“Estoy tan solo como este gato, y mucho más solo porque lo sé y él no.” Julio Cortázar, El Perseguidor.
Julio Cortázar fue un escritor que perteneció al “boom” de la literatura latinoamericana, movimiento que surgió en los años 60 y 70 del que formaron parte otros escritores de renombre como Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes, José Donoso, y del que fueron precursores Jorge Luis Borges, Alejo Carpentier, entre otros.
Fue una figura literaria destacada por la peculiaridad de sus textos, sus novelas y cuentos en los que utilizaba palabras poco comunes e incluso vocablos inventados por él mismo, tales como “cronopios” y “famas”, términos que salieron en su novela “Historia de cronopios y famas” (1962).
Nació en Bruselas el 26 de agosto de 1914, pero a los cuatro años se mudó a Banfield, Argentina, donde pasó la mayor parte de su infancia y adolescencia. A la edad de ocho años, el médico indicó a su madre, María de Scote, que no le permitiera leer más libros durante mínimo cinco meses, pues leer demasiado lo había enfermado y convertido en un niño solitario. Pero, contrario a ello, a esa edad Cortázar escribe sus primeros poemas con base en las lecturas que había realizado de Julio Verne y Edgar Alan Poe.
“Yo sé que hay una especie de desgarramiento en mí. Yo soy por naturaleza solitario, me siento bien solo, puedo vivir largos periodos solo”, declaró Cortázar.
Durante años fue profesor de idiomas en la Universidad de Cuyo, en donde participó de manera activa el naciente fenómeno del Peronismo, raíz de su texto: “La casa tomada” (1946), uno de sus más famosos cuentos.
En su primera obra narrativa, “Bestiario” (1951), mostró un poco de su estilo fantástico con personajes envueltos en historias un tanto surreales y con el uso de palabras ya peculiares, poco conocidas o inexistentes. Otras de sus obras son: “Las armas secretas” (1959), “Los premios” (1960), esta última caracterizada por ser escrita en forma de fragmentos y cuentos cortos.
Pero fue su larga estancia en París, Francia, como una especie de trampolín que le serviría para escribir la que fuera la más grande de sus obras, la novela “Rayuela” (1963) también clasificada por él como “contranovela”, ya que por la forma en que está escrita puede ser leída iniciando en cualquier capítulo, el principio y el fin no están determinados como en la novela clásica. Se trata de una historias de amor o desamor que contiene muchas otras historias de algún modo entrelazadas, todo, escrito con un altísimo grado de fantasía.
El escritor argentino consideraba que su vida duraría poco, por ello vivía siempre con la premura de escribir todo lo que pudiera. No obstante, murió a los 69 años el 12 de febrero de 1984 en la ciudad de París.