DE TIEMPO Y CIRCUNSTANCIAS (SEGUNDA DE TRES PARTES)
En la primera parte de este artículo vimos las causas inmediatas de la guerra entre judíos y palestinos. Nos remontamos a la causa de la migración judía a Palestina; además, vimos cómo y por qué los árabes, unidos a los ingleses, sacaron a los otomanos de Palestina. Hoy veremos qué pasó cuando los ingleses se quedaron con el control de Palestina y cómo correspondieron al apoyo de los árabes.
La huida de los otomanos complació a los árabes y todo hubiera sido coser y cantar si a los ingleses no se les hubiera ocurrido firmar otros dos acuerdos que resultaban contradictorios con los que Hussein ibn Ali y sir Henry McMahon tuvieron en marzo de 1916.
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El primer acuerdo violatorio fue el Sykes–Picot. En este, ingleses y franceses, con la anuencia de los rusos, se repartieron en secreto las regiones de Oriente Medio, esas que McMahon le había reconocido a Hussein al acordar la unión para combatir a los otomanos. Inglaterra se quedó con Irak (especialmente el sur), Jordania y la región costera alrededor de Haifa y Acre, en Palestina; Francia controlaba al Líbano, Siria y parte del sudeste de Turquía. El acuerdo se firmó el 16 de mayo de 1916.
El segundo fue la Declaración Balfour, en la que Inglaterra le designó una parte de Palestina al Estado Judío. Hussein se enteró del acuerdo Sykes-Picot cuando aún peleaba contra los otomanos y supo que los acuerdos con McMahon se habían traicionado. La declaración Balfour también se hizo antes de sacar a los otomanos, pero en ese momento la prioridad fue sacarlos; luego se vería la parte territorial.
SE ROMPIÓ LA CONFIANZA ENTRE HUSSEIN Y MCMAHON
La declaración Balfour se emitió el 2 de noviembre de 1917. La expulsión de los otomanos se cristalizó el 30 de octubre de 1918. La Primera Guerra Mundial terminó en noviembre de ese mismo año.
Cuando callaron los tambores de guerra, Hussein le reclamó a sir Henry la parte territorial haciendo hincapié en Palestina. McMahon, sabedor de que lo había dejado indefinido, se aferró a que Palestina no sería del Estado Árabe. Hussein se aferró a que se había acordado, y la confianza entre ellos se fue al rancho de López Obrador.
Luego, los cínicos ingleses le pidieron a Hussein que firmara el acuerdo divisorio de Palestina, pero un Hussein indignado se negó rotundamente a la división. De manera que la parte de Palestina que le correspondió a los judíos se entregó sin la anuencia de los árabes, que eran la etnia mayoritaria en la zona.
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La traición de que fue objeto Hussein se conoció gracias a que los bolcheviques rusos la publicaron para exhibir la perfidia de los imperialistas ingleses, y de la Rusia zarista. Para acabar de complicar el asunto, Hussein lo manejó no solo como una traición a los árabes, sino también a los musulmanes. Así, cuando la ONU le asignó una fracción de los territorios de Palestina a los judíos, el mundo árabe y el mundo islámico rechazaron la decisión. Este fue el origen del conflicto árabe-israelí.
La ONU adjudicó a los judíos el 55 por ciento de palestina, y a los árabes palestinos, el 45 por ciento. La frontera palestina limitaba al norte con Líbano; al este, con Siria y Jordania; al suroeste, con Egipto, y al oeste, con el Mar Mediterráneo. Jerusalén está en la parte media y quedó como una zona internacional. El control de Jerusalén quedó en manos de la comunidad internacional, es decir, de todos, y en donde todo es de todos nada es de nadie.
LOS ÁRABES PALESTINOS FUERON OBLIGADOS A EMIGRAR
El rechazo total de los árabes se tradujo en violencia. El 29 de noviembre de 1947 la ONU dividió el mandato británico de Palestina en dos Estados; uno, de árabes palestinos, y el otro, judío. Al día siguiente comenzaron las escaramuzas entre árabes palestinos y judíos. La superioridad israelí los llevó a tomar el control de los territorios asignados, y todavía se extendieron ocupando áreas que no les estaban designadas.
Los árabes palestinos fueron obligados a emigrar. Es cierto que ellos comenzaron el pleito, pero también es cierto que peleaban por un territorio del que los habían despojado con promesas engañosas. La superioridad judía fue tal que obligó a los países árabes a entrar al quite y defender a sus hermanos.
El 14 de mayo de 1948 los judíos estaban de fiesta. Se había cumplido la profecía bíblica: acababan de regresar a la tierra prometida; de estrenar su Estado Judío; y de declarar su independencia. Pero del jolgorio pasaron al velorio, pues al día siguiente fueron invadidos por cinco países: Egipto, Siria, Jordania, Líbano e Irak. La invasión los tomó desprevenidos y hubo más de 3,000 bajas de lado judío.
La comunidad internacional se abocó a buscar una solución negociada. La ONU nombró al conde sueco Folke Bernadotte como mediador. Bernadotte logró que se detuvieran temporalmente los combates. Los judíos, que estaban en desventaja, aprovecharon la paz para armarse y organizar un ejército en forma. Al terminar la tregua los judíos estaban armados y preparados. De modo que en julio de 1948 atacaron a los árabes. Esta vez los moros se llevaron la peor parte, e Israel recuperó y extendió los territorios asignados.

LOS JUDÍOS IMPIDIERON QUE LOS PALESTINOS VOLVIERAN A SUS TIERRAS
Folke Bernadotte fue llamado de nuevo para restablecer la paz y propuso otro plan. Este se estableció el 18 de julio. La segunda fase de la guerra duró solo nueve días, estos les bastaron a los judíos para revertir la situación, pasando de la defensiva a la ofensiva, y de la derrota a la victoria.
