que es intrínseco en nuestras actividades cotidianas. ¿Con qué tipo de información se alimentan a los buscadores? ¿Y a las redes sociales? ¿Qué dicen los buscadores como Google, Bing o Yahoo sobre las marcas, empresas y personas?
Se han generado manifiestos para proteger la privacidad en internet, impulsados principalmente en Europa y reforzándose en América Latina, especialmente en Argentina. El Derecho al Olvido (The Right to be Forgotten) es un llamado aclamado para salvaguardar la integridad de los usuarios en línea. En otras palabras, se puede definir como la facultad que exigen las personas para borrar información antigua de los motores de búsqueda que sea relativa a ellos y que pueda afectarles en algún momento. Este ejercicio va de la mano del Habeas Data, una acción constitucional en la mayoría de los países de América Latina que actúa como un recurso que permite a los individuos acceder a un banco de datos y exigir la eliminación de información sobre sí mismo en parte o en su totalidad.
Argentina se presenta como escenario donde ya se han ejecutado, destacando el caso de la cantante Virginia da Cunha, quien presentó una demanda en contra de Google y Yahoo argumentando que los algoritmos usados para el resultado de la búsqueda de su nombre conducían a páginas con contenido sexual que afectaba su imagen. Estas empresas, que poseen enlaces a todos los contenidos, se han defendido indicando que ellos solo replican la información que les llega de cada sitio. En este contexto, se resaltan las complejidades e inconvenientes a las bases del Derecho al Olvido que evitan que sea completamente funcional, pues los motores de búsqueda, en algunos casos, son considerados dentro de los estándares internacionales de la libertad de expresión.
Tarde o temprano existirán acciones integrales y perfectamente reglamentadas sobre el manejo de nuestra información en la red; mientras tanto, aún nos encontramos en una etapa de desarrollo en donde resulta primordial contar con un cuidado general que permita proteger los datos personales. Esta premisa no está extenta de la publicación de información sin consentimiento previo, no obstante, si deriva en un derecho a evitarlo y, en ciertas situaciones, a que sea borrada.
Agencias de relaciones públicas conducen auditorías digitales sobre sus clientes o perfiles determinados con la finalidad de analizar y canalizar el tráfico de sus páginas anteponiendo información útil y eliminando la información que podría crear campañas negativas o truncar una reputación. Con estas acciones implementan una estrategia de limpieza de perfil donde destacan las cualidades sobre los defectos de los usuarios, requisitadas generalmente por grupos de alto nivel corporativos y políticos. Es importante destacar que esto no solo es aplicable para individuos, sino también para gobiernos, productos y eventos que crean una planificación de acciones globales para evitar la propagación, difusión y masificación de ciertas campañas nocivas para sus adeptos.
Si bien es cierto que el grueso de la población no es una figura pública, también lo es que existe la posibilidad de exponerse a un desprestigio, análisis de mercado y hasta una extorsión.
Realizar una introspección sobre un perfil, generando una búsqueda en Google o Yahoo a través de un nombre y apellido provee muchas claves acerca de cómo se comporta la información en la red, qué es lo que se muestra y el alcance que tiene.
Los avisos de privacidad, así como los términos y condiciones de cada servicio, página y red social explican claramente lo que pueden hacer o no hacer con la información personal, fotografías y videos a las que se les autoriza el acceso. Es importante entender y saber hasta dónde se pueden llegar a utilizar. Si esta información es publicada sin el consentimiento o la aceptación del usuario, según los términos y condiciones, es posible proceder legalmente.
Conocer los permisos que se otorgan y sobre todo a qué información personal acceden ciertas aplicaciones es de gran importancia para poder mantener el estatus de vida “privada” realmente en eso, la privacidad. Es importante crear conciencia sobre las repercusiones que puede tener la publicación de cierto contenido, ya sea multimedia o de texto, y la magnitud de beneficio o afectación que puede tener en un futuro.
Existen herramientas de calidad para proteger datos, documentos y archivos que son accesibles para su uso. Simplemente se debe generar un tiempo para trabajar en ellas con la finalidad de resguardar la información y prepararla a conveniencia del usuario y a la manera que desea que sea vista.
Es recomendable desarrollar hábitos que fortalezcan la seguridad en línea, desde cambiar frecuentemente las contraseñas, cerrar sesiones y hacer respaldos, hasta verificar permisos y encriptar archivos. Beneficios que ofrecen los mismos equipos electrónicos en donde se carga la información.
Es importante entender que, tarde o temprano, la información que se maneja puede ser delicada y volverse un blanco para alguien más.
Mantener un perfil bajo, disfrutar de las redes sociales como Facebook con familiares y amigos, cuidar la información que compartimos, mantener privacidad en las redes, son hábitos indispensables en un mundo tecnológicamente vulnerable. No es cuestión de borrar todo de internet, pues el no ser encontrado significa que no existimos. Tener un carnet de identificación ya no basta para ser parte de la población, vivir en la red es clave para ser parte del mundo y de su comunicación. Ser público no significa estar en peligro, publicitarse equivocadamente es lo peligroso.
La información es poder y la información que cada uno posee da cierto valor que puede impulsar o detener en cualquier momento una acción o estrategia. Cuidar la reputación en línea es tan importante como cuidar de nuestra información con la que contamos dentro del ordenador tanto personal como empresarial. El reto está en mantener la concordancia de nuestra vida real con la virtual.
Pablo Torres es ingeniero en Electrónica y en Comunicaciones por la Universidad Tecnológica de México y la Universidad de Texas. Actualmente es consultor en tecnologías de la información y aplicaciones online. Es cofundador de RCorp, roluro.com y del directorio En_LaDelValle. Comparte sus experiencias y recomendaciones en diferentes blogs de tecnología a nivel internacional. @roluro