En el mundo laboral es muy común escuchar que para sobresalir del resto necesitas ser un líder nato cuyos esfuerzos estén encaminados a alcanzar un puesto directivo. Y aunque estas aspiraciones no tienen por qué ser malas, en definitiva, no todos los perfiles encajan en esta descripción.
Por ello, es importante centrarnos en entender por qué no todos necesitan ser un líder o tomarlo como una premisa para sobresalir del resto de candidatos a un puesto. Es bueno entender que todos tenemos habilidades y aptitudes completamente diferentes y que, al final, son estas las que enriquecen a los grupos de trabajo, dado que la diversidad, así como las aptitudes de los equipos de trabajo, terminan siendo fortalezas a largo plazo.
En primer lugar, puede que tus aspiraciones de crecimiento organizacional sean horizontales, es decir, que más que escalar hacia puestos de superiores, buscas una rotación interna de área que te permita adquirir nuevas habilidades, convirtiéndote así en un experto en cada área. Y sí, eso es parte del éxito.
En segundo lugar, no todos los perfiles se ajustan a las características de un líder hábil para llevar equipos, pero sí capaz de gestionar su autoliderazgo en un trabajo coordinado en equipo.
Y eso no quiere decir que su puesto no sea de responsabilidad o que no tenga relevancia en la organización. Especialmente ante la coyuntura actual, en la que las jerarquías piramidales se están transformando en estructuras circulares, facilitando la integración entre las diferentes áreas.
NO HAY UN SOLO TIPO DE LÍDER
Si llegados a este punto sigues dudando de si encajas en un perfil de liderazgo, existen diversas vías que pueden ayudarte en la decisión, como libros o pruebas de orientación en línea y presenciales. Pero no te presiones dado que este en un proceso de autodescubrimiento y cada persona lo lleva a su ritmo.
Y si te centras en tener como único objetivo el liderazgo para diferenciarte de los demás, no lograrás un crecimiento, perderás de vista que este se logra a partir de aprender a trabajar en equipo y de reconocer a quienes laboran contigo. Cada persona tiene características de las que ambas partes pueden beneficiarse al estar en disposición de colaborar y hacer un intercambio de conocimientos.
Además, hay que recordar que no hay un solo tipo de líder, ya que incluso al coordinar equipos ya ejerces como tal, y el liderazgo es solo una cualidad más que puede ayudar a desenvolverte en tu trabajo. Porque hay habilidades como la empatía, la negociación o la capacidad para la resolución de conflictos que toman una gran relevancia cuando buscas mejorar tu desempeño profesional.
A manera de conclusión: no necesitas ser un líder para sobresalir ni del resto de aspirantes ni del resto de tus compañeros de trabajo.
Todos tenemos cualidades distintas, que son precisamente las que hacen más fuertes a todas las organizaciones. Pero si me permites darte un consejo: trabaja tu autoliderazgo, tu adaptabilidad y tus capacidades digitales para poder ser así un referente frente a tu competencia. N
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Alejandra Martínez es responsable de Marketing de Empresas y Estudios de Mercado Laboral en Computrabajo. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad de la autora.