Magia. Para bien o para mal, la FIFA monta cada cuatro años, durante tres horas, un arrasador espectáculo de audiencia.
El sorteo de la Copa Mundial de Fútbol dirigido por Joseph Blatter —hay que decirlo, un excelente maestro de ceremonias—, convoca a millones de personas que frente al televisor miran cómo su país, convertido en una simpática bolita dentro de un bombo de cristal, es aparejado junto con otros cuatro en una enorme pantalla de led.
El sorteo resume a la perfección todas las emociones que acompañan a esos sociales llamados selecciones nacionales. No deja de impactarme cómo caben tantos sentimientos, expectativas, emociones y, sobre todo, intereses dentro de esas pequeñas bolitas rojas.
Mi país es una bolita roja, diría, en medio de un universo que solo el fútbol es capaz de organizar, como si todas las naciones tuvieran las mismas posibilidades, aunque a los ojos de la FIFA así parece. Las aficiones, unas más y otras menos, dependiendo de su cultura, dan mayor o menor seriedad al evento. México y su singular relación de amor y desengaño con su equipo nacional pone enormes esperanzas en este día. Víctima de la curiosidad y el misterio, el mexicano hace cuentas, pronostica, analiza y compara al resto de las selecciones con las que puede terminar jugando en determinado momento.
No exageramos al decir que México, con esa tradición para el azar y jugar con el destino sin miedo a nada, es el país que más importancia da al sorteo en todo el mundo. Nos fascina el cosquilleo de la suerte, el nervio y, desde luego, el riesgo. El Mundial arranca aquí, no es hasta que escuchamos el himno de la FIFA abrir el show dentro de un elegante escenario lleno de luces y color, cuando nos damos cuenta de que el más grande de todos los torneos ha empezado. Tiene magia la cosa, no hay duda. Ver a enormes futbolistas de ayer y hoy sentados allí, haciendo de teloneros de Blatter, nos da una idea del poderío e influencia de esa noche.
Las especulaciones sobre el arreglo del sorteo nunca han faltado. Teorías sobre cómo la FIFA extrae de los bombos cada bolita sobran: unas más calientes, otras más ásperas o marcadas con alguna señal, incluso hay quien dice que algunas bolitas llegan a vibrar dentro de cada bombo para salir mejor colocadas. Teorías muy simpáticas todas ellas que no hacen más que darle un tono de clandestinidad al evento y, por lo tanto, hacerlo más emocionante. Transmitido en vivo a más de 100 países, y con un elenco de cantantes, personalidades, directivos, jugadores y con público en directo, es imposible descubrir el truco. No lo hay. Si algo es transparente en la FIFA es precisamente esto. Eso sí, las fórmulas para colocar al país sede en el grupo más sencillo del Mundial casi nunca falla. En 2010, uno de los anfitriones más débiles futbolísticamente de la historia, Sudáfrica, fue colocado en un grupo complicado con Francia, entonces subcampeona del mundo, Uruguay y México. Sudáfrica, que había esperado durante años ese mes mágico, no duró ni una semana en el campeonato. El miedo de la FIFA a que el país sede pierda interés en el Mundial siendo eliminada a la primera trata de evitarse y, por lo general, lo consigue.
Aun así cualquier mito sobre un arreglo en el sorteo queda descartado. Sin embargo, en el criterio deportivo basado en los rankings de la FIFA, a veces inexplicables, podrían existir ciertas dudas. Históricamente se elegía a las cabezas de serie por honores, es decir, aquellos países campeones mundiales y el organizador —única forma aceptada para protegerlo— encabezaban los grupos. Bajo este esquema, una selección como Francia, calificada en el último minuto del repechaje, sería cabeza de grupo, esta vez no. Serán los siete equipos mejor colocados en el ranking de la FIFA, publicado el pasado octubre, a los que veremos en el bombo principal, es decir, el de los grandes favoritos. España, Alemania, Argentina, Colombia, Bélgica, Uruguay y Suiza, además de Brasil, desde luego, sede y gran candidato.
