Un informe reciente del Comité Federal de Control y Evaluación sobre la Eutanasia de Bélgica reveló que se autorizó la muerte médicamente asistida de tres niños con enfermedades terminales entre 2016 y 2017, después que la nación votara por legalizar la eutanasia para menores. La enmienda de 2014 eliminó el requisito de edad establecido en la legislación de eutanasia del país, la cual fue aprobada en 2002 y permite que los adultos con enfermedades terminales (y, en contados casos, con enfermedades mentales) pongan fin a su sufrimiento mediante una inyección letal administrada por un médico.
Bélgica es una de un puñado de naciones -incluidas Canadá, Holanda, Luxemburgo, India y Colombia- que han legalizado la eutanasia humana bajo diversos contextos. Holanda fue la primera en legalizar la eutanasia humana, también en 2002; y, además de Bélgica, es el único país donde los menores pueden solicitar el procedimiento, si bien los niños deben ser mayores de 12 años. El Comité Evaluador de la Eutanasia de Holanda informó que, entre 2016 y 2017, murieron cuatro menores en ese país.
El primer menor belga que murió por eutanasia terminó con su vida dos años después que se aprobara la enmienda de 2014, a la edad de 17 años. Los otros dos niños que fallecieron entre 2016 y 2017 tenían 9 y 11 años; y, según explicó el columnista Charles Lane, en The Washington Post, son los únicos casos conocidos en el mundo de muertes por eutanasia legal en niños menores de 12 años.
Lane puntualizó que la “tecnocracia libertaria” de Bélgica se impuso al “poderoso instinto humano” que ha impedido que otros países concedan a los niños la independencia de tomar la decisión de poner fin a sus vidas médicamente, y citó los parámetros morales comunes que consideran “incorrecto que una persona, en una etapa tan temprana de la vida, renuncie a la esperanza, no obstante su enfermedad”.
Luc Proot, miembro del Comité Federal de Control y Evaluación sobre la Eutanasia de Bélgica, dijo a Lane que la comisión aprobó la eutanasia de los tres niños con base en el sufrimiento físico y mental extremos. El menor de 9 años tenía un tumor cerebral y el de 11 años sufría de fibrosis quística, un padecimiento tratable, aunque extraordinariamente complicado, con una baja expectativa de vida. Por su parte, el joven de 17 años había vivido con distrofia muscular de Duchenne, una mutación genética que ocasiona pérdida progresiva de la movilidad y para la cual no hay un tratamiento conocido.
“Vi que el sufrimiento mental y físico era tan abrumador que concluí [que el Comité] había tomado la decisión correcta”, comentó Proot.
Bélgica y Holanda exigen que sus comités para la eutanasia evalúen todas las peticiones, las cuales deben ser presentadas por pacientes con buena salud mental y que sufren de “[dolor] constante e insoportable causado por un padecimiento grave e incurable”. Las personas con trastornos mentales también pueden solicitar la eutanasia en los dos países, aunque el procedimiento se autoriza en menos de 2 por ciento de estos individuos.
Siete estados de la Unión Americana y Washington, D.C. permiten el suicidio asistido, pero los candidatos deben administrar por sí mismos las sustancias prescritas para poner fin a sus vidas. En Bélgica, son los médicos quienes tienen la responsabilidad legal de segar las vidas de sus pacientes, casi siempre mediante un cóctel intravenoso de sedantes.
El doctor belga Marc van Hoey describió el procedimiento durante un segmento de PBS NewsHour: primero, duerme al paciente administrando una dosis alta de narcótico por vía intravenosa, la cual complementa con un barbitúrico, un sedante letal si se utiliza en grandes dosis. Los médicos que practican la eutanasia tienen la obligación de preguntar a sus pacientes, repetidas veces, si desean llevar a cabo el acto. “Y si…lo haces bien, el paciente muere en cuestión de uno o dos minutos”, concluyó.
Desde que fue legalizada, en 2002, la cifra anual de eutanasias humanas practicadas en Bélgica ha reflejado un incremento gradual, hasta un total de 2,309 casos en 2017, según datos del Comité. La gran mayoría de los pacientes contaba entre 60 y 89 años, y casi 70 por ciento de quienes se sometieron al procedimiento en Bélgica lo hizo por tumores cancerosos.
En contraste, funcionarios públicos holandeses se dicen preocupados por el marcado aumento de la eutanasia en el país. Según un informe del Comité Evaluador Regional de la Eutanasia, 6,585 personas se sometieron al procedimiento en Holanda, en 2017: casi 500 más que el año anterior. Así mismo, el Comité señaló que más de 80 de esos individuos tenían trastornos psiquiátricos.
En marzo, el incremento alarmante instigó a la fiscalía de Holanda a emprender cuatro investigaciones judiciales centradas en dos médicos, quienes practicaron la eutanasia antes de ayudar a los pacientes a contemplar otras opciones para resolver su dolor o bien, administraron la eutanasia a individuos que carecían de la capacidad mental para decidir por sí mismos.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek