“Anteayer murió en el sanatorio de Kierling en Klosterneuburg, a las afueras de Viena, el doctor Franz Kafka, escritor alemán que vivía en Praga. Pocos aquí le conocían, porque era un ermitaño, un sabio que temía la vida…”, es el inicio de un brillante obituario que le escribió Milena Jesenská, escritora, periodista y traductora checa, y durante mucho tiempo “la enamorada de Kafka” debido a la correspondencia que el escritor le había enviado.
El obituario fue publicado en el diario praguense Národní Listy, el 6 de junio de 1924, tres días después de la muerte del escritor; sin embargo, el público de habla alemana pudo conocerlo hasta 1962 gracias a la revista Forum.
El centenario de la muerte de Franz Kafka se conmemora en todo el mundo al ser uno de los escritores más importantes de la literatura contemporánea, aunque, millones lo identifican solamente por su libro La metamorfosis.
EN LA OBRA DE FRANZ KAFKA NO SE HABLA DE UN INSECTO
En la obra, Franz Kafka (en alemán) describe cómo Gregor se hunde, y agita varias piernas y descubre que lejos de poseer un cuerpo humano tiene una especie de exoesqueleto. La persona que hace la limpieza lo llama un “escarabajo del estiércol”.
Empero, es posible que aquella descripción no sea del todo física, sino que las palabras describan a un ser más misterioso y la idea se dirija mayormente a un significado metafísico.
La traductora de la obra Susan Bernofsky escribió en el New Yorker, en 2014: “tanto el adjetivo ungeheuer (que significa “monstruo” o “enge”) como el sustantivo Ungeziefer, describen algo así como ‘un animal impuro que no es apto para el sacrificio’, que pertenece a ‘la clase de cosas desagradables y espeluznantes’. Sugiere muchos tipos de alimañas: insectos, sí, pero también roedores. ‘Kafka’, escribe Bernofsky, ‘quería que viéramos el nuevo cuerpo y la condición de Gregor con el mismo enfoque nebuloso con el que el propio Gregor los descubre'”.
“EL PROCESO”, DE FRANZ KAFKA
Es probable por esa misma razón que Kafka prohibiera las imágenes de Gregor. En una carta de 1915 a su editor estipuló: “el insecto no debe ser dibujado. Ni siquiera si es desde la distancia”. La portada original del delgado libro presenta a un hombre de aspecto normal pero con una pose donde refleja angustia tal como si estuviera sintiendo una transformación terrible, pero no experimentándola físicamente.
En Kafka, temas como la verdad y la justicia se convierten en los caminos por los que transita su pluma y al mismo tiempo su vida, tal como se conoce en El proceso, que narra la historia de un hombre, Joseph K., detenido el día que cumple 30 años bajo una acusación que ignora.
Es más, ni sus captores ni su abogado, ni siquiera los jueces que llevan su caso, conocen cuál es la causa. K. se convierte desde ese mismo instante en objeto de una maraña legal y jurídica que nadie parece controlar realmente, pero que todos respetan y a la que todos se someten.
Todos, excepto K., incapaz de aceptar un sistema carente de toda lógica; sin embargo, su rebeldía se convertirá en su mayor adversario en un combate que puede acabar con su encarcelamiento o su ejecución, mientras página a página la angustia del protagonista (y del lector) se desborda.
“CARTA AL PADRE”
Siguiendo con la línea “kafkiana” (palabra que generalmente se relaciona con la angustia, la tragedia, la desesperación, lo absurdo y lo extraño), se puede resaltar también Carta al padre, una obra que escribió en 1919 bajo el pretexto de explicarle a su padre el miedo que le inspiraba y justificarle la distancia que la vida había interpuesto entre ellos.
Aunque Franz Kafka optó por escribir la carta con un vocabulario de abogados, con el propósito de suavizar sus explicaciones, la madre del autor después de leerla prefirió interceptarla para que el escrito jamás llegara a su destinatario.
Posteriormente, Kafka encomendó a su amigo Max Brod la misión de destruir su obra, empero, Brod no le hizo caso y olvidó el pedido, con ello no solo salvó una carta de la hoguera, sino que permitió que millones en el mundo puedan disfrutar de la obra pero también conocer la personalidad y sensibilidad del escritor y con ello entender varias de las líneas que expuso en sus obras.
Franz Kafka nació en Praga el 3 de julio de 1883 y falleció un 3 de junio de 1942 en Austria. Desde temprana edad leía ávidamente a Nietzsche, Darwin y Haeckel, sentía una profunda atracción por el socialismo y el ateísmo. N