La medida, que forma parte de una estrategia de presión para controlar la inmigración ilegal y el tráfico de fentanilo, ha encendido las alarmas en ambos países.
Una fuente de la Casa Blanca confirmó a la agencia AFP que los aranceles del 25% anunciados recientemente por Trump se sumarán a los impuestos previamente establecidos, elevando la tarifa total a un 50% si entran en vigor el 1 de marzo. El decreto firmado el lunes por el presidente estadounidense establece que estas tarifas se aplicarán a todas las importaciones de acero y aluminio, sin excepción, alegando razones de “seguridad nacional”.
Reacciones en México y Canadá
El secretario de Economía de México, Marcelo Ebrard, fue contundente en su respuesta al mandatario estadounidense, instándolo a actuar con “sentido común” y advirtiendo sobre el impacto negativo que esta decisión tendría en ambas economías. “Estados Unidos nos vende más de lo que nosotros les exportamos. No se justifica esta tarifa”, señaló Ebrard, subrayando que la medida podría desestabilizar una relación comercial construida a lo largo de más de 40 años.
Por su parte, el gobierno canadiense también ha manifestado su preocupación. Dominic LeBlanc, ministro de Comercio de Canadá, viajará a Washington para discutir la situación con altos funcionarios estadounidenses. “No creemos que los aranceles sean la solución correcta, pero esperamos que Estados Unidos tome una decisión definitiva antes de tomar represalias”, declaró.
Impacto global y advertencias de represalias
Los nuevos impuestos afectarán con fuerza a Canadá, principal suministrador de acero y aluminio de Estados Unidos. También golpean a Brasil, México y Corea del Sur, importantes proveedores de acero.
La Unión Europea y Reino Unido han advertido que no se quedarán de brazos cruzados ante los aranceles de Washington. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, aseguró que responderán con medidas “firmes y proporcionales”, tal como ocurrió durante el primer mandato de Trump.
El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, también se pronunció con firmeza desde París, asegurando que su país reaccionará con “energía y determinación”. Mientras tanto, el Reino Unido y Alemania evalúan estrategias conjuntas para enfrentar los nuevos impuestos, en un intento por evitar una escalada de tensiones comerciales.
Un déjà vu comercial
No es la primera vez que Trump recurre a los aranceles como herramienta de negociación. Durante su primer mandato, en 2018, impuso tarifas similares al acero y aluminio, generando una guerra comercial que afectó a múltiples sectores. Ahora, con su regreso a la Casa Blanca, la historia parece repetirse, poniendo en jaque los acuerdos de libre comercio vigentes.
A medida que se acerca la fecha límite del 1 de marzo, las miradas están puestas en Washington. La decisión final de la administración Trump no solo podría redefinir las relaciones comerciales con México y Canadá, sino también afectar la estabilidad de la industria manufacturera en Norteamérica y más allá. N
Con información de Animal Político.