El segundo debate presidencial, llevado a cabo el 20 de mayo de 2018, logró un doble cometido: reivindicar varias de las estrategias retóricas entre los candidatos y, al mismo tiempo, develar ciertos cambios sutiles en su implementación con respecto al primer debate. Para analizarlo, no encontramos mejor manera que convertir las palabras en gráficas
Mediante el empleo de técnicas propias de la minería de datos, Discurser@, producto de la consultora política Gerencia del Poder, analizó las palabras proferidas por los candidatos, desentrañando tanto estrategias como vicios del lenguaje en los discursos de los aspirantes a la presidencia de la República. Eliminando el ruido, los gestos, las emociones —descontaminando a las palabras de cualquier distracción—, éstas suelen hablar con mayor claridad.
Este estudio contó con una lista de stopwords propia, o palabras con poco peso —como conjunciones o artículos, por poner un ejemplo—, misma que se discrimina a la hora de realizar el análisis. Asimismo, para fines de este reporte, excluimos cualquier cifra numérica entre los discursos de los candidatos.
Total de palabras y palabras por minuto
El total de palabras articuladas por candidato nos dice principalmente una cosa: ¿qué tanto aprovechó su bolsa de tiempo? Entre más palabras proferidas, mayor es la oportunidad de colocar temas de interés sobre la mesa. Sin embargo, cabe mencionar que para este fin existen dos vías alternas que no se excluyen entre sí: aprovechar todas las intervenciones y acelerar el ritmo del discurso (o bien, pronunciar un mayor número de palabras por minuto).
El candidato de la alianza Todos por México, José Antonio Meade, sobresalió en esta categoría (de la misma forma en que lo hizo el debate pasado). Destacó tanto en el número total de palabras pronunciadas por candidato, con 3 mil 591, como la mediana de palabras articuladas por minuto, con un cálculo de 181. De la misma forma, el candidato de la coalición Juntos Haremos Historia, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), ocupó la última posición en ambas categorías, lo que en cierto sentido reivindicó el uso de la misma estrategia empleada durante el primer debate: 2 mil 430 palabras en total (mil 161 menos que José Antonio Meade), y una mediana de 119 palabras por minuto.
Para comprender cabalmente la gráfica correspondiente a la medición de palabras por minuto, conviene hacer tres precisiones: En la caja se encuentra el 50% de las velocidades por intervención de cada candidato; entre los límites de la línea, el 95%, y cada punto indica una muestra atípica. Es decir, entre más amplia sea la caja, más variabilidad hubo en la velocidad de las intervenciones de un candidato; entre más angosta, por el contrario, hubo mayor control sobre el ritmo del discurso a lo largo de todo el debate.
En este sentido, José Antonio Meade fue el candidato que demostró tener un mayor control sobre su ritmo, seguido inmediatamente por López Obrador, quien también exhibió cierta constancia en sus intervenciones. Tanto el candidato de Por México al Frente, Ricardo Anaya, como el único candidato independiente de la contienda —tras la renuncia oficial de Margarita Zavala—, Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco, tuvieron mayor variabilidad en sus intervenciones.
Diversidad léxica y comprensión del discurso
Es importante enfatizar en la importancia de la diversidad léxica y, aunado a ella, la comprensión general del discurso (aunque éste también involucre otras cuestiones). Esto debido a una relación esencial en la construcción de los discursos, pero a la vez igualmente delicada: A medida que crece el vocabulario, un ponente puede expresar sus ideas con mayor precisión; sin embargo, un mal conocimiento del público o un uso poco artero de esta extensión léxica puede contaminar el discurso más que aclararlo. Al final del día, la combinación perfecta es una mezcla de amplia diversidad léxica, uso adecuado de la rapidez en el ritmo y una fácil comprensión del discurso.
Ricardo Anaya lideró de vuelta esta categoría por su capacidad para abordar distintos temas con el léxico adecuado, destacando nuevamente su fortaleza como orador. De igual manera, José Antonio Meade volvió a ocupar el tercer lugar (a pesar de ser el candidato que más palabras articuló durante el debate); esto debido a que utiliza la repetición como instrumento retórico: […] fortalece también a la delincuencia organizada. Pero la delincuencia organizada no solamente es narcotráfico, la delincuencia organizada, como saben todos aquí en Tijuana, es robo, es extorsión, es trata de personas. La delincuencia organizada es trafico, también, de armas.
