El 20 de diciembre pasado, ciudadanos, colectivos y organizaciones de la sociedad civil enviaron una alerta internacional urgente a la Secretaría de la Convención Ramsar. El objetivo es que se tomen medidas inmediatas que aseguren la conservación del Sistema Lacustre Ejidos de Xochimilco y San Gregorio Atlapulco (SLEX-SGA). Según expertos, estos humedales están en riesgo tras la construcción del Puente Vehicular Periférico Sur y Canal Nacional en Xochimilco, en la Ciudad de México.
Un día después de enviar esta alerta, la Convención acusó de recibido a la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA), al Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), al Colectivo Xochimilco Vivo y a la Coordinación de Pueblos, Barrios Originarios y Colonias de Xochimilco. Estos grupos se encargan de denunciar y monitorear los riesgos ecológicos en dicha área nacional protegida (ANP).
El envío de esta alerta se debió a que el Sistema Lacustre Ejidos de Xochimilco y San Gregorio Atlapulco pertenece al Sitio Ramsar número 1363 de dicha convención.
Miembros del Colectivo Xochimilco Vivo advierten sobre la pérdida de flora y fauna parcial con especies como los ahuejotes (Salix bonplandiana) y la rana de Moctezuma (Lithobates montezumae), endémica en la zona.
“Es uno de los proyectos que más nos preocupa. Este puente vehicular tristemente ya fue construido. Se terminó de construir el año pasado [2021] en esta área natural protegida y sitio Ramsar”, declara Tamara Blazquez, vocera del Colectivo Xochimilco Vivo y fotógrafa ambiental de la localidad.
UN PUENTE INVASOR
Según datos de la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial (PAOT) de la CDMX, existen 17 áreas nacionales protegidas establecidas en la capital mexicana. De ese total, ocho fueron decretadas por el gobierno local -entre ellas, el SLEX-SGA- y nueve por el gobierno federal.
Para proteger una ANP en la CDMX las políticas de conservación se determinan por el ordenamiento ecológico de esta entidad. La distribución del uso de suelo en los Ejidos de Xochimilco y San Gregorio Atlapulco tiene la categoría de “suelo de conservación”, según el Proyecto del Programa General de Ordenamiento Territorial de la CDMX 2020-2035.
Información de este proyecto de ordenamiento territorial describe que en el interior de un “suelo de conservación” solo se desarrollan actividades forestales, piscícolas, turísticas y recreativas. Actualmente, representa el 36 por cinto de todo el territorio bajo esta categoría.
Las problemáticas que enfrentan las ANP en la CDMX son la tala clandestina, el aprovechamiento sin control de plantas, tierra y agua, incendios, contaminación con residuos sólidos y líquidos como desagües, basura, cascajo. Incluso, hay actividades recreativas intensivas y desordenadas, así como invasiones por asentamientos irregulares.
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En ese sentido, las organizaciones CEMDA, AIDA y el Colectivo Xochimilco Vivo junto con la Coordinación de Pueblos, Barrios Originarios y Colonias de Xochimilco señalan que la construcción del Puente Vehicular Periférico Sur y Canal Nacional fue ilegal y sin un manifiesto de impacto ambiental (MIA) transparente.
En el sitio oficial de la Secretaría de Medio Ambiente de la CDMX se presentan documentos referentes a la construcción de este puente vehicular. Entre ellos, la consulta del manifiesto de impacto ambiental, el formato de facilidades, el acuerdo administrativo de Puente Vehicular Periférico Sur y Canal Nacional junto con la declaratoria de cumplimiento ambiental (DCA-370-2021) recibido y revisado por la Dirección de Evaluación de Impacto Ambiental y Riesgo.
Para la abogada Sandra Moguel, de la organización AIDA, el manifiesto que presentó la CDMX para este proyecto carece de elementos marcados en ley. “Este documento que describe las obras que van a realizar y lo entregan y lo que hace la Secretaría [de Medio Ambiente] simplemente no es un MIA”.
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Moguel explica a este medio que, para que exista una manifestación de impacto ambiental, el documento llevará un sello y se le dará un oficio de seguimiento. En el caso de este proyecto solo se dio un oficio de autorización, es decir, una autorización de impacto ambiental con condicionante y sin términos para hacer comentarios por parte de la sociedad civil, científicos o académicos.
“No lo hacen. No solicitan opiniones técnicas a otras autoridades, simplemente es un trámite. Presentan un documento en el que dicen de qué se va a tratar y cuáles van a ser algunos impactos. Es un trámite en lugar de un procedimiento. No es que no exista una manifestación de impacto ambiental como tal, pero sí hay una presentación de algo que no se puede llamar MIA”, aclara.