Como hemos visto, ni Colombia, Bélgica, Uruguay y Suiza parecen selecciones más poderosas que Holanda, Portugal, Italia o Inglaterra, colocadas en el cuarto bombo, el europeo —junto con Grecia, Bosnia-Herzegovina, Croacia y Rusia—, generalmente el que completa los grupos llamados “de la muerte”. En el bombo dos está México con Estados Unidos, Costa Rica, Honduras y los clasificados de la zona asiática, Japón, Irán, Corea del Sur y Australia. Evitar enfrentamientos zonales, salvo en el caso europeo, que cuenta con 12 selecciones, es posible. Así, el bombo tres es para la zona africana, Costa de Marfil, Ghana, Argelia, Nigeria y Camerún, a los que se suman dos equipos sudamericanos, Chile y Ecuador, que en caso de quedar dentro de un grupo con otro sudamericano, serán reubicados en el grupo inmediato sin coincidencias geográficas.
Extraoficialmente la FIFA lleva una semana ensayando todos los movimientos del sorteo. Dentro de su búnker, en Zurich, un equipo de actuarios y actores sacan y meten bolitas de los bombos 24 horas al día para evitar cualquier movimiento o error que se preste a suspicacia. El inmenso aparato de la FIFA se trasladó a la Costa do Saupie, en el estado de Bahia, un paradisiaco centro vacacional. En punto de las 13:00 horas local, la modelo brasileña Fernanda Lima y el actor Rodrigo Hilbert escoltaran la Copa Mundial, dará inicio el show con un elenco que completará la cantante Margareth Menezes y el grupo de samba Olodum. Los exfutbolistas campeones del mundo que irán sacando las pelotitas de los bombos serán el brasileño Cafu, el italiano Fabio Cannavaro, el argentino Mario Alberto Kempes, el alemán Lothar Matthaus, el francés Zinedine Zidane y el inglés Geoff Hurst, quien marcó tres goles en aquella final de 1966 donde Inglaterra derrotó a Alemania en Wembley. Todos ellos acompañados por el francés Jérome Valcke, secretario general del organismo.
A partir de aquí, la estadística y probabilidad mandan. La suerte se convierte en la estrella del evento. Un ejercicio de simulación basado en 100 intentos realizados por Newsweek en Español nos arroja las siguientes posibilidades. Tomando en cuenta que se trata de un mecanismo sin repeticiones, y a pesar de que nos resulta imposible publicar los 100 intentos, hemos elegido 10 de ellos que representan, de acuerdo a criterios deportivos, los grupos más parecidos en los que México podría caer.
Primer intento, Grupo F: Suiza, Argelia, Inglaterra y México.
Segundo intento, Grupo G: Uruguay, México, Camerún y Rusia.
Tercer intento, Grupo D: Colombia, Italia, México y Argelia.
Cuarto intento, Grupo A: Brasil, México, Croacia y Francia.
Quinto intento, Grupo B: España, Ecuador, México e Italia.
Sexto intento, Grupo H: Bélgica, Grecia, México y Nigeria.
Séptimo intento, Grupo C: Argentina, Inglaterra, México y Francia.
Octavo intento, Grupo A: Brasil, Holanda, Francia y México.
Noveno intento: Grupo E: Bélgica, Grecia, México y Ghana.
Décimo intento: Grupo C: Suiza, México, Chile e Italia.
Las conclusiones, de acuerdo al porcentaje, nos dicen que en ocho de cada 10 intentos México enfrentará a un campeón mundial. En ocho de cada 10 ocasiones también siempre enfrentará a dos equipos europeos en su grupo. Las probabilidades para que México caiga en el famoso grupo de la muerte son del 30 por ciento, es decir, en tres de cada 10 intentos en su grupo habrá dos selecciones europeas muy poderosas y un sudamericano como Brasil o Argentina. Mientras, en solo un intento de cada 10, la Selección Nacional Mexicana caerá en uno de los grupos más accesibles del Mundial. Finalmente, en 2 de cada 10 intentos México será rival de Brasil.
Así es como la FIFA utiliza la suerte, la estadística y la probabilidad para mantener pendiente al mundo entero en su gran noche, la noche del sorteo, ese momento donde juega a ser la ONU, simulando en un enorme mapamundi, una pacífica y divertida batalla naval. Bienvenidos a la magia de la FIFA. Que Blatter, el mano santa, reparta suerte.
José Ramón Fernández Gutiérrez de Quevedo es periodista, escritor y director de operaciones de Publicidad y Clubes de Fútbol en CANAL+ España.