El incremento de las temperaturas en el ambiente ha repercutido en el nacimiento mayoritario de tortugas hembras en los últimos años. Pero los hallazgos del trabajo de investigación y monitoreo de biólogos e integrantes del Fondo Oaxaqueño de la Conservación de la Naturaleza, en coordinación con el trabajo de la sociedad organizada, podrían contribuir a revertir tal amenaza.
OAXACA, OAX.— Han habitado la tierra durante miles de años y han sobrevivido a múltiples cambios del planeta, incluso la depredación humana. En la actualidad, las tortugas golfina, prieta y laúd enfrentan un nuevo peligro: el aumento de la temperatura ambiental en sus centros de anidación.
En los últimos cuatro años, el Pacífico oaxaqueño, donde desovan tres de las siete especies de estos reptiles que existen en el mundo, registró temperaturas dentro de la arena de más de 34 grados centígrados. Ello provocó la disminución de eclosiones y el nacimiento mayoritariamente de hembras.
La investigación efectuada por biólogos e integrantes del Fondo Oaxaqueño para la Conservación de la Naturaleza (FOCN), a través del programa de “Tortugas marinas”, reveló que cada vez nacen menos machos.
Esta agrupación —con presencia en nueve playas de la costa de esta entidad del sureste mexicano: Huatulco, Ventanilla, Barra de Colotepec, Palmarito (Bacocho), Cerro Hermoso, Bahía Chacahua, Bahía La Grúa, El Azufre y La tuza de Monroy— realiza un registro, monitoreo e intervención de nidos para proteger a las tortugas. Y el sexo de estos seres marinos está determinado por la temperatura de incubación de los huevos: a mayor calor, hembras; a la inversa, machos.
Así lo explica la bióloga egresada de la Universidad Autónoma de Hidalgo, Arely Penguilly, quien forma parte del proyecto: “En 2014 hubo poco desarrollo de embriones debido a las elevadas temperaturas registradas. En los corrales en los que se resguardan los huevos no había eclosión”, precisa.
Los biólogos establecieron una relación entre la temperatura y la falta de nacimiento de tortugas, por lo que comenzaron a monitorear los grados centígrados en el interior de los nidos. Hasta entonces no se había efectuado una medición directa de forma natural.
La literatura sobre estos animales refiere que los nacimientos deben ser en un 50 por ciento hembras y otro tanto igual de machos. Penguilly observa que el aumento de la temperatura afecta en mayor medida a la especie laúd, puesto que se encuentra catalogada en peligro de extinción y sus huevos son mucho más vulnerables: la temperatura que requieren para desarrollarse es de 27 grados centígrados como mínimo y 32 como máximo. Resulta letal para sus huevos estar sometidos a una temperatura de 33 grados.
En el caso de las especies golfina y prieta, sus huevos soportan hasta 34 grados. Por tal motivo, los investigadores tomaron la determinación de instalar “malla sombras” en los corrales a los que trasladan los nidos para protegerlos no solo de los depredadores humanos, sino también de los naturales. El objetivo primordial fue reducir la temperatura e investigar el impacto de estas.
“El monitoreo en los corrales de los grados centígrados en los que están incubándose las tortugas forma parte ya de los registros en bases de datos”, dice la experta consultada por Newsweek en Español.
Tras la colocación de la sombra se logró una reducción en la temperatura de hasta 2 grados en los nidos. Y se presentaron los primeros resultados: al dar garantías del desarrollo embrionario, hubo nacimientos de tortugas.
“Fue difícil tomar la decisión, porque también valoramos la importancia de la adaptación, pero decidimos dar el siguiente paso, pues la intervención se realiza desde mover los huevos para protegerlos”, explica Penguilly.
Y observa que, de continuar la tendencia, las repercusiones podrían registrarse en una década, cuando las tortugas se encuentren en periodo de reproducción y no existan machos suficientes.
TRABAJO COMUNITARIO
El coordinador del equipo del Fondo para la Conservación de la Naturaleza, Agustín Ruiz, precisa que una de las partes fundamentales de las actividades que realiza este organismo consiste en el trabajo con la sociedad.
Los Centros Tortugueros Comunitarios (CTC) son células formadas por personas de las poblaciones donde desovan las tortugas y que comparten el interés por conservar y proteger a estos animales. Entre sus tareas está la vigilancia y monitoreo nocturno para proteger a las hembras que salen a desovar, tomar todos sus datos biológicos y trasladar los nidos a corrales de incubación para salvaguardarlos de los saqueadores.
“Durante la temporada de anidación un CTC establece grupos de trabajo que realizarán diferentes actividades a lo largo de aproximadamente ocho meses, que comprenden la temporada de anidación de la tortuga golfina, laúd y prieta”, indica.
