La oferta académica comienza a migrar hacia las ciencias exactas, como la bioingeniería, las ingenierías en genética y la bioquímica, disciplinas que han empezado a cobrar notoriedad, especialmente en la creación de vacunas.
Las bioingenierías dirigidas al campo de la salud se ocupan del desarrollo y perfeccionamiento de instrumentos de inmunización que apoyan la prevención y tratamiento de enfermedades. Con motivo del Día del Ingeniero —celebrado el 1 de julio— resulta necesario destacar la labor de estos profesionales especializados en las ciencias biotecnológicas, quienes se encargan de hallar los canales para producir las vacunas y acercarlas a las personas.
Los responsables de este conocimiento enfocado en la salud se desempeñan en instalaciones de pruebas, laboratorios escolares, en la industria, gobierno y organizaciones sin fines de lucro. Su campo de acción son los sectores alimenticio, biotecnológico, farmacéutico y de servicios ambientales.
BIOINGENIERÍA, DISCIPLINA ORIENTADAS A LA INMUNIZACIÓN Y LAS VACUNAS
La aparición de virus y enfermedades obliga a los gobiernos y a las instituciones académicas a impulsar la creación de nuevas profesiones que ayuden a combatir las amenazas biológicas a través del conocimiento científico y tecnológico.
Tales condiciones abren la puerta a la ingeniería genética, biomédica y la biotecnología, especialidades implicadas en el diseño de las principales herramientas para inmunizar. Por tal motivo, las vacunas podrían prevenir y limitar 40 por ciento de las muertes a nivel mundial ocasionadas por padecimientos infecciosos.
En México, la producción de proteínas con potencial uso como vacunas contra el covid-19 fue llevada a cabo por un grupo multidisciplinario de investigadores —entre ellos biotecnólogos y bioingenieros— cuyos antígenos se evaluaron en modelos animales y en el suero de pacientes recuperados del virus SARS-Cov-2.
Por otro lado, los ensayos de la vacuna de AstraZeneca —entre más de 32,000 personas en Chile, Perú y Estados Unidos— registró una efectividad de 79 por ciento en evitar casos sintomáticos de coronavirus y de 100 por ciento en la prevención de muertes y hospitalizaciones.
BIOINGENIERÍA, ALIADA EN LA CONSERVACIÓN DE LA SALUD
Producir vacunas contra enfermedades infecciosas crónicas y, con ello, evitar escenarios epidémicos o pandémicos, es el reto que enfrenta la bioingeniería en el campo de la salud.
Poliomielitis, cáncer cervicouterino, neumonías y meningitis bacterianas, hepatitis A y B, tétanos y tosferina son padecimientos y discapacidades que previene la inmunización gracias a la labor de las bioingenierías.
En Brasil, la ingeniería genética permitió que los mosquitos transmisores del zika, dengue y la fiebre amarilla fueran modificados para que no picaran y tampoco portaran un gen autodestructivo.
Esto redujo 82 por ciento las larvas de dichos insectos al cabo de 12 meses, luego de que se liberaran los mosquitos modificados genéticamente, lo cual disminuyó 91 por ciento los casos de la fiebre del dengue.
Lo anterior habla de la adaptación de las ingenierías biológicas a los nuevos requerimientos y exigencias de la población. De la misma forma tiene que ocurrir con las instituciones académicas superiores, las cuales deben construir planes de estudio adecuados al contexto médico y social actual a fin de proporcionarles las herramientas necesarias a los futuros profesionales de la salud.
Impulsar a las bioingenierías por medio del conocimiento académico dará paso a la investigación, prevención y tratamiento de posibles amenazas biológicas, por lo que su campo de acción no solo se expandirá hacia la elaboración de vacunas, sino para innovar y hacer frente a necesidades médicas inexploradas. N
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El Dr. Rogelio Carrera Gutiérrez es director de Ciencias Biológicas y de la Salud de la Universidad del Valle de México (UVM). Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.