Pablo Ibar, de 50 años, es un preso que lleva casi tres décadas en prisión por el asesinato en junio de 1994 de Casimir Sucharsky, dueño de un club nocturno, y de dos bailarinas, Marie Rodgers y Sharon Anderson, en la casa nocturna del empresario en Miramar, cerca de Miami. Este jueves 20 de abril un tribunal de Florida rechazó realizar otro juicio y reafirmó su condena a cadena perpetua.
Poco tiempo antes, Sucharsky había instalado en el salón de su domicilio una cámara de vigilancia que grabó el triple asesinato. Pablo Ibar, ciudadano hispanoestadounidense condenado a cadena perpetua en 2019, niega haber cometido el triple crimen, informó una organización que lucha por su puesta en libertad.
EL JUICIO DE PABLO IBAR ESTUVO “PLAGADO DE ERRORES”
La Corte estadounidense desestimó el recurso presentado en febrero por el abogado de Ibar, en el que se afirmaba que su juicio anterior había estado “plagado de errores” que perjudicaron a su cliente. El acusado “plantea 12 cuestiones, ninguna de las cuales merece una revocación”, indica la sentencia emitida el miércoles 19 de abril por el tribunal del cuarto distrito de apelación de Florida, Estados Unidos.
En las imágenes borrosas, dos individuos matan a las tres víctimas, y uno de ellos se quita la camiseta que le cubre el rostro, se seca el sudor y se vuelve hacia la cámara. La Fiscalía estadounidense siempre aseguró que ese joven era Ibar.
ADN DE IBAR, FRUTO DE “CONTAMINACIÓN ACCIDENTAL”
El acusado, condenado a la pena capital en el 2000, pasó 16 años en el corredor de la muerte hasta que el Tribunal Superior de Florida declaró nulo su juicio por considerar que las pruebas eran “débiles y escasas” y que no había tenido una defensa aceptable. No se registró ningún hallazgo de ADN de Ibar en la escena del crimen; y el cabello, las huellas y la sangre encontrados por los investigadores en la casa no se correspondían con los del acusado.
En 2019, un jurado popular volvió a condenar a Ibar por los asesinatos, pero esta vez a cadena perpetua. Durante el juicio, la Fiscalía añadió a sus pruebas incriminatorias una pequeña muestra de ADN del acusado en la camiseta del joven de la grabación, hallada en la casa de Sucharsky.
La defensa de Ibar sostiene que la presencia de ese ADN es fruto de una contaminación accidental después de que la camiseta fuera conservada por la Policía en una bolsa desprecintada y en mal estado. N
(Con información de AFP)