En un comunicado emitido el pasado 22 de diciembre, la abogada Sandra Moguel, de la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA), señaló que la alerta documenta cómo el Estado mexicano “no está garantizando el mantenimiento de las características ecológicas de este humedal urbano, pese a los servicios valiosos e irremplazables que brinda para la biodiversidad y las comunidades locales”.
“XOCHIMILCO NO ES UN BAR FLOTANTE”
En lengua náhuatl Xochimilco significa “en el lugar de la sementera florida”. El sitio fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1987. Años después, los remanentes de estos humedales fueron declarados área natural protegida de la CDMX con el nombre de Ejidos de Xochimilco y San Gregorio Atlapulco. La proclamación se hizo en el Diario Oficial de la Federación el 7 y 11 de mayo de 1992.
El 2 de febrero de 2004, el gobierno mexicano inscribió al Sistema Lacustre Ejidos de Xochimilco y San Gregorio Atlapulco como humedal de importancia internacional bajo la Convención Ramsar.
“La construcción de infraestructura urbana, así como la contaminación del agua y la disminución de recarga de ese recurso, han dañado el humedal. A tal punto de poner en riesgo su sobrevivencia”, se señala en un comunicado.
De acuerdo con los Criterios Ramsar del Sistema Lacustre Ejidos Xochimilco y San Gregorio Atlapulco, estos humedales constituyen un ecosistema representativo en la cuenca de México. Aquí, temporalmente se fusionaron los lagos de Xochimilco, Chalco, Xaltocan, Zumpango y Tenochtitlán con el lago de Texcoco.
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En la ficha informativa de los Humedales de Ramsar (FIR) se señala que esta zona también representa un ecosistema importante para el mantenimiento de la biodiversidad de la CDMX.
En 2004 habían registradas seis especies endémicas y 20 especies bajo alguna categoría de riesgo según la NOM-059 (Semarnat, 2001). De estas, diez tenían el sello de bajo protección especial; ocho, de amenazadas, y dos, de en peligro de extinción.
Para Tamara Blazquez, vocera del Colectivo Xochimilco Vivo, esta es una zona muy delicada donde cualquier cambio rompe con el equilibrio. “Cualquier rastro de urbanización atrae la depredación. Es lo que más nos preocupa, porque si se acaba la zona lacustre le sigue la CDMX y no hay más”, señala en entrevista.
Entre las consecuencias que Tamara enuncia están el carecer de agua, susceptibilidad al cambio climático y al aumento de temperatura e incendios forestales, entre otros. Por esta razón lanzaron la alerta a la Convención Ramsar en espera de su injerencia en este tema.
AÚN SIN RESPUESTAS
“Ya necesitamos su ayuda porque, a pesar de que ha habido amparos y muchos otros procedimientos legales, desafortunadamente no hemos podido avanzar. Necesitamos la ayuda de un organismo internacional como lo es la Convención”, añade.
En el documento enviado a la Secretaría General de la Convención Ramsar respecto al Sistema Lacustre Ejidos de Xochimilco y San Gregorio Atlapulco, del que Newsweek México tiene copia, se señala:
“La generación de polvo y partículas distintas, un cambio significativo al paisaje, la generación de residuos y la afectación directa a la flora y fauna, son algunos elementos que la manifestación de impacto ambiental del proyecto Puente Vehicular señala como afectaciones”.
En el mismo documento, organizaciones de la sociedad civil, ciudadanos y especialistas señalan que este proyecto atenta contra la zonificación de esta ANP. La construcción de este puente vehicular pretende “disminuir” el tránsito vehicular en ese tramo. Pero, según la vocera del Colectivo Xochimilco Vivo, el tráfico aumentó.
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“El puente se hizo para reducir el tránsito, la verdad es que no. Este tipo de infraestructura lo que hace es generar un fenómeno conocido como ‘tráfico inducido’. Es decir, entre más infraestructuras vehiculares haya para aligerarlo, en realidad habrá más. No les damos [a la gente] alternativas como ciclopistas, infraestructura peatonal o transporte público”, señala Blazquez.
En el documento enviado a la Convención Ramsar, especialistas y sociedad civil señalan que la construcción y operación son incompatibles con los objetos de conservación del área.
“Ya se removió vegetación y se ha perturbado a la fauna por la presencia de trabajadores y ruido del uso de maquinaria pesada. El flujo hidrológico del humedal se interrumpió por el levantamiento de la estructura de concreto”, denuncian en la alerta urgente.
Al cierre de esta nota, según la abogada Moguel, no ha habido respuesta de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas ni de Ramsar. N