Una nueva investigación sugiere que el riesgo de desarrollar autismo está determinado por las condiciones intestinales de la madre durante la gestación.
Científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Virginia analizaron los microbiomas de una población de mujeres gestantes para determinar el riesgo de sus hijos de desarrollar autismo. El estudio, publicado el 2 de julio en The Journal of Immunology, también investigó la manera como puede aplicarse este hallazgo para detener la aparición de trastornos del neurodesarrollo semejantes al autismo en ratones.
“Nuestro estudio pretendía esclarecer la manera como el microbioma -la comunidad de microbios que viven dentro de nuestros intestinos- puede cambiar la susceptibilidad a los trastornos del espectro autista”, informó a Newsweek el autor principal del estudio, John Lukens, profesor asistente de la Universidad de Virginia. A tal fin, parte de la investigación se centró en la interleucina-17a.
“Es una especie de intermediaria entre el intestino y el cerebro”, explicó Lukens. Un equipo de científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts descubrió que la molécula pro-inflamatoria interleucina-17a, o IL-17a, puede influir en el desarrollo de trastornos semejantes al autismo. También se ha observado que IL-17a influye en el desarrollo de esclerosis múltiple y artritis reumatoide.
“Lo que hace durante el embarazo es alterar el desarrollo y el cableado del cerebro”, añadió Lukens, y eso es lo que incrementa las probabilidades de que un niño presente un trastorno del espectro autista. En su investigación con ratones, el equipo de la Universidad de Virginia descubrió que el bloqueo de IL-17a -proteína que produce el sistema inmunológico- también disminuía las probabilidades de desarrollar trastornos del espectro autista. Y la buena noticia es que el equipo determinó que un microbioma saludable puede bloquear a IL-17a.
La propia madre puede cambiar su microbioma y volverlo más saludable si modifica lo que come; por ejemplo, aumentando el consumo de bacterias benéficas, o probióticos. La mayor parte de los componentes del sistema inmunológico, como IL-17a, se desarrollan en las inmediaciones del intestino, por lo que esta investigación apunta a que la madre podría prevenir ciertos trastornos del espectro autista con solo modificar su dieta. Sin embargo, los autores advierten que bloquear a IL-17a podría conllevar riesgos.
“Si bien sabemos que IL-17a puede moldear el desarrollo cerebral, también es muy importante para combatir infecciones”, enfatizó Lukens. Y dado que IL-17a proviene del sistema inmunológico, cualquier intento para cambiar dicho sistema durante la gestación elevaría el riesgo de infecciones de la madre y el feto. Esto significa que las personas todavía no deben hacer esfuerzos específicos para bloquear a IL-17a; por ejemplo, recurriendo a tratamientos dirigidos. Con todo, “la dieta de probióticos podría implementarse con bastante rapidez, mediante una dieta balanceada y tomando vitamina D”, agregó Lukens.
Todavía hay mucho por descubrir en cuanto al desarrollo de los trastornos del espectro autista, mas Lukens señaló “que nuestros datos solo indican, realmente, que la salud gestacional es muy importante para todos los aspectos del desarrollo; y en específico, el cerebral”.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek