LOS PROBLEMAS comenzaron en octubre, cuando, dicen los trabajadores, la empresa Cotemar les quitó prestaciones y redujo sus salarios. Aunque inconformes, para ellos lo más importante era conservar el empleo en un ámbito que a escala internacional se encuentra fuertemente deprimido. Pero en junio los embarcados en ese rol decidieron manifestar sus inconformidades tras ocho meses en condiciones adversas: organizaron un paro en el área petrolera más importante de México, en la Sonda de Campeche, obstruyendo así el paso al principal centro de producción de Pemex.
En tierra, un paro laboral parece algo sin mayor trascendencia. Pero que los empleados del offshore Costa Afuera (como se identifica a quienes trabajan en barcos y plataformas marítimas) llegaran a una medida de esta naturaleza los ponía en riesgo no solo a ellos, sino a las instalaciones que son consideradas de seguridad nacional y que, por lo tanto, están permanentemente custodiadas por la Armada de México y otros órganos del ámbito federal.
Un paro así puede considerarse amotinamiento de graves consecuencias, pero cuando está en juego el sustento familiar, a veces no se miden consecuencias. Los plataformeros estaban desesperados ante el desplome de las fuentes de empleo en el sector Costa Afuera que, como espejo de la principal industria del país, va en picada.
Los trabajos de Costa Afuera son la columna de las actividades petroleras en México, ya que la mayor parte de la producción de hidrocarburos proviene de esa zona, precisamente de la Sonda de Campeche. Unos 50 000 trabajadores laboraban allí, y en solo dos años el número se ha reducido a la mitad. Quienes aún permanecen están dispuestos a efectuar medidas extremas para conservar sus empleos.
Los trabajadores dicen que su determinación se generó a partir de que recibieron la notificación de que habría una reducción salarial del 40 por ciento. Los representantes de la empresa argumentan que los trabajadores querían que se les aumentara “de forma injustificada” su salario en un 20 por ciento.
Aunque la versión de cada una de las partes es diametralmente opuesta, el punto es que se trata de una de las compañías contratistas de Pemex que en el ámbito del Costa Afuera se consideraba entre las más sólidas del país. Y, de acuerdo con los vaticinios del actual gobierno federal tras la reforma energética, debía vivir un auge inusitado y no emprender despidos masivos y ajustes salariales a la baja.
En síntesis, es un reflejo de la situación que viven compañías del sector energético cuya crisis toca las fibras más sensibles con el recorte y la reducción de sus tabuladores para trabajos que a escala mundial son considerados de alto riesgo.
PARÁLISIS EN ALTAMAR
El caos que primaba en la Sonda de Campeche con el paro laboral los sorprendió el 25 de junio, fecha en que, como cada año, en el mundo se celebra el Día Internacional de la Gente de Mar —decretado por la Organización Marítima Internacional en la Conferencia de Manila—, sector que agrupa a todos los trabajadores Costa Afuera. En México son precisamente quienes laboran en barcos y plataformas petroleras, además de los náuticos.
En dicho sector, Cotemar era considerada como representativa de la industria petrolera mexicana, pero hoy, por la grave crisis que enfrenta Pemex, se han reducido considerablemente sus contratos. Las obras ejecutadas por esta compañía han caído un 50 por ciento, confirman directivos de la empresa.
Noventa kilómetros Costa Afuera, el paro o huelga de brazos caídos se registró en el Complejo Akal-C, el que tiene las plataformas más importantes de Cantarell, ya que agrupa siete plataformas de perforación y producción de crudo. Allí, los embarcados de Cotemar, a bordo del barco Atlantis, y quienes hacían labores de mantenimiento mayor a dichas plataformas, hicieron sentir sus reclamos: dejaron herramientas, cruzaron los brazos, algunos incluso se recostaron en pasillos y escalinatas de las plataformas, otros se plantaron en las barandillas y el gangway del barco para bloquear la conexión al complejo de Pemex. Los trabajadores dicen que eran 300 inconformes, la empresa dice que 90, y que esos 90 “no dejaban trabajar a los restantes 400”.
Se paralizaron trabajos de mantenimiento, soldadura y otras maniobras. Como consecuencia, ni los “de compañía”, ni “los de Pemex” podían hacer sus labores. El paro se rompió cuando arribaron funcionarios de Pemex, de Capitanía de Puerto y de la Secretaría de Marina. Los plataformeros aceptaron continuar con su trabajo, pero la noche del viernes retomaron el paro, así que se decidió desconectar el gangway de las plataformas.
La capitanía de puerto abordó la embarcación y se sacó de operación el barco. El sábado 25 de junio los trabajadores fueron desembarcados, trasladados al Puerto Industrial Pesquero de Ciudad del Carmen, despedidos y regresados a sus lugares de origen. La empresa embarcó a otros plataformeros para relevar a los inconformes.
Hasta hace poco, Cotemar era una compañía que ofrecía de las mejores condiciones laborales entre las empresas que operan en los servicios Costa Afuera en la Sonda de Campeche, y en menos de un año pasó a los despidos masivos y reducciones salariales.
Precisamente cuando entró en operación el barco Atlantis, en un contrato que empezó en diciembre, los tabuladores de la empresa ya habían sido modificados, al igual que el de sus tabuladores de todos los demás contratos. Así que, cuando se contrató a la tripulación que abordó el Atlantis para el mantenimiento mayor a las plataformas de Pemex, ya iban con salarios reducidos, en comparación con lo que cobraban antes por trabajos similares.
A nombre de la compañía, uno de sus altos directivos asegura que “aun con la situación de crisis”, y con el ajuste a sus tabuladores, “Cotemar es la empresa que mejores condiciones salariales remunera a sus trabajadores”.
Dice que “a Cotemar le sucede lo que le ha sucedido a todas las empresas que trabajan con Pemex: se ha visto sustancialmente reducida en sus proyectos y ha debido tomar medidas oportunas para seguir siendo una empresa muy sólida”.
Cotemar nació en el boom de la producción petrolera en el país, tras el descubrimiento del yacimiento Cantarell, que hizo de Pemex una de la petroleras más lucrativas del planeta.
Con capital 100 por ciento mexicano, se constituyó en 1979 en la Ciudad de México, donde tiene oficinas, igual que en Monterrey, pero se radicó en Ciudad del Carmen, donde está el grueso de sus operaciones, ya que esa firma se erigió como la principal proveedora de servicios de alimentación, hospedaje y apoyos de transporte para el personal de plataformas y barcos que operan en la Sonda de Campeche, diversificada en el mantenimiento y rehabilitación también de plataformas y centros de proceso de producción de hidrocarburos.
En el sector Costa Afuera, para los trabajadores resultaba atractivo reclutarse con Cotemar, por los salarios y estándares de seguridad más aceptables.
Los trabajos de Costa Afuera son la columna de las actividades petroleras en México, ya que la mayor parte de la producción de hidrocarburos proviene de esa zona, precisamente de la Sonda de Campeche. Foto: PEMEX/CUARTOSCURO
EL EFECTO PEMEX
Pero este año, entre la crisis mundial del petróleo y la aplicación de una reforma energética que aún no genera las tan ansiadas fuentes de empleo, el panorama para el sector Costa Afuera es de los que se encuentran más deprimidos. Así puede observarse en la Sonda de Campeche y su conexión en tierra en la isla de Ciudad del Carmen, donde decenas de compañías cierran sus puertas, otras reducen su planta laboral al mínimo, impactando severamente la economía local.
En esta región, que por décadas aportó el mayor porcentaje de ingresos petroleros, al producirse aquí el 70 por ciento del crudo mexicano, es donde más han impactado los recortes presupuestales de 100 000 millones de pesos anunciados por Pemex, pues la mayor parte es precisamente en áreas de explotación y producción, que son las que se hacen en esta región petrolera.
Los datos son ilustrativos: aquel Cantarell que era el segundo complejo más productivo del mundo —sólo detrás del saudí Complejo Ghawar— y que en sus mejores años llegó a producir 2 000 000 de barriles de crudo diarios, hoy, casi tres años después de entrar en vigor la reforma energética, está produciendo menos de 200 000 barriles de crudo diarios.
Aunado a la modificación que Pemex hizo de los esquemas de pago a sus proveedores a un plazo de 180 días, también canceló docenas de contratos de manera anticipada en áreas de servicios, lo mismo en exploración, perforación y mantenimiento, aplicando la cláusula de “interés social”. En otros contratos se aplicaron descuentos o modificaciones presupuestales; otros se suspendieron temporalmente, y muchos de plano ya no se renovaron. En la historia de Pemex nunca antes se había aplicado dicha cláusula.
A la empresa Cotemar se le cancelaron contratos anticipados y otros ya no se le renovaron. En octubre de 2015 la compañía redujo las prestaciones laborales a sus trabajadores. Luego, en marzo pasado, despidió a 2300 de ellos, lo que encendió las alertas entre el sector Costa Afuera a escala internacional. Entonces comenzó a hablarse de qué tan difícil estaría el negocio petrolero en el Golfo de México con tal número de despidos.
Pemex terminó de manera anticipada contratos con Cotemar y ya no renovó otros, que incluían cinco plataformas propiedad de la empresa noruega Prosafe, que Cotemar fletaba y operaba: Hibernia, Jasmina, Regency, Lancia, Britannia.
Los contratos que tenía vigentes para el arrendamiento de las plataformas Safe Lancia y Safe Regency (propiedad de Prosafe) concluían, uno, hasta diciembre próximo y otro, en diciembre de 2017, pero sorpresivamente en marzo Prosafe anunció en un comunicado que tres de sus plataformas que Cotemar operaba en México serían retiradas —Safe Lancia, Safe Regency y Safe Britannia—, como consecuencia de los recortes y crisis de Pemex, que afectaron a su cliente mexicano Cotemar.
La plataforma semisumergible Safe Lancia trabajaba con el contrato 428233858, vigente del 2 de diciembre de 2013 al 2 de diciembre de 2016, en el cual Cotemar tenía contratado el suministro, prefabricación, instalación de estructuras y otras obras diversas a los equipos de perforación marinos, todo en Sonda de Campeche, pero en marzo Pemex canceló el contrato.
La plataforma habitacional Safe Regency trabajaba bajo el contrato que había tenido fecha hasta diciembre de 2017, pero también fue cancelado.
En el caso de la plataforma habitacional Safe Britannia, se trata de uno de los floteles que por muchos años alojó a trabajadores de la Sonda de Campeche. Su contrato estaba vigente hasta diciembre de 2015 y, como en otros periodos, normalmente se renovaría. Esta vez ya no sucedió. Ante el negro horizonte financiero, Prosafe la sacó del Golfo de México, y posteriormente haría lo mismo con sus otras plataformas.
Prosafe es una compañía de origen noruego, que es la mayor propietaria y operadora de plataformas de alojamiento para la industria Costa Afuera a escala mundial, con el 52 por ciento del mercado global. Actualmente tiene sus oficinas centrales en Chipre.
El comunicado que la compañía líder mundial en la operación de plataformas habitacionales emitió en marzo ilustra la crisis del Costa Afuera en el país: “Basándose en la fuerte relación de trabajo desarrollado a lo largo de 20 años entre Prosafe y Cotemar, se continúa trabajando de manera productiva para hacer frente a los retos que enfrenta México y estar en condiciones de reaccionar cuando el mercado se recupere en México”.
Para los trabajadores plataformeros, que permanecen embarcados en roles de 14 días promedio, la alimentación, estancia y condiciones de hospedaje son fundamentales. Las plataformas de hospedaje, también llamados floteles de Prosafe subarrendados por Cotemar, eran de las más estratégicas para las labores en la Sonda de Campeche y todo el Golfo de México; ahí es donde se hospedaba y alimentaba a los empleados de la región, tanto de Pemex como de sus compañías contratistas durante sus roles de trabajo en plataformas, barcos y áreas de producción marítima. Su retiro refleja también los recortes de personal en muchas empresas del Costa Afuera.
Por ejemplo, Safe Regency, construida en 1982 en el astillero Fels, en Singapur, alojaba a cientos de trabajadores plataformeros: tiene 644 camas y 88 estaciones de trabajo; la Safe Britannia es una plataforma semisumergible construida en 1980 en Gotaverken, Arendal, y alberga a 812 trabajadores; la Safe Lancia albergaba a 605 trabajadores por turno.
En la Sonda de Campeche hay empresas que tenían mucho tiempo y con varias embarcaciones y equipos marítimos, y han debido reducir su operación a la mitad o en algunos casos, a menos. Foto: ESPECIAL/CUARTOSCURO
LA CRISIS TOCA TIERRA
La deuda de Pemex con sus proveedores ronda los 158 000 millones de pesos, entre ellos, muchos de los que realizan trabajos en Costa Afuera.
Empresas que laboran en la Sonda de Campeche han transferido a sus trabajadores el atraso en los pagos, algunas de las más pequeñas se han declarado en bancarrota y hay también las que han dejado trabajadores a la deriva salarial.
Los despidos son el pan de cada día en Ciudad del Carmen, donde están las oficinas que representan a las empresas Costa Afuera. Tales despidos están repercutiendo en la economía de estados como Campeche, Oaxaca, Veracruz, Tabasco, Tamaulipas, Yucatán y Chiapas, principales entidades de origen de los plataformeros. Por ejemplo, en poblados como Agua Dulce, Las Choapas y Minatitlán, en Veracruz, muchos jefes de familia trabajaban en labores de mantenimiento y como perforadores en la Sonda de Campeche, y hoy están sin empleo.
