En la zona Otomí-Tepehua, en los municipios de Agua Blanca y Metepec, se encuentran comerciantes que ofrecen gusanos de maguey ya que esta es la mejor temporada para consumirlos.
“Estamos en temporada, no hay todo el año, aunque hay gente que los alimenta con tortilla y pulque en un frasco, pero no hay como sacarlos del maguey”, señaló María Ortiz.
Doce de ellos cuestan 30 pesos y una lata de sardina pequeña, 120 pesos. Se venden también por litro y este cuesta mil 400 pesos, en promedio, aunque hay quienes lo comercializan más baratos o más caros, depende de donde se encuentren.
Por lo regular los venden en los centros de abasto y quienes los adquieren los destinan para comerlos fritos o en una salsa verde molcajeteada.
Por su escasez es muy caro, más aún si se consumen en restaurantes, porque lo venden prácticamente como platillo exótico o gourmet.
“También suelen comprarlo para echarlo al mezcal; según el gusano cambia el sabor del alcohol, haciéndolo más especial”, dijo la vendedora.
Añadió que una vez que el frío comienza, disminuye la cantidad de gusanos en el campo, sobre todo donde hay magueyes.
Los gusanos de maguey no son exclusivos del Altiplano hidalguense, también se encuentran en zonas magueyeras de Agua Blanca y Metepec.
María Ortiz reconoció que el precio en el mercado es alto, pero porque es complicado es recolectarlos, ya que no es tan fácil como muchos piensan.
“Hay quienes incluso lo exportan, según nos comentan algunos clientes, sobre todo los migrantes que extrañan los sabores de su tierra”, comentó a Criterio.
De hecho, comenta la vendedora que en este año, la producción bajó pues ante la falta de lluvias, los magueyes no tuvieron suficiente agua y en consecuencia no dieron ni quiotes ni gusanitos, fueron muy pocos.
Magda García | Metepec