Los altos niveles de arsénico y flúor han convertido el agua de Durango en “veneno”, advirtió la diputada Cinthia Montserrat Hernández, presidenta de la Comisión del Agua en el Congreso del Estado.
Al reunirse con el Consejo Consultivo del Agua, planteó la urgencia de gestionar más recursos para realizar obras hídricas, y señaló que es necesaria la cooperación entre el gobierno estatal, el Congreso local, los legisladores federales y los municipios para resolver este problema de larga data.
Hizo hincapié en la importancia de que la Planta Potabilizadora en Durango capital pueda iniciar operaciones, además de que se cuente con la aprobación del proyecto para la construcción de la Presa Tunal II, por lo que, afirmó, la suma de esfuerzos es necesaria para tocar puertas en el gobierno federal y reducir el daño que el agua genera a los duranguenses.
Además de las obras hidráulicas, la legisladora destacó la necesidad de renovar las tuberías y los medidores, que están obsoletos, para garantizar un suministro de agua adecuado. Puntualizó que muchas de las fugas se dan por los daños que tienen las tuberías, mientras que, en los hogares hay medidores hasta con 50 años de antigüedad, los cuales no registran el uso correcto del vital líquido.
Terminación del agua genera graves problemas de salud, advierten
En este sentido, Guillermo Pérez Gavilán, presidente del Consejo Consultivo del Agua, expuso que la contaminación del agua, con altos niveles de arsénico y flúor, está relacionada con problemas graves de salud como el aumento de casos de cáncer y la afectación del coeficiente intelectual, especialmente en niños. Según explicó, los niños, al estar en etapa de desarrollo, son uno de los grupos más vulnerables ante esta situación.
Coincidió en que una de las principales soluciones es la construcción de la Presa Tunal II y la activación de la Planta Potabilizadora, proyectos que ayudarían a asegurar el acceso a agua limpia tanto para el consumo humano como para las industrias de la región. Señaló también que, al extraer agua a mayor profundidad, aumentan los niveles de metales pesados en el líquido, por lo que es esencial recurrir al agua de las presas.
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