Tras identificar paralelismos entre la cobertura reciente sobre la viruela símica y los informes iniciales en torno de la epidemia de VIH/sida, en la década de 1980, los expertos advierten que la respuesta mediática fomentará la estigmatización y hará peligrar la respuesta al brote.
Hace unos días, el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (Onusida) informó que “una proporción significativa” de los casos de viruela del mono implicaba a homosexuales, bisexuales y otros hombres que tenían relaciones sexuales con varones.
No obstante, poco después, Onusida añadió que la Organización Mundial de la Salud (OMS) enfatiza que la evidencia disponible apunta a que el peligro de contagio es mucho mayor en personas que tienen o han tenido contacto físico estrecho con individuos infectados, de modo que el riesgo no se limita a los hombres que se relacionan sexualmente con sujetos de su mismo género.
El lunes 23 de mayo, en una declaración para Associated Press, David Heymann, uno de los asesores principales de la OMS, dijo que el virus de la viruela símica pudo haberse propagado durante dos fiestas rave celebradas en España y Bélgica. Por ello existía la sospecha de que el contacto sexual haya mediado en los casos recientemente identificados.
Su comentario desencadenó una serie de noticias que afirman que la enfermedad solo puede transmitirse por la vía sexual. Al extremo de que Jesse Watters, presentador de la cadena Fox News, aseveró que la viruela del mono era una “enfermedad de transmisión sexual” que se contagia “principalmente mediante el sexo homosexual”.
“NO ES UNA ENFERMEDAD GAY”
En respuesta, un experto en enfermedades de transmisión sexual de la OMS insistió en que la viruela símica “no es una enfermedad gay”. Y aseveró que cualquiera puede contagiarse mediante el contacto estrecho con personas infectadas.
A decir de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, la viruela del mono ingresa en el cuerpo a través de heridas cutáneas, las vías respiratorias, las mucosas presentes en ojo, nariz y boca, y también mediante el contacto directo con materiales propios de las lesiones o con las secreciones corporales del enfermo.
En una entrada reciente de su blog, los doctores Boghuma K. Titanji (viróloga y especialista en enfermedades infecciosas que trata a las personas que viven con VIH) y Keletso Makofane (investigador en salud pública que trabaja en la respuesta global al VIH) escribieron que, durante la década de 1980, la postura mediática de etiquetar el VIH como una enfermedad homosexual resultó en un “sufrimiento incalculable para las comunidades homosexuales, pues se les hizo responsables de la epidemia”.
Los científicos agregaron que, en los primeros días de aquella crisis, el estigma causó que los individuos infectados “se ocultaran” y evitaran buscar atención médica, lo cual condujo a una notificación insuficiente de casos.
“Esto ocasionó que se perdieran muchas oportunidades para emprender estudios inmediatos de la infección y desentrañar las vías de transmisión. Y, aún más importante, para desarrollar intervenciones de salud pública que permitieran contener la diseminación”, explica el blog.
“En vez de ello, los integrantes del grupo más afectado cargaron con la responsabilidad de su propio sufrimiento. Y terminaron marginados como fuente de la enfermedad”, se agrega.
NO DIFUNDIR INFORMACIÓN ERRÓNEA
Por su parte, DaShawn Usher, director de medios en GLAAD (organización activista LGBTQ), alertó del riesgo de que los medios persistan en difundir información errónea. Esta vez, sobre la viruela del mono.
“Cualquier noticia sobre el tema de la salud debe fundamentarse, siempre, en hechos y en evidencias científicas. Y jamás señalar a un grupo específico con base en su identidad o condición social”, declaró Usher para Newsweek.
“La lección principal del VIH y del covid-19 es que la información errónea disemina la infección entre los grupos que creen no estar en riesgo. Esto conduce a un silenciamiento y a una humillación peligrosos que, a su vez, dañan la salud pública”.
Usher agregó que los proveedores de salud, los investigadores y los medios “deben hacer todo lo posible para centrarse en los hechos y proteger a la población”.
Luego de señalar que GLAAD surgió en 1985 para garantizar que las personas que viven con VIH reciban una cobertura mediática precisa e inclusiva, Usher añadió: “Es increíble que tengamos que reaprender las lecciones sobre desinformación y estigma para frenar un [nuevo] brote y evitar la propagación”.
Por lo pronto, Onusida ha instado a los medios de información y demás voces de opinión para que respondan con un “enfoque fundamentado en las evidencias y en los derechos humanos, para así evitar la estigmatización”.
En un comunicado emitido el domingo 22 de mayo, Matthew Kavanagh, asesor especial del director ejecutivo de Onusida, escribió: “El estigma y la recriminación socavan la confianza y la capacidad para responder de manera eficaz ante un brote como este”.
EVITAR LA RETÓRICA ESTIGMATIZADORA
“La experiencia demuestra que la retórica estigmatizadora inutiliza rápidamente cualquier respuesta basada en evidencias. Estimula el ciclo de miedo, ahuyenta a los usuarios de los servicios de salud, obstaculiza esfuerzos para identificar casos, y fomenta medidas punitivas ineficaces”, añadió.
“Agradecemos que la comunidad LGBTI haya encabezado el esfuerzo para crear conciencia, y reiteramos que esta enfermedad puede afectar a cualquier persona”, enfatizó Kavanagh.
El asesor de Onusida añadió que el brote “pone de relieve la necesidad urgente de que los dirigentes fortalezcan nuestras medidas de prevención pandémica, incluido el fortalecimiento de la capacidad comunitaria y de la infraestructura de derechos humanos, a fin de responder a los brotes con eficacia y sin estigmatizar”.
El comunicado de Kavanagh concluyó en los siguientes términos: “La estigmatización nos lastima a todos. La ciencia compartida y la solidaridad social nos ayudan”.
La OMS informa que la viruela del mono es una enfermedad endémica de varias naciones africanas. Sin embargo, al 21 de mayo, la organización había recibido informes de 92 casos confirmados en laboratorio y otros 28 casos sospechosos. Todos, distribuidos en 12 países donde el virus no es endémico; entre ellos, Estados Unidos.
Por último, la organización advierte que los casos notificados hasta el momento no están asociados con viajes a zonas endémicas. N
(Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek)