GUARDABOSQUES del Parque Nacional Galápagos hicieron un hallazgo poco común mientras patrullaban una parte remota de la Isla Isabela, en el sur del archipiélago: los restos de 15 tortugas sacrificadas.
El organismo de conservación de las Islas Galápagos indicó que el descubrimiento fue “impactante” y que, aunque 13 de las tortugas habían muerto hacía una cantidad indeterminada de tiempo, dos de ellas acababan de ser sacrificadas.
Las tortugas gigantes como las que se encuentran en las Islas Galápagos son una especie históricamente amenazada debido a su explotación como alimento y para la obtención de materiales ocurrida en los siglos XVIII y XIX. Asimismo, las tortugas gigantes eran sacrificadas para obtener aceite.
De acuerdo con el organismo de conservación, “el estado altamente riesgoso que tienen las tortugas actualmente en la Isla Isabela, en el sur del archipiélago, provocado por la destrucción histórica de poblaciones de tortugas por parte de balleneros y de los primeros colonizadores, ha sido muy difícil de revertir debido a que la cacería ilegal continúa”.
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Tras la creación del Parque Nacional en la Isla Isabela, en 1959, los funcionarios observaron una reducción en la cacería de tortugas. Sin embargo, en 1990 se produjo el resurgimiento de la caza y el sacrificio ilegales de esta especie, principalmente en la parte sur de la isla.
El organismo de conservación informó que, cuando se inauguró el parque nacional, había entre 200,000 y 300,000 tortugas vivas en las Galápagos. Ahora, dicho organismo indica que menos de 15 por ciento de esa población continúa con vida.
El organismo explicó que, aunque pocos residentes se dedican a la caza ilegal de estos reptiles, “se ha incrementado la demanda local de carne de tortuga y de otros productos derivados de esos animales”. Debido a que pocas tortugas siguen viviendo cerca del volcán de Sierra Negra, que alguna vez tuvo la población más grande de esta especie en toda la isla, “la continua matanza es una importante amenaza para su existencia”.
Varios funcionarios afirmaron que en las Galápagos se ha producido un incremento en el comercio ilegal de vida silvestre, el cual tiene un gran impacto en la población de la especie, que ya enfrenta grandes dificultades. El organismo de conservación señaló que trabaja con las autoridades locales para intentar detener a la red de cazadores y comerciantes ilegales de tortugas.
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“Los recientes descubrimientos muestran que hoy es más urgente que nunca poner fin a la matanza y al tráfico de tortugas gigantes antes de que esas actividades perjudiquen la trayectoria a largo plazo de su recuperación. El organismo de conservación de las Galápagos ha aumentado sus esfuerzos para apoyar a la Dirección del Parque Nacional de Galápagos para encontrar a los responsables y dar fin de una vez por todas a esta despreciable actividad”, indicó el organismo.
En marzo pasado, Newsweek informó que alrededor de 185 tortugas bebés de las Galápagos habían sido encontradas en un aeropuerto, envueltas en plástico, en el interior de una maleta.
Según funcionarios, las tortugas bebés iban a ser enviadas a la parte continental de Ecuador. El cargamento, que fue incautado por oficiales de aduanas durante una inspección de rutina, estaba dirigido a la ciudad portuaria de Guayaquil.
Mediante la máquina de rayos X del aeropuerto se detectaron “irregularidades” en la maleta, y cuando la abrieron, las autoridades aeroportuarias descubrieron 185 tortugas bebés, diez de las cuales habían muerto. Según los oficiales, las tortugas no tenían más de tres meses de edad.
Aunque se trataba de tortugas silvestres, el organismo de conservación señaló que, en 2018, 129 tortugas bebés fueron robadas de un centro oficial de crianza. Sin embargo, más tarde fueron recuperadas en Perú. N
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek