Si bien hay algunas empresas que sí les respetan a las mujeres su derecho a la lactancia, el hecho de que su lugar de residencia sea lejano a sus centros de trabajo en muchas de las ocasiones les impide hacerlo válido principalmente para quienes trabajan en el sector de la maquila, dijo en entrevista Uriel Gallegos Alba, abogado especialista en temas laborales y asesor del Colectivo Raíz.
“El problema es que la mayoría de las mujeres que trabajan en la maquila viven en rancherías o de camino a su trabajo, mínimo hacen como una hora y el problema se acentúa con las dinámicas del transporte colectivo”.
Estas unidades de transporte tienen una hora específica para pasar por ciertos puntos de la ciudad, ya sea en el momento de entrada o salida, por lo cual si una mujer hace válido su derecho de lactancia debe buscar la forma de transportarse por su cuenta.
La Ley del trabajo concede a las mujeres en el periodo de lactancia la posibilidad de negociar con sus patrones la posibilidad de salir una hora antes o entrar una hora después del horario de trabajo durante el tiempo de alimentación del menor.
En el caso de las mujeres que llegan a pactar trabajar jornadas de siete horas diarias, muchas de ellas terminan invirtiendo ese tiempo en traslados y de esta forma se diluye un poco esta supuesta prestación que es de beneficio no sólo para la madre, sino también para el hijo.
“Para efectos prácticos una hora no es suficiente, en tiempo legal costo-producción, le resulta mejor al patrón el que sea así, pero para efectos prácticos se deja realmente sin sentido el que se de una hora de antelación para que pueda salir”.
Desde la perspectiva del Colectivo Raíz de acuerdo a su experiencia con trabajadoras de la maquila, los tiempos de lactancia en los espacios de producción están condicionados a temas económicos y los patrones suelen reducirlos al máximo posible para evitar tiempos muertos en la producción.