PREDICCIONES DE NEGOCIOS 2018
A 50 minutos del centro de la ciudad de San Diego vive Lisa Marie, entre cerros y plantas de marihuana que vende y consume.
Tiene 49 años de edad, y ha dedicado los últimos 25 al cuidado de estas plantas.
Las cultiva en su rancho, donde viven también su madre y su esposo.
En la industria del cannabis de California, Lisa es conocida como “Mama Love”.
Y de acuerdo a las predicciones, negocios como el suyo dejarán una derrama económica de 6 mil 500 millones de dólares solo en el estado, para 2020.
Lleva botas de color rosa con una “carita feliz” estampada en cada punta y viste un overol. Debajo tiene una camisa de manga larga con el nombre de su empresa, Hawgs Breath, que se apoya de una jerga para decir Aliento de Cerdo.
Recorremos su casa y nos sentamos en un pasillo que conecta a dos de sus invernaderos.
Enciende un cigarro de marihuana y se pone cómoda para la entrevista.
“Cultivo cannabis […] también vendo lociones exfoliantes para las manos de quienes cortan las plantas y tengo una línea de ropa con el logo de la empresa. Hay mucho dinero ahí pero debes encontrarlo y ser creativo”, dice mientras fuma.
Mama Love comparte el cigarro con otras dos mujeres que también tienen empresas en la industria del cannabis en San Diego.
Son colegas, pero también son amigas: se apoyan para crecer en sus respectivos proyectos.
Una de estas mujeres se llama Vanessa Corrales, y dirige una empresa de comestibles de cannabis.
La tercera entrevistada pide que se omita su nombre por recomendación de sus abogados, ya que el negocio de la marihuana en California es todavía un campo minado.
No existe homologación entre las leyes del estado y las federales, donde todavía es ilegal.
Y en California, hay huecos pendientes rumbo a la expedición de licencias para la venta de marihuana recreativa que inicia en enero de 2018.
Ella es dueña de cuatro dispensarios en Vista, una de las ciudades que integran al condado de San Diego y para este reportaje la llamaremos Eloisa.
Lisa Marie, conocida como “Mama Love” vive entre cerros y plantas de marihuana que vende y consume. De los 49 años de su vida, ha dedicado los últimos 25 al cuidado de estas plantas. FOTO: NEWSWEEK EN ESPAÑOL BAJA CALIFORNIA
En Estados Unidos, las mujeres han sido una fuerza importante para el florecimiento de este sector.
Marijuana Business Daily estima que 36% de los puestos directivos en esta industria están ocupados por mujeres, mientras que en otros negocios, el promedio es inferior a cinco.
En California, no es diferente.
Series televisivas como Weeds de Showtime y Disjointed de Netflix retratan a mujeres protagonistas que encontraron en esta industria el camino para ganarse la vida en California.
Kimberly Simms, directora de Women Grow en San Diego dice que las mujeres han encontrado oportunidades en este negocio, porque es relativamente nuevo y no existe la desventaja que enfrentarían en campos laborales dominados por hombres.
Women Grow es una red de profesionales del cannabis que organiza eventos cada mes para discutir el negocio de la marihuana.
“Las mujeres se sienten atraídas por la industria del cannabis porque aquí tienen la oportunidad de empezar desde el comienzo y triunfar en posiciones de liderazgo”, opina Simms.
Muchas mujeres han encontrado distintas maneras de sumarse al negocio. Desde lo tradicional, como el cultivo, manufactura y venta, hasta ejerciendo como profesionales en medicina, leyes o tecnología, con un enfoque en la marihuana.
Tanto Lisa Marie, como Vanessa y Eloisa se consideran exitosas porque sus proyectos marchan a pesar de los obstáculos de emprender en territorio virgen.
“Hay muchísimos retos para empezar en el negocio. La marihuana no es algo de déjame ver, déjame platicar con los “miles de abogados”. ¿A quién le hablas? ¿A quién le preguntas? En ese proceso vas conociendo más mujeres que están en esta industria y esas mujeres te abren los brazos y dicen ¡más mujeres! ¡Vamos a hacerlo juntas!”, dice Vanessa, quien formalizó su negocio en febrero de 2017.
Mama Love es quien tiene más experiencia.
Su marihuana es popular gracias al Aliento de Cerdo, una cepa —estilo de marihuana— que ella describe como la firma de su negocio, porque es creación familiar.
Su hermano James diseñó esta semilla 30 años atrás y aunque ya falleció, ella continúa con su legado sembrando en los cuatro invernaderos que tiene en su jardín.
En cada invernadero tiene unas 25 plantas, más altas que la estatura promedio de las mujeres mexicanas.
Al año cosecha seis veces y usa dos técnicas de cultivo.
La hidropónica, donde las plantas se alimentan de soluciones minerales sin usar tierra, y la siembra directa, donde crecen al aire libre.
Con la primera técnica produce 41 kilos de marihuana al año y es la que mejor se paga.
Algunas personas la prefieren porque es más olorosa y frondosa.
Por cada libra de marihuana que produce en casa (0.45 kilogramos), Mama Love recibe hasta 3 mil dólares.
Por la misma cantidad producida en su patio, recibe solo 2 mil 400 dólares.
De esta cosecha 90 kilos al año.
“Aunque no lo sabrías al ver mi cuenta bancaria”, bromea la agricultora.
La marihuana se vende bien, pero también es costosa de producir.
Con el sistema hidropónico, paga hasta 4 mil dólares de luz al mes, por eso piensa mudar toda su producción a los invernaderos en 2018. Después de todo, la luz del sol es gratuita.
“Empecé con el sistema hidropónico porque era la única forma de cultivo que conocía”, explica Lisa Marie.
Las tres empresarias coinciden en que los medios de comunicación suelen retratar a la industria de la marihuana como un negocio altamente lucrativo y capaz de volver millonarios a quienes invierten en ella.
Y es que las cifras así lo apuntan. Tan solo en 2016, Estados Unidos y Canadá recaudaron 6 mil 700 millones de dólares en ventas de marihuana medicinal, según Arcview Market Research, una firma especializada en investigar y analizar el comportamiento del mercado legal de la marihuana en Estados Unidos.
Lo interesante de esta cifra es que sirve para dimensionar el potencial de California. Las proyecciones indican que para 2020, con la venta de marihuana lúdica, el estado dorado podría generar la misma cantidad de dinero que ambos países en 2016.
Pero las empresarias explican que lograrlo no es tan sencillo.
La inversión inicial es colosal, según Eloisa.
“Todo aspirante debería comenzar por lo menos con medio millón de dólares y eso es lo mínimo”.
Entre los gastos básicos que se requieren para operar, cita el costo de los permisos —si se logran—, el precio de mantener un equipo de abogados, y el pago de impuestos, que si ya eran altos, subirán más de acuerdo a lo aprobado en la iniciativa 64.
También está el costo de comprar o rentar un espacio apto para cultivo, manufactura o venta.
El cabildo de San Diego acordó a finales de septiembre que los empresarios interesados en obtener un permiso, podrán establecerse únicamente en zonas industriales.
Ese será el gasto más fuerte, en opinión de Kimberly Simms, directora de Women Grow en San Diego, quien también es abogada.
Lo dice porque al limitar los espacios, estos encarecen. Además, se les sumarán los costos de ingeniería y construcción para que estos lugares cumplan con los requisitos que en su momento pida la autoridad.
Aún no están definidos.
Los gobiernos locales no se han puesto de acuerdo en cómo regular la producción, manufactura y distribución de la marihuana con uso recreativo para 2018.
Con el cultivo hidropónico, las plantas se alimentan de soluciones minerales sin usar tierra. Mama Love dice que con esta técnica produce 41 kilos de marihuana al año y es la que mejor se paga. FOTO: NEWSWEEK EN ESPAÑOL BAJA CALIFORNIA
De 58 condados en California, solo nueve han presentado propuestas para regularla, según Cara Martinson, representante legislativa y gerente de asuntos federales de la Asociación de Condados del Estado de California.
A nivel estatal, el permiso se aprobó en noviembre de 2016. Ahora siguen los condados y las ciudades.
En San Diego ya se reguló, pero falta definir cómo serán las solicitudes y qué costo tendrán estas licencias para los negocios.
“No los veo operando antes de nueve meses. Yo creo que por lo menos va a tomar ese tiempo. En verano del próximo año veríamos las primeras operaciones”, dice David Álvarez, regidor de San Diego.
Establecerse legalmente tampoco es sencillo.
Vanessa cuenta que bajo las leyes actuales no se le ha permitido operar como negocio.
Su empresa se llama B Edible, y con ella produce entre 27 y 45 kilos al mes de terrones de azúcar elaborados con aceite de marihuana.
“[Un día] dije ¿qué puedo hacer yo, que no puedo crecer ni un rosal?, ¿qué puedo hacer que sea comestible, con mucho color y que todo mundo pueda usar? Y se me ocurrió ponerle cannabis al azúcar, que la puedes usar en café, en té o hacer un pastelito”, dice Vanessa.
Tiene el cabello teñido de un rosa brillante, un color que repite en la imagen de su marca.
Para emprender, tuvo que establecerse como sociedad sin fines de lucro.
Este caso es el mismo para las otras dos empresarias, por eso ellas dicen que no tienen clientes, sino pacientes. No tienen trabajadores, sino voluntarios, y no reciben pagos, sino donaciones.
Para consumir sus productos, los interesados deben inscribirse a un colectivo de pacientes.
“Es lo único legal que se puede hacer por el momento”, dice Vanessa, quien se admite interesada en conseguir una de las 40 licencias que otorgará San Diego en 2018.
Actualmente hay menos de 20 negocios con licencia para vender marihuana legalmente en San Diego, según el regidor David Álvarez.
Pero únicamente pueden comercializar marihuana o productos con marihuana que estén etiquetados para uso medicinal.
“La legislación Prop 64 se votó a favor, pero aún no está promulgada. Por eso todos estamos trabajando desde el lado medicinal, que requiere que seas una organización sin fines de lucro para que así puedas aceptar donativos”, dice Eloisa.
Actualmente hay menos de 20 negocios con licencia para vender marihuana legalmente en San Diego, según el regidor David Álvarez. FOTO: NEWSWEEK EN ESPAÑOL BAJA CALIFORNIA
Opina que el negocio lucrativo que muchos imaginamos al pensar en la marihuana sí existe, aunque de momento se limita a quienes tienen licencias para operar.
“Del lado de los que estamos como asociación sin fines de lucro, debes trabajar muy duro para alcanzar esa misma expectativa. En un futuro, cuando consigamos licencias, podría ser muy buen negocio”.
Mama Love y Vanessa están de acuerdo con ella.
Entre las razones que las mujeres del cannabis consideran correctas para emprender en esta industria, van desde educar y ayudar a personas enfermas hasta contribuir a una revolución en contra de la prohibición.
Piensan que alguien que no comparte esa pasión, se decepcionará rápidamente de la industria al descubrir que los millones de dólares no llegan.
“A la idea de la marihuana como un negocio redituable, yo agregaría que lo más provechoso es el impacto que puede tener en tu salud. Si eres agricultor y puedes medicarte tú mismo, eso ya es ganar” dice Mama Love.
Sus plantas las aprovecha al máximo, pues además de vender y consumir la flor, que es la parte que se fuma, prepara concentrados de marihuana y utiliza las hojas para hacerse jugos.
“Al final, el negocio te paga de vuelta cuando te ayuda a mantenerte sano” dice.
Y eso le basta mientras espera a que la industria germine.
Parece que se trata de una inversión cuyos frutos tardarán en madurar, pero qué negocio no es así.
Por eso las mujeres están preparadas para que 2018 sea una temporada de siembra y no de cosecha.
Los aspirantes a iniciarse en el negocio ya buscan dónde cultivar y procesar el cannabis, y el cabildo de San Diego considera que los lugares idóneos para hacerlo es en la frontera con México.
De 63 empresas que se han acercado al Departamento de Servicios para el Desarrollo de la Ciudad, 12 buscan operar a pasos de la garita que hace frontera con Otay Mesa.
México, tan cerca del cannabis.