Los voluntarios o trabajadores de la comunidad mantienen una supervisión continua del corral durante todos los meses de la temporada de anidación para monitorear la temperatura, el desarrollo y eclosión de los nidos y, posteriormente, la liberación de crías al mar.
Otras actividades que realizan los pobladores consiste en la limpieza de playas. “Mientras, los promotores ambientales comunitarios imparten talleres en su comunidad donde incentivan a los niños y adultos a retomar buenos hábitos de conducta amigables con el medioambiente y protección de sus recursos naturales”, refiere Ruiz.
A través del trabajo conjunto entre investigadores, biólogos y pobladores de las comunidades se ha logrado un incremento en el número de nidos protegidos de tortuga golfina, prieta y laúd.
El Fondo para la Conservación de la Naturaleza tiene cuatro ejes de acción: la conservación de ecosistemas y especies prioritarias; el desarrollo sostenible de las comunidades; la educación ambiental y la investigación y promoción.
En los nueve campamentos participan tres biólogos que dan seguimiento en campo de manera permanente a la temporada de anidación que se inicia en agosto con la golfina y en octubre para las especies laúd y prieta.
“El equipo de expertos que da seguimiento brinda capacitación a las personas que integran los campamentos tortugueros en materia de registro y manejo de datos”, refiere.
Apunta que, pese a las décadas que en las costas de Oaxaca se ha efectuado la conservación de tortugas, no existía registro de datos de las actividades, de ahí la importancia de emprender esta actividad que permite realizar análisis científicos comparativos.
Aunque también reconoce que el conocimiento comunitario ha permitido establecer que los fenómenos registrados en los últimos años como el “mar de fondo” se ha repetido en ciclos de aproximadamente tres décadas.
“La información que las personas de la comunidad nos comparten como vivencias nos permiten identificar la periodicidad de los acontecimientos. Sin embargo, con la sistematización de los registros que estamos emprendiendo, habrá muchos más elementos para futuras investigaciones”, afirma.
CUIDADO EN LA PLAYA
Oaxaca cuenta con dos de las playas más importantes en anidación de tortuga golfina en México: Morro Ayuta y Escobilla.
En tanto que para la especie laúd, tiene dos playas prioritarias de anidación de importancia uno: Cahuitán y Barra de la Cruz, y cuatro de importancia dos: Bahía de Chacahua, San Juan, La Tuza y Cerro Hermoso.
En Escobilla se registra la arribazón de tortugas golfinas, el fenómeno consiste en la anidación simultánea de miles de tortugas que llegan en un periodo muy corto. En ocasiones en una semana hasta 100,000 especímenes pueden desovar a lo largo de 20 kilómetros.
El motivo por el cual ocurre el desove masivo es, hasta el momento, desconocido. Lo cierto es que, de acuerdo con Arely Penguilly, las tortugas volverán a la playa en la que nacieron a depositar ahí sus huevos, en una y hasta cuatro ocasiones por temporada reproductiva.
La bióloga refiere que, en los últimos 30 años, se ha realizado un importante trabajo de conservación de estos reptiles en México, que ha generado buenos resultados. Pero lamenta que, pese a las campañas de concienciación, continúa presentándose el saqueo de nidos para la venta ilegal de huevos, la matanza de tortugas marinas para consumo de su carne e, incluso, el matarlas para sacarle los huevos, sin esperar a que las tortugas desoven de manera natural.
La anidación es apenas el inicio de un largo trayecto de estos animales, ya que se estima que el éxito de eclosión de un nido de 60 huevos es de entre el 50 y 60 por ciento —además de que, por cada mil nacimientos, solo una tortuga llegará a la edad adulta.
Entre los depredadores de las tortugas en su trayecto de la playa al mar se encuentran también el hombre, los cangrejos, tejones, los peces y las aves. La bióloga y el coordinador del Fondo para la Conservación de la Naturaleza coinciden en señalar que uno de los factores que contribuyen a la preservación de las tortugas son los centros de conservación, los cuales requieren inversión debido a que su mantenimiento es costoso.
En la actualidad, este fondo recibe financiamiento de Fomento Ecológico Banamex y de la fundación Carlos Slim en alianza con el World Wildlife Fund (WWF, por sus siglas en inglés) pero hay otros que no tienen apoyos para operar. “Algunos centros cuentan ya con un proyecto económico que los ayuda en gran parte a cubrir estos costos, por lo que las actividades no se ven frenadas; en cambio, existen otros que carecen de recursos, lo que es un factor que afecta indirectamente a las tortugas”, refiere Agustín Ruiz.
Anualmente, el fondo concursa en diversas convocatorias públicas y privadas para obtener recursos que permitan el mantenimiento de los nueve centros, además de impulsar la capacitación de los niños y de las propias poblaciones para que protejan su medioambiente.
PESCA INCIDENTAL
La amenaza del hombre sobre las tortugas no está solo en la playa. La pesca incidental es otra grave causa de mortalidad que han detectado los biólogos y miembros del fondo.
