Esta semana, el profesor Roy Scranton, quien enseña inglés en la Universidad de Notre Dame, escribió un artículo perturbador para el New York Times. En él, discutió la cuestión de si la gente debería tener hijos gracias a la supuesta catástrofe medioambiental que acecha en el horizonte.
Scranton escribió que lloró cuando nació su hija “de pena, sosteniendo al humano más reciente del planeta y mirando a través de la ventana con ella las filas de carros en el estacionamiento del hospital, el centro comercial del otro lado de la calle, las tiendas y los restaurantes con ventanilla para atender autos, y las alcantarillas, el asfalto y los basureros que otrora fueron robledales”. Scranton explicó de forma deprimente: “Mi pareja y yo, en nuestro egoísmo, condenamos a nuestra hija a vivir en un planeta distópico, y no pude ver una manera de protegerla del futuro”.
Al considerar la posibilidad del cambio climático, Scranton sugirió que tal vez su error fue “tener una hija en primer lugar”. Dice él: “Si en verdad quieres salvar al planeta, deberías morirte”.
Este tipo de lógica no es nuevo. La gente que teme al apocalipsis siempre ha sugerido que evitar tener hijos debería ser una opción moral. La tradición judía sugiere que cuando el faraón amenazó a los primogénitos varones con la muerte, la madre de Moisés dejó de cohabitar con su marido. La hermana mayor de Moisés, Miriam, le dijo a su madre que actuar así sería pecaminoso: “El decreto del faraón se aplica solo a este mundo, pero el tuyo se aplica a este mundo y el mundo por venir”. La madre y el padre de Moisés entonces concibieron a Moisés.
Tal vez esto plantee un grave problema moral en medio de un apocalipsis. Pero el pensamiento apocalíptico sobre el cambio climático y el desarrollo tecnológico humano es maniqueo e injustificado. Ve la descripción de Scranton del mundo antiséptico y sintético afuera de la habitación del hospital: alcantarillas y estacionamientos. Los niños ahora nacen en un ambiente sintético, repleto de avances médicos los cuales significan que ellos y sus madres vivirán después del parto, y esos bebés posiblemente vivan ocho décadas o más. Es fácil denunciar las plazas comerciales. Es más difícil denunciar los antibióticos.
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Pero más que eso, el medioambiente no está al borde del colapso. Hay más árboles en Estados Unidos hoy día de los que había hace 100 años. La calidad del aire en importantes áreas metropolitanas como Los Ángeles ha mejorado marcadamente en las últimas décadas. Scranton dijo que le preocupa la extinción masiva cada vez que le lee a su hija “Oso polar, oso polar, ¿qué oyes?”, pero las poblaciones de osos polares supuestamente son estables o están aumentando.
No obstante, a él le preocupa más el cambio climático, el cual, dice él, paralizará al planeta y llevará a la extinción humana. Argumenta que nos “encaminamos mes a mes hacia el extremo más apocalíptico del espectro, y esperamos que dentro de cinco años tal vez veamos que se cerró la oportunidad de salvar a la humanidad”. Pero según la administración de Obama, el cambio climático costará alrededor del 1 al 4 por ciento del PIB mundial anual en 100 años.
El Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) calcula que duplicar el dióxido de carbono podría aumentar la temperatura mundial entre 1.5 y 4.5 grados centígrados, promediando 3 a 4 grados centígrados. Como señala Oren Cass: “En el extremo superior del rango de 3 a 4 grados, se reporta que el impacto en los ecosistemas no será peor que el de los cambios en el uso de la tierra a los que la civilización humana ya somete al mundo natural”.
Y como continúa señalando Cass, todo este cambio le ocurrirá a una civilización mucho más rica que la nuestra; dadas las tendencias, el PIB mundial será mucho mayor dentro de 100 años de lo que es ahora. Los seres humanos tienen la capacidad de evitar el apocalipsis; lo hemos hecho por milenios.
Entonces, ¿la gente debería de tener hijos porque le teme al apocalipsis? Por supuesto que no: deberíamos tener un poco de fe en la humanidad para crear nuevas soluciones, no solo nuevos problemas.
No solloces por el futuro en el que habitarán nuestros bebés; sé feliz porque pudieron mejorar el futuro para todos.
Ben Shapiro es el director editorial de The Daily Wire y presentador de “The Ben Shapiro Show”, disponible en iTunes y retransmitido en todo EE. UU.
Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad del autor.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek