El estado de Texas retrasó la ejecución de un confeso asesino en serie este miércoles para investigar revelaciones de último minuto que potencialmente conectan a este recluso con un crimen por el cual otra persona será ejecutada.
Anthony Shore iba a ser ejecutado por violación, tortura y asesinato de tres niñas y una joven en Houston entre 1986 y 1995.
Pero los fiscales temieron que a través de una nota posmórtem -y falsa- confesara otro asesinato por el cual un compañero en el corredor de la muerte en Texas será ejecutado el próximo mes.
En una requisa en la celda de Shore en julio, las autoridades descubrieron material relacionado con el asesinato en 1998 de una estudiante de 19 años llamada Melissa Trotter, incluyendo copias de pruebas presentadas en corte y fotografías de la escena del crimen.
Larry Swearingen fue condenado por el asesinato de Trotter y espera ser ejecutado el 18 de noviembre.
“El hecho de que Shore estuviese en posesión de estos documentos sugirió la remota posibilidad de que Shore tuvo algún tipo de relación en la muerte de Trotter”, dijo la abogada del distrito Harris, Kim Ogg, en un comunicado.
Los fiscales creen que Shore pretendía confesar el asesinato en una nota escrita que sería revelada luego de su muerte, y por lo tanto arrojando dudas sobre la culpabilidad de Swearingen y tal vez impidiendo su ejecución.
“Estamos totalmente seguros de que Swearingen es culpable”, escribió el fiscal Brett Ligon en una carta al gobernador Greg Abbott. “Pero permitir que Shore se declarase culpable de ese crimen luego de su ejecución, arrojaría dudas sobre el proceder judicial en el caso”.
Horas antes de que muriera por inyección letal, un juez detuvo la ejecución de Shore.
Con 55 años hoy, Shore fue conocido como “El asesino del torniquete”, pues estranguló a sus cuatro víctimas, la mayor de veinte años y la menor de nueve, con una especie de torniquete.
Sus abogados argumentan que no debería ser ejecutado, pues sufrió daños cerebrales en un accidente automovilístico a principios de los 80.