Los síntomas de la difteria son similares a los de una
gripa o una amigdalitis; problemas para respirar, dolor de garganta. Lo malo es
que si avanza puede dañar el tejido del corazón, ocluir las vías respiratorias
y provocar la muerte.
La difteria es una enfermedad tan peligrosa como fácil
de evitar y de curar; la causa una bacteria que se encuentra en boca, garganta
y nariz y se contagia por vía aérea
a través de la saliva, la tos o un estornudo. La tasa de mortalidad es de uno
de cada diez en adultos y de uno de
cada cinco en niños, los más vulnerables.
La explicación oficial sobre la reaparición de la
difteria en Venezuela señala que los casos en niños son porque no han sido vacunados. Lo dicen autoridades de la talla de
la directora de Epidemiología del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales
(IVSS), Miriam Morales, así como Armando Otega, director del Hospital de
Guaiparo, donde se registró la muerte esta enfermedad del niño Abismael
Espinoza, el pasado 24 de septiembre por: “La madre nunca vacunó a su hijo, y
en este país las vacunas son gratis”.
Pocos días después, el 10 de octubre murió Jhoangely, de
dos años;el acta de
defunción anota la difteria como la responsable. Yaritza Navarro, la abuela de
la niña, cuenta que primero se preocupó por la fiebre y el dolor de garganta de
la pequeña, la llevó al centro médico pero no le encontraron nada. Fue a
Guaiparo, y de ahí ya no salió. “La doctora le revisó la garganta y me dijo: es
difteria”.
Que reaparezca una enfermedad ya controlada por más de
dos décadas ejemplifica la compleja realidad actual de Venezuela; la crisis
económica que sufre el país y que se refleja en hospitales, la falta de
medicamentos, pero también problemas de otra índole, como los que se registran
en la conflictiva zona de minas en el este del país.
El gobierno de Venezuela presume de un sistema de
salud gratuito, cierto, como también es verdad que médicos y hospitales se han
convertido en víctimas de la apremiante situación económica; la precariedad y
la falta de insumos que aqueja a la república borivariana ha sido noticia local
e internacional.
Pese a negar públicamente la gravedad del brote, el
gobierno activó a finales de septiembre una campaña urgente de vacunación y decidió que el hospital de
Guaiparo sólo admitiera a niños sospechosos de tener la enfermedad para evitar
posibles contagios a otros. En la primera planta de ese mismo centro médico hay
un área restringida, en la que murió Jhoangely.
“Si el Estado ordena que se den charlas y se vacune
masivamente a la población contra la difteria significa que hay difteria”, apunta
Mundo Hugo Lezama, pediatra y secretario general del Colegio de Médicos del
estado Bolívar. “Cuando comenzó el déficit de medicamentos, sobre todo de
antibióticos, comenzaron a emerger
enfermedades que anteriormente no teníamos”, explica Lezama. Y no
descarta que antes hubiera difteria, pero aclara que lo resolvían con algo tan
simple como penicilina, “que ahora es escasa”. Y así, padecimientos otrora
desterrados, regresan con nuevos bríos.