El Diccionario de la Lengua Española recoge unos 1,400 indigenismos de lenguas americanas, pero debería hacerlo con más sensibilidad y respeto, reclamaron lingüistas latinoamericanos en el Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE), que concluyó este jueves 30 de marzo en Cádiz, España.
El primer “indigenismo” en aparecer en un diccionario de la lengua española lo hizo en 1495, y era “canoa”, un término taíno que Cristóbal Colón había usado en algunos textos tras llegar a América tres años antes. Desde entonces, 1,400 voces originarias americanas engrosan el glosario español, como cacique, maíz, huracán, chocolate, chicle, aguacate, caníbal, tequila, maraca, tomate, piragua, pampa y guano, por citar unos pocos.
LOS INDIGENISMOS PROCEDEN DE 35 LENGUAS ORIGINARIAS
La expansión por América “dio inicio al establecimiento de situaciones de contacto entre el español y las lenguas originarias, como el taíno, y a la necesidad de nombrar nuevas realidades”, explicó la lingüista mexicana Nadiezdha Torres, en un panel sobre el tema celebrado el miércoles en Cádiz.
Esa necesidad de nombrar nuevas realidades y cosas que no se conocían en España dio “paso al uso de préstamos léxicos”, añadió Torres. Estas palabras proceden de 35 lenguas originarias, entre las que hay algunas que, por la fuerza y número de hablantes que conservan, han prestado más.
Las dos lenguas que más palabras han cedido al español son el náhuatl, la antigua lengua del imperio azteca mexicano, con cerca de 400, y el quechua, la antigua lengua de los incas, con más de 300. Para empezar, desagrada el término “indigenismo”, explicó el lingüista peruano Marcó Lovón, ponente del panel.
‘INDIGENISMO’, UN TÉRMINO NEGATIVO
“No uso la palabra ‘indigenismo’ porque desde el Perú sentimos una connotación negativa por el término”, y “preferimos por ejemplo el uso de ‘voces andinas'”, afirmó Lovón, doctor por la Pontificia Universidad Católica del Perú.
Abogó también por hablar en general de pueblos originarios, y no indígenas o amerindios, porque estos términos son parte “de un programa de la colonización”. “Son vocablos muy sensibles para muchas personas, de repente desde acá no se ven así, porque no tienen esos choques ideológicos, pero realmente hay como una especie de reclamo” por cambiarlos, ahondó.
Por su parte, la lingüista chilena Belén Villena, especialista en mapudungún, la lengua mapuche, reclamó “un ejercicio responsable de las comunicaciones que promueva una sociedad que respete sus diferencias culturales”.
“ORIGEN AMERINDIO”
Algo que no ocurre, sostuvo, cuando se habla de “mapuches”, con ‘s’ final, y no de “mapuche”, porque “mapuche significa gente de la tierra, de Mapu, tierra, y che, gente, por lo tanto, (ya) habla de un conjunto de personas”.
La lingüista española Paz Battaner, miembro de la Real Academia Española, donde dirige el diccionario de la institución, admitió que las lenguas originarias “no están muy bien estudiadas desde el diccionario”. Así, “a veces se confunden y, por ejemplo, a veces solamente dicen ‘origen amerindio’ y nada más”, e incluso hay dos que se atribuyen al “cubano, como si hubiera una lengua originaria cubana”.
PALABRAS REDACTADAS EN AMÉRICA
Sin embargo, Battaner sostuvo que “no se puede pedir lo mismo a un Diccionario de la Lengua Española en común, que a diccionarios particulares para comunidades muy concretas”. “No podemos partir de definiciones digamos que son entendibles por un grupo pequeño, cuando tienen que ser para todos”, insistió, afirmando que se están haciendo esfuerzos por mejorar.
“Hay que dar este paso que estamos intentando dar, de que haya muchas cosas que se redacten directamente en América”, pero “eso no quiere decir que los diccionarios dentro de 25 años no vayan cargados de ideología, van a ir cargados de ideología, porque va con el diccionario”, sentenció la académica. N