Por otro lado, a diferencia de su desempeño en el primer debate, certamen en el cual ocupó el segundo lugar en diversidad léxica, López Obrador terminó en la cuarta posición. Que el candidato independiente haya ocupado el segundo escaño podría remitirse a expresiones únicas como ¡hey, pónganse las pilas!, gobierno palero, tons (entonces), entre otras.
Nube de palabras
En esta ocasión, aunque aún se advierte su nombre entre las palabras más reiteradas de sus adversarios, López Obrador no protagonizó el debate (aunque aún figura entre las palabras más concurridas de Ricardo Anaya, con “Andrés Manuel”, o el simple “Andrés” de El Bronco). Al contrario, observamos que fueron realmente los bloques temáticos los cuales definieron las palabras más reiteradas: frontera, migrante, Estados Unidos, comercio, entre otras.
Igualmente, se advierte que la palaba más utilizada por Ricardo Anaya fue Estados Unidos. Los principales temas que abordó estaban generalmente vinculados con el país vecino: comercio, seguridad, migración, y diplomacia. Respecto a José Antonio Meade, su principal atención se concentró en la frontera (símbolo de la difícil relación entre México y Estados Unidos, y también sede del debate). Ésta fue relacionada con temas de migración, comercio, armas y delincuencia organizada.
Andrés Manuel López Obrador volvió a hacer uso de vamos, principal verbo conjugado en colectivo que ha sido eje rector de su discurso desde 2006. Si embargo, esta ocasión resaltó más gobierno, principalmente porque enfatizó la corrupción y el manejo egoísta de las gestiones pasadas. Por su lado, El Bronco aportó una de las palabras más reiteradas: no (monosílabo propio del lenguaje opositor). Partidos políticos y nosotros también hacen referencia a la misma noción.
Keyness: Palabras que identifican los discursos
Andrés Manuel López Obrador
- Primera vez que aparece yo entre las palabras más reiteradas por López Obrador. Esto es relevante porque su discurso suele alejarse de lo individual y apelar más al colectivo mediante conjugaciones como vamos.
- A diferencia del primer debate, reencontramos palabras como mafia o corrupción (no porque no las hubiese mencionado, sino porque en aquella ocasión no tuvieron tanta relevancia dentro del discurso).
- Defiende el interés nacional, como Ricardo Anaya, con la alusión al país extranjero.
Ricardo Anaya
- Es evidente que, dada la naturaleza del debate, Estados Unidos haya sido uno de los principales ejes de los discursos. Sin embargo, resalta que sea la palabra que más identifica el de Anaya, considerando que, entonces, los demás no hicieron un uso más enfático del mismo término.
- El verbo tienes lo empleó principalmente para darle toda la razón a las personas que pudieron realizar alguna pregunta; poner y mesa hacen referencia a poner todo sobre la mesa a la hora de dialogar con Estados Unidos, e interés a una constante reiteración del interés nacional.
- Aún destaca la aparición de López Obrador, al igual que en el primer debate, pero ya no como la palabra principal.
José Antonio Meade
- Distancia fue una palabra clave en su retórica, utilizada principalmente mediante la repetición para exhibir los grandes abismos entre el norte y sur / hombre y mujer / mexicanos que tienen mucho y los mexicanos que no tienen nada.
- La frontera fue el símbolo que mencionó en repetidas ocasiones para aludir a la relación que tenemos con Estados Unidos. Por ésta transita el comercio, la delincuencia organizada y las armas, igualmente palabras importantes para su discurso.
- La palabra primer resalta por las ocasiones en las cuales mencionó el primer empleo, el primer protocolo de armas o lo que hará en su primer año de gobierno.
Jaime Rodríguez Calderón
- Las palabras que más identifican el discurso del candidato independiente son evidentemente y condición (o condiciones). Éstas pueden ser consideradas vicios de lenguaje: la primera una muletilla y, la segunda, un síntoma de poca diversidad léxica por la falta de sinónimos para intercambiarla.
- La palabra no es esencial en discursos de contraste, mismo que ha mantenido a lo largo de toda la contienda electoral (nosotros y partidos [políticos] suman a esta noción).
- Abogó mucho por una mejora laboral: potenciar, plan, empleo.
Este artículo fue coescrito por Gerardo Orantes Jordan y Emilio Akira Morones Ishikawa, ambos creadores de Discurser@ y estudiantes de la maestría en análisis de datos en ciencias sociales en la Universidad de Essex. Colaboró Jorge Othón Gómez-Martínez, estudiante de Literatura Hispánica en la Universidad Nacional Autónoma de México.