La declinante comunidad cristiana de Irak lanzó un nuevo canal de televisión como parte de los esfuerzos por salvar el siriaco, su lengua ancestral. El siriaco, un antiguo dialecto del arameo, surgido hace 2,000 años, fue la lengua tradicional de los cristianos de Irak y de la vecina Siria, en especial en sus casas, pero también en las escuelas y los servicios religiosos.
Sin embargo, las comunidades de habla siriaca de los dos países han declinado los últimos años debido a décadas de conflicto que los han llevado a buscar refugio en otros países. En Irak, se calcula que la población cristiana disminuyó en más de dos tercios en las últimas dos décadas.
“Es cierto que hablamos siriaco en casa, pero lamentablemente siento que nuestra lengua está desapareciendo lenta y sostenidamente”, admitió Mariam Albert, presentadora del canal de televisión en siríaco Al-Syriania.
El gobierno iraquí lanzó el canal en abril para ayudar a mantener viva la lengua, y ofrece una programación variada con cine, arte e historia. “Es importante tener una televisión que nos represente”, comentó Albert, una madre de 35 años. Muchos programas son presentados en un dialecto del siriaco, pero Albert comentó que los boletines noticiosos son transmitidos solo en siriaco clásico, aunque no todos lo entienden.
La meta de Al-Syriania es “preservar la lengua siriaca” mediante “entretenimiento”, explicó Jack Anwia, director de la emisora. “Hubo una época en que el siriaco era una lengua difundida por todo el Oriente Medio”, recordó, al señalar que Bagdad tiene el deber “de evitar su extinción”.
“La belleza de Irak es su diversidad cultural y religiosa”, agregó.
IRAK, UNA CUNA DE CIVILIZACIONES
Irak es conocida como cuna de civilizaciones, incluidos los antiguos sumerios y babilonios, quienes crearon el primer código escrito conocido. El país también albergó la ciudad de Ur, citada en la Biblia como lugar de nacimiento de Abraham.
El país actualmente es ampliamente dominado por musulmanes chiitas, aunque también hay musulmanes sunitas, kurdos, cristianos, yazidíes y otras minorías. Sus lenguas oficiales son el árabe y el kurdo.
Antes de la invasión de Estados Unidos en 2003, Irak tenía alrededor de 1.5 millones de cristianos. En los 20 años transcurridos desde entonces, esa población bajó a unos 400,000, en su mayoría en el norte.
La lengua siriaca ha sido “marginada”, según Kawthar Askar, director del departamento de ese lenguaje en la Universidad Salahaddin en Erbil, en la región autónoma de Kurdistán. “No podemos decir que es una lengua muerta (pero) está bajo amenaza” de desaparecer, explicó.
La causa es la migración, según Askar, quien añadió que las familias que emigran a menudo continúan hablando siriaco entre ellos, pero las generaciones posteriores la abandonan. El departamento de Askar enseña la lengua a unos 40 estudiantes, y otros la estudian en Bagdad. El siriaco también se enseña en unas 265 escuelas de Irak, según Imad Salem Jajjo, encargado de la educación siriaca en el Ministerio de Educación.
EL SIRIACO EN LA LITERATUYA Y CIENCIA
Los primeros registros escritos del siriaco datan del siglo I o II a. C., y alcanzó su máxima difusión entre los siglos V y VII d. C., precisó Askar. En su apogeo, se habló en conversaciones cotidianas y usado en literatura, ciencia y la administración pública. Con las conquistas islámicas del siglo VII, más gente de la región comenzó a hablar árabe. Para el siglo XI, el siriaco estaba claramente en declive.
Pese a las décadas de conflicto que han arrasado a Irak, cientos de libros y manuscritos en siriaco han sobrevivido. En 2014, poco antes de que el Estado Islámico tomara grandes partes del norte de Irak, el arzobispo católico caldeo de Mosul abandonó la ciudad, salvando de los invasores yihadistas un tesoro de manuscritos centenarios en siriaco.
Unos 1,700 manuscritos y 1,400 libros, algunos del siglo XI, están ahora conservados en el Centro Digital de Manuscritos del Este, en Erbil. Este hecho apoyado por la Unesco, la agencia de cooperación estadounidense AID y la orden de los dominicos.
Esa conservación permitirá “preservar el patrimonio y garantizar su sustentabilidad”, declaró a AFP el arzobispo Michaeel Najeeb. El siriaco “es nuestra historia, es nuestra lengua materna”, comentó Salah Bakos, un profesor de Bajdida, un poblado cercano a Mosul, quien adoptó el lenguaje a su currículo hace 18 años.
“Enseñar el siriaco es importante, no solo para los niños sino para todos los segmentos de la sociedad (…) incluso si los padres dicen que es una lengua muerte que no sirve para nada”, agregó. N