“El punto de partida de esta historia es el luto de un padre y una hija por la muerte de la madre. Me pareció interesante poder combinar elementos, pero al mismo tiempo quise saber qué hacía cada personaje con el duelo y, de manera natural, llegué al bullying. Me encontré con un tema urgente, muy interesante y actual, del que no entiendo por qué se ha llegado a ese extremo de violencia en las escuelas, no entiendo por qué los compañeros no están satisfechos hasta disminuir psicológicamente a la víctima”, dice Michel Franco, director de esta película mexicana ganadora de la sección oficial Una cierta mirada dentro del Festival Internacional de Cine de Cannes 2012.
Después del fallecimiento de Lucía en un accidente automovilístico, Alejandra y su padre deciden dejar Puerto Vallarta y mudarse a la ciudad de México para iniciar una nueva vida. Mientras los dos asumen tener una buena relación y hacen lo aparentemente posible para menguar la tristeza y la depresión del otro, Alejandra comienza a ser víctima silenciosa de ataques entre los que trasquilarle su larga y rizada cabellera, u obligarla a comer un pastel hecho de porquería, son lo menos.
Como explica Claudia Gamboa Montejano en “El bullying o acoso escolar”, documento editado por la Dirección General de Servicios de Documentación, Información y Análisis de la Cámara de Diputados, el bullying es una forma de comportamiento agresivo, intencional y dañino, que es persistente, y cuya duración va de unas semanas hasta meses.
Con el paso de los días a Alejandra se le pierde la mirada y se le nubla la sonrisa, mientras su padre, ensimismado en su propia tristeza, no se da cuenta de lo que sucede con su hija y asegura que le va bien su nuevo corte de cabello. Y, es que, si resulta alarmante saber que el 40 por ciento de los niños en México han sido víctimas de bullying, lo es aún más que el 60 por ciento de los padres ignoran que sus hijos sufren agresiones físicas
o psicológicas.
Ante la pregunta de qué consecuencias trae consigo el bullying, aparecen variadas respuestas: bajo rendimiento académico, reprobación, deserción escolar y reducción de la autoestima. Pero, sin duda, la más grave es, como afirma Francisco Castillo Alemán, miembro de la Dirección General de Prevención del Delito de la Procuraduría General de la República, que uno de cada seis jóvenes víctimas de bullying termina suicidándose.
“En pantalla no se muestra violencia gráfica, más bien psicológica. Para mí es muy importante como director no ser morboso o mostrar más de lo que hace falta, no llegar siempre a lo peor, porque si lo hiciera, parecería sensacionalista. Los casos de bullying que se muestran en la película son ficción y producto de mi imaginación, aunque escuché cosas mucho peores al platicar con alumnos o leer noticias”, dice Franco.
Ahí cada espectador toma partido como mejor le parece, porque el discurso cinematográfico de Franco no busca causar efecto solo a nivel cerebral, sino que conmueve y provoca emociones que hacen imposible no colocarse en los zapatos de los personajes y sentir que alguna vez hemos sido agresores, víctimas, o espectadores y cómplices.
El efecto de Después de Lucía se deja sentir de manera instantánea. Al terminar la última escena inevitablemente se hace el silencio, mientras que la frustración, la impotencia o el coraje dan paso a la reflexión, y cada una de las ofensas y los abusos se quedan en la cabeza por días, como si cada espectador, testigo mudo de las cruentas escenas, quisiera buscar su propia solución, comparar esta experiencia cinematográfica que se vuelve vívida con su propia existencia, compartirla y aprovecharla para abordar el tema sin velos.
Porque, si bien este largometraje no pretende ofrecer respuestas, la intención de Michel Franco es poner sobre la mesa un tema que es más serio de lo que cualquiera imagina. “El cine, además de ser un medio para entretener, puede ser un vehículo para entender como sociedad e individuo quiénes somos y por qué nos comportamos de cierta manera. No se puede tapar el sol con un dedo, el primer paso para mejorar, cambiar o, al menos entendernos, es vernos en el espejo. La película puede funcionar como un reflejo de la realidad”, apunta Franco.
Y ese retrato, que no solo atañe a México, habla de una situación universal de carácter urgente, terminará de dar la vuelta al mundo cuando represente a nuestro país en los Oscar y los Premios Goya en 2013.
Después de Lucía contó con el apoyo de la CINEFONDATION de Francia en el programa La Residence.
Dirección y guión: Michel Franco
Elenco: Tessa Ia González, Hernán Mendoza, Francisco Rueda, Gonzalo Vega Sisto, Tamara Yazbek, Paloma Cervantes, Juan Carlos Barranco
Producción: Michel Franco, Marco Polo Constandse, Fernando Rovzar
Fotografía: Chuy Chávez
Diseño de vestuario: Evelyn Robles
Dirección de producción: María José Miranda
Es una producción de Pop Films, Lemon Films, Lucía Films