Carlos Madrigal, veracruzano plataformero en la Sonda, cuenta que la compañía para la que labora durante todo el año les ha pagado solo medio salario argumentando que arrastran demoras en los pagos. “Aceptamos o nos quedamos sin trabajo”, dice.
El Puerto Pesquero Ciudad del Carmen, donde se ubican las oficinas de la mayoría de empresas que laboran en plataformas y barcos de la Sonda, es un hervidero cotidiano de trabajadores en busca de embarcarse por los salarios que les ofrezcan las compañías que han optado por relevar su mano de obra por quienes les cobren mucho menos que los estándares del sector. Compañías de todos niveles están bajando sus condiciones laborales, y en barcos y plataformas son pocos los trabajadores que no hablan de atrasos en sus pagos.
Yadira Gómez, una administrativa que labora en el área de recursos humanos de una empresa que da servicios de mantenimiento a centros de producción, dice que desde enero recibieron la orden de no aceptar solicitudes de empleo.
Crisis y recorte presupuestal impactan a empresas mexicanas y extranjeras que laboran en la Sonda de Campeche. Pablo Ramírez, quien trabaja para una compañía canadiense en la zona, dice que la empresa también ha hecho recortes y reajustes a sus tabuladores.
No obstante, Ismael Sánchez, otro plataformero oriundo de Ciudad del Carmen, considera que algunos contratistas “están usando de pretexto la crisis de Pemex para bajar el salario de los trabajadores aunque ellos tengan contrato”.
En efecto, el capitán Enrique Lozano, inspector en México de la Federación Internacional de Trabajadores del Transporte (ITF), con sede en Londres y que agrupa a organizaciones del sector Costa Afuera en 147 países, explica que ha recibido llamadas de trabajadores solicitando asesoría ante medidas impuestas por algunas empresas como quitarles prestaciones sociales.
El capitán Lozano, quien es uno de los mayores expertos del sector Costa Afuera a escala mundial, señala que las circunstancias que enfrenta el sector en la Sonda de Campeche es “muy grave”.
Las cifras son duras: de 50 000 fuentes de empleo que representaba el sector Costa Afuera en la Sonda de Campeche, entre empleados fijos y relevos, en solo dos años, “se ha reducido casi a la mitad”, y en condiciones salariales menores.
Refiere como ejemplo que, “en efecto, Cotemar era una de las empresas más sólidas en la Sonda de Campeche, y era considerada un modelo de empresa que tenía el respaldo de noruegas como Prosafe, pero en estos momentos la situación es de crisis, está afectando a muchos trabajadores en la región, y es un panorama que no se compondrá a corto plazo”.
Explica que “en la Sonda de Campeche hay empresas que tenían mucho tiempo y con varias embarcaciones y equipos marítimos, y han debido reducir su operación a la mitad o en algunos casos, a menos. El panorama es de barcos amarrados, oficinas cerradas y cientos de trabajadores que buscan subir a plataformas y es un problema que no solo alcanza a subalternos, sino también a oficiales, que son de preparación académica alta. Diariamente recibimos llamadas de gente con mucha experiencia, que tenía 15 o 20 años laborando en la Sonda de Campeche, y que han sido despedidos”.
Como en cascada, las consecuencias negativas se ven reflejadas en Ciudad del Carmen, el punto de conexión de los trabajadores de Costa Afuera. Prácticamente toda la economía local dependía de ellos, lo mismo en hoteles, casas de huéspedes, restaurantes, supermercados, transporte, y todo tipo de servicios, por lo que, la falta de trabajo y de flujo de efectivo, dice Lozano, “está convirtiendo la región abruptamente en una zona fantasma”.
La situación laboral en el Costa Afuera se torna más sombría. El inspector Lozano explica que cada día recibe numerosas llamadas de trabajadores de la Sonda de Campeche que le piden orientación de sus derechos laborales ante la situación que enfrentan con compañías propietarias de barcos y plataformas que han dejado de pagarles los salarios, les han reducido prestaciones o los despiden.
Tal problemática la expuso el inspector durante una reunión internacional del sector Costa Afuera que en abril tuvo lugar en Noruega.
Según sus estimaciones, derivado de la crisis en la industria petrolera mexicana, unos 40 000 trabajadores, tanto de Pemex como sus contratistas en el sector Costa Afuera, se sumarán a las filas del desempleo.
En su reestructura, bajo el mando de José Antonio González, Pemex recientemente canceló 38 contratos de barcos y suspendió otros cuatro. El número de embarcaciones que operaba en la Sonda de Campeche se redujo prácticamente a la mitad. Aun cuando tales cancelaciones significarían reducciones en gastos de operación para la petrolera, también implican despidos masivos. Es decir, la crisis no se revierte.