Lidiar con un “yo” suplantado se ha convertido en la peor pesadilla de muchos mexicanos. El delito de usurpación o robo de identidad, con fines de defraudación económica, crece en México ante la falta de una cultura financiera, de prevención y los amplios vacíos legales, alerta la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.
Entre los casos más inverosímiles está el de un hombre de la tercera edad, jubilado, a quien le llamaron para cobrarle la camioneta que supuestamente había solicitado. Resultó que no se trataba solo de un vehículo, sino de tres que los delincuentes obtuvieron a su nombre, junto con créditos personales y de consumo. Los movimientos se realizaron con supuestos movimientos de banca móvil, una aplicación que requiere de un teléfono inteligente, un aparato con el que ni siquiera cuenta el afectado.
Elena pasó por la misma situación. La mujer relató a Newsweek en Español que tras haber colocado sus ahorros en una cuenta bancaria, vinculada a una cuenta eje, recibió un plástico “para sus operaciones futuras” que jamás activó. Sin embargo, fue hasta que recibió una inusual llamada que se enteró que, desde hacía tres meses, alguien que se hacía pasar por ella realizaba múltiples compras por internet. Hasta abrió una cuenta en Netflix.
El robo o suplantación de identidad se refiere a que se hace uso de una identidad ajena —a través de medios electrónicos, informáticos, telemáticos o de telecomunicaciones— para estafar, robar o causar daño económico a otras personas. Se trata de uno de los principales delitos económicos en el mundo, con ganancias para los criminales de más de 1,000 millones de dólares por año, según estimaciones de la UNODC.
El año pasado, solo bajo esta modalidad, los delincuentes obtuvieron en México más de 11,204 millones de pesos. Y esta cifra que podría estar muy por debajo de la real, ya que solo se cuantifica lo reportado por víctimas que acuden a quejarse ante la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef).
Un año antes, en 2016, el monto denunciado fue de 9,550 millones; y en 2015, de 7,205 millones, lo que da una idea de su exponencial progresión.
Además, 22 de 32 bancos en México registraron incrementos de esta incidencia en 2017, con respecto al año previo. Es decir, estuvo presente en casi 70 por ciento de las instituciones financieras.
La temporada decembrina es la de mayor perpetración de este tipo de delito, pues se vincula a un mayor flujo financiero y de transacciones comerciales. Y luego vuelve a repuntar durante las vacaciones de verano, informan expertos consultados por Newsweek en Español.
Enero se ha vuelto en el mes de peor resaca financiera de miles de mexicanos que, de un momento a otro, se enteran de que su identidad fue robada, sus cuentas bancarias saqueadas o que adeudan créditos o préstamos hipotecarios que nunca solicitaron.
Este es un fragmento de nuestro artículo de portada “Identidad suplantada”. Para leerlo completo compra la edición de Newsweek en Español de esta semana.