La organización internacional Greenpeace puso en marcha una investigación para determinar los niveles de radiación en Chernóbil tras la ocupación rusa.
Justo el primer día de la invasión a Ucrania, en febrero pasado, las fuerzas de Putin tomaron la planta de energía nuclear de Chernóbil, sitio de uno de los peores desastres nucleares en la historia.
Y en marzo, el Ejército ruso ordenó el despliegue de 600 efectivos en la zona. El 28 de ese mes, Reuters informó que los empleados encargados de mantener la central nuclear registraron un incremento en la radiación debido —entre otras cosas— a que los invasores condujeron sus vehículos por una zona altamente tóxica.
Los rusos terminaron por retirarse en abril, pero dejaron atrás estaciones de vigilancia, trincheras y búnkeres excavados en el suelo.
Concluida la ocupación, las autoridades ucranianas afirmaron que los niveles de radiación en Chernóbil se habían disparado.
Sin embargo, según un boletín de prensa de Greenpeace, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) emitió un comunicado el 28 de abril afirmando que, si bien la presencia de tropas rusas incrementó la radiación en el área, los niveles documentados no representaban un peligro para los asentamientos circundantes ni para el medioambiente.
VERIFICAR LO QUE DICE LA OIEA SOBRE CHERNÓBIL
Pese a ello, la organización ambiental, con la anuencia del gobierno ucraniano, emprendió una investigación que pretende verificar la declaración de la OIEA.
A tal fin, Greenpeace envió a la zona un equipo de expertos para medir los niveles de radiación y determinar qué sucedió, exactamente, durante la ocupación rusa de Chernóbil.
En un informe, Shaun Burnie, especialista nuclear sénior de Greenpeace Alemania, y parte del grupo de expertos enviado a la zona, escribió que los investigadores intentan “averiguar qué sucedió, realmente, en [Chernóbil]”, pues “la información de la OIEA es insuficiente”.
En su comentario para Newsweek, Burnie agregó: “En esencia, [queremos] documentar y esclarecer la situación. El motivo es que la OIEA hizo una evaluación bastante superficial del sitio.
“La situación que tenemos aquí es muy compleja, y [la OIEA] no la ha explicado con claridad. Necesitamos entender cuál fue el impacto de la ocupación rusa”, prosiguió el experto de Greenpeace.
“No cuestionamos que el área de Chernóbil ya estuviera contaminada con niveles muy elevados de radiación. No obstante, la región es enorme y muy compleja. Por ello debemos aclarar cuáles eran las condiciones del área durante la ocupación, dónde se establecieron las bases rusas y dónde vivieron los militares. Eso es lo que vamos a investigar”, explicó Burnie.
¿CUÁL ES EL PROCEDIMIENTO?
El especialista nuclear precisó que, cuando una central de energía nuclear sufre una ocupación militar, es indispensable preservar las “funciones críticas de seguridad”, aun cuando se trate de una instalación que ya está fuera de servicio.
A pesar de que Chernóbil es, eminentemente, un pueblo fantasma, aún hay empleados que viven allí para mantener los protocolos de seguridad del sitio. Según la BBC, 200 trabajadores permanecieron en el lugar durante la ocupación rusa, no obstante los problemas de suministro.
Dichos empleados tienen la responsabilidad de monitorear la radiación ambiental, vigilar los depósitos de desechos nucleares y mantener funcionando la zona de exclusión, además de notificar o combatir los incendios forestales de la zona.
“Pero todo se vio directamente amenazado cuando los rusos ocuparon la región. Eso es parte de lo que hemos venido a investigar. ¿Cuál fue el impacto real de la ocupación rusa? Tanto en los habitantes como en la capacidad de la dependencia estatal para preservar sus funciones y hacer su trabajo”, precisó Burnie.
“[También evaluaremos] los problemas de la radiación en el medioambiente y en las zonas que ocuparon los militares rusos, incluidas sus trincheras”, concluyó el especialista nuclear de Greenpeace. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek).