El Mecanismo Laboral de Respuesta Rápida, pieza clave del T-MEC que ha generado debates entre las empresas mexicanas, como Industrias Tecnos S.A. de C.V., Pirelli Neumáticos, Bader de México y Concrete Equipment. Aunque este mecanismo busca garantizar el respeto a los derechos laborales en la región, su implementación ha planteado desafíos significativos para el sector empresarial.
Desde la perspectiva de los especialistas, el mecanismo presenta deficiencias en términos de transparencia y debido proceso. Uno de los puntos más críticos es la posibilidad de imponer sanciones comerciales inmediatas, como la suspensión de liquidaciones aduanales, antes de que se confirme alguna violación laboral. Esta situación no solo impacta la capacidad operativa y de exportación de las empresas, sino que también afecta directamente su reputación, al asociarlas con presuntas irregularidades sin una investigación exhaustiva.
En muchos casos, las acusaciones se basan en información incompleta o documentos testados que dificultan identificar el origen de la queja o los hechos concretos. Esto deja a las empresas en un estado de indefensión, sin herramientas claras para responder o corregir posibles errores, señalan expertos.
Empresas como Concrete Equipment ya han señalado casos donde, a pesar de concluir con éxito la investigación, la falta de claridad inicial generó un impacto reputacional. Por otro lado, Pirelli Neumáticos y Bader de México enfrentaron procesos que, según sus voceros, se activaron sin agotar las instancias nacionales, lo que contraviene el principio de definitividad.
Mientras que en Estados Unidos se requiere una resolución previa en su sistema judicial antes de aplicar el mecanismo, en México este se activa de forma directa, lo que genera una percepción de desigualdad en su implementación.