Durango, Dgo.-
Georgina Porras Parral, cuya familia tiene una sólida tradición en el Instituto Tecnológico de Durango (ITD), se embarcó en un viaje académico que la llevó desde la incertidumbre inicial en la elección de su carrera, hasta una trayectoria exitosa y gratificante en ingeniería química. Después de un breve periodo de licenciatura en administración encontró su verdadera pasión en la química y la ciencia de los alimentos, siendo además que ella siempre se destacó en las matemáticas.
“En todos los exámenes de orientación vocacional que hice, siempre daba como resultado algo relacionado con las matemáticas o ciencias” recuerda Georgina. “Inicialmente, opte por la Administración con la intención de estudiar hotelería, pero pronto me di cuenta de que no era lo mío. Fue entonces Cuando me decidí por la ingeniería química, inspirada por amigos y mi interés en la ciencia de los alimentos.”
Su tiempo en el Tecno fue especialmente significativo, ya que no solo recibió una educación de calidad, sino que también construyó amistades duraderas y conexiones valiosas. “el Tecno y tener a mi familia tan involucrada en la institución, mi papá, mi abuelo y mis tíos trabajaban ahí, o sea, que el Tecno fue mi Alma Mater desde que era niña… Mi abuelo es el profesor Porras…” haciendo referencia al histórico entrenador de atletismo del ITD.
“Recuerdo con cariño a mis maestros de ingeniería química, todos son súper buena onda, durante el doctorado, el doctor Sergio Valle Cervantes, me ayudó mucho para todo lo que era papelería y contactos para los trámites de becas, también tengo presente que en cada semestre tuve maestros que de verdad se interesaban porque todos los alumnos estuvieran bien, cómo fue el profesor Luis Gabriel Montoya Ayón, la maestra Guadalupe Friné González Carranza, la doctora Adriana Martínez Prado y finalmente el ingeniero Carlos Alfonso Hernández Sotelo, quién para mí fue el mejor maestro de toda la vida.
Es así como por medio de la convocatoria de ” International Asociation for the Exchange of Students for Technical Experience (IAESTE) del Centro de Idiomas del ITD, viajó a Suiza para trabajar con un estudiante de doctorado en la Escuela Politécnica Federal de Zúrich, fue ahí donde decidió estudiar un doctorado en Inglaterra.
Después de aplicar para cinco universidades fue aceptada en tres de ellas y decidió inscribirse en la Universidad de Birmingham en el Reino Unido, dónde realizó un trabajo de investigación con el uso de corrientes eléctricas moderadas para cambiar la textura de alimentos o incrementar o hacer más lenta la transferencia de nutrientes con almidones, papas, entre otros.
Georgina actualmente vive en Birmingham, pero trabaja en la ciudad de York al norte de Inglaterra, para la empresa Nestlé, toma el tren los lunes a York y los jueves regresa a Birmingham, el viernes trabaja desde casa, su equipo de trabajo se llama “Technical Competency Unit Manufacturer” y nos explica que cada una de las personas del equipo tiene una especialidad o área en el que le dan soporte a todas las fábricas. Georgina, se encarga del moldeado, las plantas que fabrican chocolates usan moldes y si llegasen a tener un problema con todo lo relacionado a la línea de este proceso, acuden a ella como experta y les ayuda a solucionarlo.
Su trayectoria no estuvo exenta de desafíos, especialmente en la adaptación a nuevas culturas y entornos “el mayor impacto cultural para mí fue en Suiza porque ni siquiera conocía el idioma, pero cuando me mudé al Reino Unido y comencé a salir con el que actualmente es mi esposo, tuve un impacto cultural, porque el acento y las costumbres son muy diferentes, tiempo después, me di cuenta de que lo que me platicaba no era para nada lo que yo había entendido, era muy gracioso”. Compartió Georgina entre risas.
A pesar de su éxito en el extranjero, Georgina no olvida sus raíces mexicanas y anhela la comida y la calidez de su hogar. “extraño mucho a mi familia y algunos lugares como Las Moreras. Cada vez que regreso, voy a las hamburguesas y como gorditas de chicharrón, me gusta traer de regreso manguitos de goma enchilados y una botella de vino de membrillo para cuando me siento nostálgica”. Es así como ella se lleva un pedacito de México.
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