Los barcos pesqueros con grandes redes son tan letales para las tortugas que se desplazan en altamar al quedar atrapadas y ser capturadas de manera accidental, como los traficantes de huevos.
La bióloga de la Universidad de Hidalgo añade que los quelonios son seres migratorios que viajan en el mar a distintos puntos del mundo, ante lo que considera necesario unir esfuerzos y establecer mecanismos de cooperación internacional.
“El único depredador natural de una tortuga adulta es el tiburón. No hay otro, pero las redes son ahora otro obstáculo para la sobrevida de las tortugas”, sostiene.
Y es que, pese a los trabajos de conservación en tierra, que repercuten en el nacimiento de las tortugas, el aumento poblacional no está en proporción con las medidas adoptadas. Ello se debe en gran medida a los peligros que enfrentan las tortugas adultas en altamar.
“México es zona de anidación y vienen en etapa de reproducción, cuando terminan migran a sus áreas de alimentación y se van a sus zonas de alimentación que son Nicaragua, Japón, Perú. Pero esos países no tienen una normatividad que las proteja”, señala.
EL ROL DE LAS ECOESCUELAS
A la conservación e investigaciones que realizan en campo los integrantes del Fondo Oaxaqueño de la Conservación de la Naturaleza se agrega el trabajo de concienciación medioambiental en escuelas de la zona costera del estado.
Los integrantes de la agrupación acuden a instituciones educativas para trabajar con niños de quinto y sexto de primaria, a quienes se les brinda información sobre la biología de las tortugas.
En el marco de la búsqueda de aliados dentro de las comunidades, en este 2018 el equipo llevó a cabo un diplomado de 80 horas dirigido a “Promotores ambientales comunitarios”, los cuales aprendieron a diseñar, estructurar y dar información a escolares sobre temas como manejo de la basura, cambio climático y uso responsable del agua.
Además del aprendizaje del cuidado del medioambiente, la agrupación realiza labores de concienciación para los turistas en dos de sus campamentos ubicados en Ventanilla y Bacocho, pertenecientes a los municipios de Santa María Tonameca y San Pedro Mixtepec, respectivamente.
En ambos casos, los miembros de los equipos han combinado el trabajo de conservación con la actividad turística consistente en recibir a los visitantes, ofrecerles un recorrido al corral donde se encuentran los huevos, realizar pláticas y liberación de crías.
El resto de los campamentos (siete) están dedicados exclusivamente a la conservación de la tortuga marina, en un enfoque de monitoreo biológico.
Los hallazgos obtenidos hasta el momento por biólogos y personas de las comunidades de Oaxaca están aún en periodo de investigación, aunque ya fueron puestas en marcha las medidas para reducir el peligro de las tortugas, pero la responsabilidad en el manejo adecuado del medioambiente es de la humanidad en su totalidad.
TORTUGAS MARINAS
En 1990 el gobierno federal decretó la aplicación de una veda total y permanente para la protección de todas las especies de tortugas marinas, reptiles que habitan en los mares tropicales y subtropicales del planeta.
En Oaxaca anidan tres de las siete especies de tortugas: golfina (Lepidochelys olivacea), prieta (Chelonia agassizii) y laúd (Dermochelys coriacea).
La golfina es la especie más pequeña de la familia Cheloniidae. Se caracteriza por tener un caparazón casi circular con más de 15 escudos mayores, cinco dorsales y frecuentemente más de cinco pares laterales, es la especie más abundante de tortugas.
La anidación de la tortuga prieta se registra entre junio y septiembre, aunque su mayor frecuencia es en junio y julio. Las tortugas tienden a regresar a los mismos sitios de anidación después de cada temporada. Las hembras adultas se reproducen cada 2-3 años, y reanidan tres veces en promedio por temporada. El periodo de incubación es de 60 a 65 días
La tortuga laúd, en peligro de extinción, es la más grande del mundo marino, mide más de 1.5 metros y puede llegar a pesar hasta 900 kilogramos. No tiene escamas, córneas ni uñas, y su caparazón está cubierto de una piel suave parecida al cuero.
Fuente: Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas
TÚ PUEDES AYUDAR
1.- No adquirir, ni consumir huevos de tortuga o productos derivados.
2.- Denunciar la depredación clandestina.
3.- Contribuir con el cuidado del medioambiente.
4.- Crear reservas naturales en las comunidades.
5.- Apoyar los Campamentos Tortugueros Comunitarios.
6.- Fortalecer la protección de nidos de tortuga.
7.- Preservar las playas de arribazón.
8.- Disminuir o eliminar el uso de plásticos para evitar que lleguen al mar.
9.- Fomentar en los niños el cuidado de las especies.
10.- Reducir emisiones y ahorrar energía.