La reciente comparecencia del fundador de Meta (antes Facebook), Mark Zuckerberg ante legisladores en Estados Unidos ha visibilizado la preocupación acerca de los efectos de las redes sociales en jóvenes. Sin embargo, son muchas las noticias que nos hablan acerca de la llamada Generación Z y su vida digital. Por ejemplo, En Sao Paulo se ha decretado que empleados, profesores y alumnos de colegios públicos no podrán acceder a plataformas como TikTok e Instagram en sus instalaciones.
A la par, una escuela secundaria en Carolina del Norte decidió eliminar todos los espejos de sus baños para desalentar a los estudiantes de grabar videos y subirlos a internet mientras están en horario escolar. ¿Efectivamente debemos prohibir los celulares en las aulas?
El filósofo Michel de Montaigne decía que “prohibir es despertar el deseo”. ¿Ha existido algún caso en la historia de la humanidad en que no se cree un mercado negro, inseguridades o estigmatización tras una proscripción?
Esencialmente, ante cualquier restricción, la sociedad busca con mayor vehemencia el ejercicio de su libertad. Sin embargo, en muchas ocasiones el que exista un límite nos ayuda a reflexionar si éste tiene alguna razón de ser y a la vez entender, en este caso, las causas por las que se usuarían apps en tiempos destinados para otros fines.
Según las estadísticas más recientes, el 28% de usuarios a nivel global de TikTok son menores de 18 años mientras que el 35% tienen entre 19 y 29 y un 37% son mayores de 30. Lo mismo sucede con Instagram, el mayor porcentaje de usuarios es aquel que supera los 18 años de edad. Y, aunque hay que considerar que entre más jóvenes es más probable utilizar varias veces al día una plataforma, la realidad es que el uso en escuelas en sí mismo no necesariamente va conectado a una adicción a los dispositivos.
Indudablemente es importante forjar una cultura del autocuidado en el uso de las redes sociales pero también es indispensable distinguir entre lo que puede ser una enfermedad real y lo que son malos hábitos. Existen síntomas muy claros para detectar un transtorno como son la ansiedad, malestar o preocupación por estar desconectado, cambios en el estado de ánimo, aislamiento social, o bien, problemas de concentración, de sueño o fatiga.
¿Por qué los niños, niñas y adolescentes deciden distraerse con sus dispositivos? Sin lugar a dudas, los videos, audios, imágenes y conversaciones son envolventes, personalizados, ágiles, divertidos y con muchas posibilidades. ¿Encuentran las mismas características en el aula? ¿Cómo competir con TikTok? ¿Los docentes estamos capacitados para compartir nuestros conocimientos a los nativos digitales?
Aunque somos generaciones diferentes, todos podemos recordar las distracciones de nuestra infancia y adolescencia: dibujar en los cuadernos, pasar recaditos, hacer avioncitos o servatanas, contestar un chismografo, llevar revistas. Quizás no sean las redes sociales únicamente el problema.
Son muchas las causas que derivan en la falta de atención en clases como el aburrimiento, la ausencia de un plan de estudios adecuado, clases con pocas dinámicas o materiales alejados de las realidades de los alumnos. El uso de dispositivos efectivamente puede distraerles mucho más e invisibilizar problemas de aprendizaje o dificultades emocionales pero no podemos pensar que su prohibición será la única solución sino un paso importante en crear espacios de aprendizaje adecuados.
¿No sería mucho más pertinente que los padres, madres y figuras de crianza colaboremos para evitar un inadecuado de dispositvos digitales? El uso de teléfonos inteligentes, tabletas o videojuegos no puede ser indiscriminado. Al igual que existen hábitos sanos para nuestra alimentación, podemos fijar reglas sencillas sobre horarios, lugares y contenidos a los que se puede acceder.
¿Las escuelas y autoridades educativas pueden mejorar su estrategias para brindar una enseñanza acorde a las necesidades de los estudiantes del siglo XXI? Ese es uno de los grandes retos.
Cesare Beccaria señalaba que “pohibir una multitud de acciones indiferentes, no es prevenir los delitos que puedan nacer de aquellas, sino crear otros delitos nuevos”. Está en nuestras manos fomentar, en las nuevas generaciones, el pensamiento crítico, la capacidad de concentración, identificar los momentos de interacción social, aquellos momentos que son de reflexión y el desarrollo de sus habilidaddes digitales en los espacios adecuados.
* Laura Coronado Contreras. Investigadora del IMEESDN. Académica de la Universidad Anáhuac México. Autora de Familias Enredadas: Cultura Digital para papás, novatos y todos los que quieran aprender del sano uso de las redes sociales (Penguin). N