La nueva tregua quedó establecida. Una de las condiciones era permitir que los palestinos regresaran a sus tierras, pero los judíos se negaron y comenzaron a ver a don Folke como ajeno a los intereses de Israel. De esta percepción surgió la perversa ocurrencia de matar a don Folke, y en menos de lo que se los cuento los judíos lo eliminaron. La ONU nombró a un nuevo mediador. Este fue el Dr. en Ciencias Ralph Bunche. El Dr. Bunche fue el asesor principal de Folke Bernadotte.
La tregua se rompió en octubre y se inició así la tercera fase de la guerra. En esta, los ejércitos israelíes conquistaron un terreno mucho mayor del que les habían asignado, pues se apropiaron del 78 por ciento de Palestina. El pueblo palestino fue obligado a emigrar.
Las negociaciones de paz, después del asesinato de Bernadotte, tenían que llevarse con el mayor cuidado. Ralph Bunche, consciente del final que tuvo su jefe, estaba muy escamado, pero era un diplomático de extraordinario talento. Desmenuzó el problema haciendo acuerdos con cada país. Así hubo un acuerdo de Israel con Egipto, con Líbano, con Jordania y con Siria. Armarlos le llevó más de medio año. El armisticio terminó de acordarse en septiembre de 1949.
TODOS ESTABAN EN PAZ, PERO NADIE ESTABA CONTENTO
Un detalle sobresaliente es que en ningún acuerdo los árabes reconocieron el Estado de Israel, pero aceptaron líneas provisionales de fronteras. Israel se quedó con los territorios que había ocupado en Palestina y estableció fronteras y gobierno en esa zona.
Todos estaban en paz, pero nadie estaba contento. Se instaló una tensa calma que se rompió a los siete años. Así, en 1956 hubo de nuevo guerra; 1967, 1973 y 1982 también fueron años bélicos. Solo que en la de 1982 el problema lo inició La Organización para la Liberación de Palestina, una institución creada por la Liga Árabe con la misión de liberar Palestina y acabar con Israel.
Fueron cinco guerras. Israel venció en cuatro y podemos considerar que hubo empate en una: la de 1973. El resultado fue que los judíos se quedaron con el 78 por ciento de Palestina, además del lado oriente de Jerusalén, y dejaron en Cisjordania y en la franja de Gaza presencia militar y administrativa.
Después de estas guerras hubo conflictos sangrientos entre Israel y Palestina. Israel tenía un fuerza militar y estratégica muy superior a la de Palestina y a la de cualquier país árabe y surgieron una serie de organizaciones, algunas nacionalistas, otras religiosas, para liberar a Palestina. Algunas de estas son: la Organización Para la Liberación de Palestina (OLP), el Frente Popular para la Liberación de Palestina, Septiembre Negro, Yihad Islámica, Hezbolá, Hamás y la Brigada de los Mártires de Al Aqsa.
Todas compartían dos objetivos: liberar Palestina y aniquilar a Israel. La OLP, eventualmente, comprendió que lo de aniquilar Israel era un sueño guajiro, así que reconoció al Estado de Israel y buscó una solución negociada, pero ello le restó presencia en el mundo árabe y en la comunidad islámica.
¿ESTAMOS EN CAMINO A LA TERCERA GUERRA MUNDIAL?
El terrorismo es una estrategia de debilidad que adoptan quienes carecen de un poder real. El terrorismo infunde miedo, este miedo genera desconfianza e inestabilidad política que los terroristas usan como herramienta de negociación. Así, consciente de su desventaja, el mundo árabe optó por una estrategia terrorista.
Una de estas misiones fue la que protagonizó Hamás el 7 de octubre de 2023. La irrupción en el concierto tuvo todas las características de un ataque terrorista exitoso, pues tuvo un fuerte impacto psicológico, extraordinaria cobertura mediática, extrema crueldad, y desestabilización social y política.
En la primera parte de este artículo vimos las razones por las que los judíos emigraron a Palestina, y como árabes e ingleses expulsaron a los otomanos de ese territorio a finales de la Primera Guerra Mundial. Hoy hemos ventilado los múltiples repartos que hicieron los ingleses de Palestina; las guerras árabe-israelíes como una de las funestas consecuencias de la traición de McMahon a Hussein; el trenzado de los conflictos territoriales con la causa religiosa; la inferioridad militar árabe, que los llevó a una estrategia terrorista; algunas de las más importantes organizaciones terroristas; y mencionamos de nuevo el ataque del 7 de octubre de 2023 a cargo de Hamás.
En nuestra próxima y última entrega nos ocuparemos de los actores del actual conflicto y de las razones por las que, de este conflicto, no surgirá ni la paz ni la tercera guerra mundial.
VAGÓN DE CABÚS
Hace muchos años dejé de ver futbol. Fue cuando Miguel Mejía Barón no dejó entrar a Hugo Sánchez en el partido de octavos de final contra Bulgaria, en el Mundial de 1994. Hasta ese día tuve la ilusión de ver a México coronarse como campeón mundial.
Supe, en cambio, de la reciente victoria contra Estados Unidos en la Copa de Oro de la Concacaf el domingo 6 de julio. En estos días llenos de noticias complicadas, la del campeonato Concacaf me resultó muy gratificante. ¡Felicidades a todos! N
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Salvador Casanova es historiador y físico. Su vida profesional abarca la docencia, los medios de comunicación y la televisión cultural. Es autor del libro La maravillosa historia del tiempo y sus circunstancias. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.