¿Le sorprendería oír que todavía hay personas quienes piensan que el acoso en las calles es “un cumplido” o “coqueteo”? Pienso que probablemente no se sorprenderá. Es el tipo de cosas que dicen los hombres que lo hacen, y hay muchos de ellos.
En marzo, un estudio de YouGov reveló que 64 por ciento de las mujeres británicas había experimentado alguna forma de acoso sexual en un lugar público, con 35 por ciento sufriendo “toqueteo sexual indeseado”.
Es raro que algunos todavía no hayan entendido el mensaje. Las mujeres han dejado muy en claro que estas experiencias son desagradables, y siguen inventando nuevas maneras creativas de decirlo.
Usted probablemente recuerde el video que hizo Shoshana B. Roberts y se hizo viral hace un par de años. La mostraba caminando por la Ciudad de Nueva York en silencio, recibiendo piropos guarros más de 100 veces.
También hay organizaciones como Anti-Street Harassment UK, Hollaback y stopstreetharassment.org, las cuales hacen campaña sobre el problema en todo el mundo.
Hace unas semanas el tema volvió a los titulares cuando una dama de Atlanta comenzó elhashtag #NoWomanEver para ilustrar el hecho de que estas interacciones no son bien recibidas, no son flirteo, y nunca resultan en un final feliz de ningún tipo.
Me parece extraño que la gente se confunda. Los dos comportamientos son muy diferentes. Uno es divertido y el otro es terrible. Es un poco como comer helado con flemas, ¿quién haría eso? (¿Tal vez un idiota?) Para dejarlo en claro: hacer avances sexuales indeseados y agresivos a extrañas no es flirteo precisamente de la misma manera que ordenar pizza en broma a la casa de alguien que no conoce (quien probablemente no tenga hambre y tal vez no le guste la pizza, no puede saberlo) no es llevarle a una cena romántica.
La buena noticia es que la policía de Nottinghamshire ha clarificado la situación, por lo menos en Nottingham. La semana pasada, la fuerza anunció sus planes de ampliar la definición de los crímenes de odio (la cual ya incluye la hostilidad hacia alguien por su raza, religión, identidad de género y sexualidad) para incluir la hostilidad hacia alguien porque es mujer. Cosas como abuso verbal, decir piropos guarros, manosear, exhibirse y chiflar sexualmente.
Unos cuantos tabloides pillaron la parte de los chiflidos sexuales con una indignación irrisoria que insinuaba que el cambio en la ley significaba cárcel inmediata para los chicos buenos (¿presumiblemente imaginarios?) cuyos chiflidos motivados sexualmente nunca son intimidantes y nada más indican una benignajoie de vivre. Como el Bert de Mary Poppins, sólo excitado, en público.
Por supuesto, esto ignora convenientemente el hecho de que los piropos guarros y los tipos de comportamiento relacionados en realidad —o, por lo menos, no sólo— se tratan de sexo sino de poder.
El acoso en las calles es parte de una cultura más grande de misoginia y violencia de género. Son hombres sintiendo que tienen derechos sobre los cuerpos de las mujeres —el derecho de hacerles comentarios, lisonjearlas, deshumanizarlas o manosearlas— por el simple hecho de estar en un lugar público.
El cambio en la ley tiene la intención de demostrar que este parecer es indefendible, y que este comportamiento es inaceptable. Para provocar un cambio de actitud.
La mayoría de la gente acepta que esto ya no es correcto encender un Marlboro en el piso superior de un autobús como antes lo era. Si ese comportamiento ahora es criminal es porque es antisocial y dañino, ¿por qué no esto?
El tomar con seriedad las experiencias de las víctimas les dará a más de ellas el valor para reportar incidentes. Aumentará la seguridad de las mujeres y —crucialmente— sus sentimientos de seguridad.
Las mujeres no experimentan un acceso igual ni tranquilidad en espacios públicos y el acoso en las calles es una de las principales razones. Registrar estos incidentes también proveerá un poco de la información muy atrasada sobre ellos. Cuando y donde sucede esto, si se relaciona con otras ofensas y cómo abordarlas mejor en el futuro.
Necesitamos más información. Hasta que la nueva información empiece a llegar, sólo podemos usar los hechos que conocemos bien. Los hechos que mujeres de todo el mundo siguen repitiendo, y seguirán repitiendo hasta que todos las oigan. Que esto sucede todo el tiempo y necesita pararse.
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Publicado en cooperación con Newsweek /Published in cooperation with Newsweek
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