El consumir productos lácteos antes de dormir puede provocar más que simples molestias estomacales: también influye en la aparición de pesadillas. Así lo sugiere una investigación reciente que encontró una relación significativa entre la intolerancia a la lactosa y los sueños perturbadores.
Según los investigadores, el malestar gastrointestinal nocturno interrumpe el sueño y puede influir en su contenido. “La intensidad de las pesadillas está estrechamente vinculada con la intolerancia a la lactosa y a otras alergias alimentarias”, explicó Tore Nielsen, autor principal del estudio publicado en Frontiers in Psychology.
Estos hallazgos abren la puerta a una posible solución: ajustar la dieta de quienes sufren este tipo de sensibilidad ayudaría a reducir la frecuencia e intensidad de las pesadillas. De acuerdo con el portal de estadística en línea Statista, en 2023 se consumieron a escala global aproximadamente 369,200 millones de kilogramos de productos lácteos, lo que supuso un incremento de más de 9,000 millones con respecto al año anterior. Se estima que en 2029 el consumo global de leche y sus derivados se sitúe en torno a los 434,000 millones de kilogramos.
Durante siglos, se ha sospechado que la alimentación afecta el sueño, pero la evidencia científica es escasa. Para comprobar esta conexión, Nielsen y su equipo encuestaron a 1,082 estudiantes de la Universidad MacEwan de Canadá. Se preguntó a los participantes sobre la duración y la calidad a la hora de dormir, los sueños y las pesadillas; la relación percibida entre la comida y los sueños, y su salud mental y física.
LAS PESADILLAS POR LA LECHE
Alrededor de un tercio de los encuestados reportó pesadillas frecuentes. Las mujeres eran más propensas que los hombres a recordar sus sueños, a reportar faltas y a experimentar pesadillas. También eran casi el doble de propensas a mencionar alergias o intolerancias alimentarias. Un 40 por ciento de los participantes sostuvo que comer tarde o consumir ciertos alimentos afectaba su sueño, mientras que cerca del 25 por ciento pensó que ciertos alimentos lo empeoraban activamente. Quienes llevaban una dieta menos saludable reportaron tener más sueños negativos y, en general, un peor recuerdo de ellos.
“Nos preguntan con frecuencia si la comida afecta los sueños, especialmente los periodistas que viajan a vacaciones gastronómicas. Ahora tenemos algunas respuestas”, dijo Nielsen.
Al analizar los datos, los investigadores descubrieron que la intolerancia a la lactosa se asociaba específicamente con pesadillas, síntomas gastrointestinales y mala calidad del sueño.
“Las pesadillas son peores para las personas con intolerancia a la lactosa que sufren síntomas gastrointestinales graves y cuyo sueño se ve interrumpido. Esto tiene sentido, ya que sabemos que otras sensaciones corporales pueden afectar el sueño. Las pesadillas pueden ser muy perturbadoras, especialmente si ocurren con frecuencia, ya que tienden a despertar a las personas en un estado disfórico. También pueden provocar conductas de evitación del sueño. Ambos síntomas pueden impedir un sueño reparador”, agregó. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek)