Un nuevo proyecto al fin podría revelarnos la cantidad y la ubicación de todo el desperdicio plástico que hay en los océanos del mundo.
Cada año, la humanidad tira millones de toneladas de desechos plásticos en el mar. Esa basura puede dañar a los animales marinos que la consumen, o puede entrar en la cadena alimentaria mundial amenazando a las personas.
Los esfuerzos de los investigadores que intentan resolver este problema se han visto frustrados porque ignoran su alcance. No saben adónde va el plástico, si se mueve con las corrientes o si se concentra en ciertas áreas. “Sería todo un logro ver el mundo en una instantánea”, comenta James Carlton, ecologista de Williams College.
Se dice fácil. Con la tecnología existente, habría que capturar esa imagen desde tan arriba de la superficie terrestre, que sería imposible ver los fragmentos y las piezas de plástico que flotan en el agua.
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Sin embargo, el plástico tiene una propiedad idónea para detectarlo a distancia: refleja la luz infrarroja mejor que el agua de mar, lo cual permite distinguir fácilmente entre ambos. Y con la tecnología de imágenes adecuada, un área concentrada de basura inorgánica sería visible desde el espacio exterior.
Por ello, Paolo Corradi y sus colegas de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) están intentando desarrollar dicha tecnología. De manera específica, están construyendo un satélite que orbite el planeta e identifique el plástico a partir de la luz que refleja mientras sobrevuela.
No es un método perfecto. Las imágenes infrarrojas hechas desde un satélite no penetrarían la superficie del océano, de manera que no detectarían el plástico sumergido. Y cualquier otra cosa que flote -digamos, una burbuja o una ola espumosa- podría confundirse con una botella de refresco o una bolsa para compras.
Pero, si funciona, el proyecto contribuiría a salvar la vida marina. Jennifer Provencher, bióloga marina de la Universidad de Acadia, en Canadá, dice que, si el satélite de ESA detecta una región con altos niveles de plástico, podría estudiar a los peces de esa zona para determinar cuánto de ese material están ingiriendo. El monitoreo infrarrojo satelital también permitiría rastrear plásticos en aguas internacionales, cosa que suele estar fuera del alcance de la mayoría de los investigadores.
Corradi y sus colegas siguen identificando los tipos de tecnología necesarios para rastrear plásticos por los siete mares. Por supuesto, conocer la ubicación y la cantidad de plástico marino no es lo mismo que eliminarlo. No obstante, como sucede con cualquier problema, el reconocimiento podría ser el primer paso para una solución.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation whit Newsweek