EN LA ÉPOCA actual pareciera ser normal estar en constante actividad, hemos puesto en la misma línea el movimiento o la acción igualándola con la productividad. Por supuesto que para alcanzar una meta debemos de ponernos en movimiento, pero no es lo mismo actuar de manera inteligente y razonada que correr sin saber hacia dónde nos lleva esa carrera.
Erróneamente, nos han vendido que debemos ser multitareas y que entre más actividades hagamos al mismo tiempo somos más efectivos. La realidad es otra, las investigaciones han demostrado que no somos multitareas, es verdad que dividimos nuestra atención, pero, si deseamos resultados certeros, debemos enfocarnos en hacer una cosa de alto valor cada vez.
Por eso no podemos manejar y mandar o leer un mensaje de texto, ya que en segundos puede ocurrir un accidente. Tanto entrenadores deportivos como consultores de negocios mencionan el principio de Pareto, buscando resaltar que la mayor parte de los resultados obtenidos, es decir, un 80 por ciento de los beneficios, vienen de un 20 por ciento de esfuerzo realizado con inteligencia.
Por citar algunos ejemplos, el 20 por ciento de los productos que vendes te darán el 80 por ciento de ganancias, así como cuidar tu alimentación impactará en el 80 por ciento de tu estado de salud. Imagina lo que puede ocurrir en tu trabajo si dedicas un 20 por ciento de tu tiempo a pensar y establecer claramente las prioridades y estrategias para así romper paradigmas.
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Una de las justificaciones constantes que se mencionan en los cursos sobre la administración efectiva del tiempo es la idea de tener exceso de trabajo y por ese motivo no poder dedicar tiempo a lo que realmente se desea, este es el mito del directivo con exceso de trabajo. Se le denomina de esta forma, ya que todos poseemos las mismas 24 horas en un día, ese es el mismo periodo que tienen los presidentes de empresas, los directores generales, los grandes líderes e inventores para enfrentar cientos de actividades y retos, pero es importante recalcar que no es la cantidad de responsabilidades o actividades que hagamos, sino cómo elegimos administrar ese tiempo para maximizar resultados.
Es indudable que en esta época de hipercomunicación recibimos cientos de mensajes y tantos correos electrónicos que la línea entre lo que es urgente o importante se pierde, incluso pareciera que todo se ha vuelto urgente y ante un simple mensaje de texto exigimos la respuesta de nuestro interlocutor. Es por este motivo fundamental que debemos elegir con cuidado las actividades en donde vamos a tener un mayor impacto.
Ya en varios países europeos y en empresas trasnacionales se prohíbe el escribir o llamar a los colaboradores fuera de horario de trabajo. Si usted quiere en una madrugada de insomnio escribir correos puede hacerlo, pero cuide de no enviarlo sino hasta la mañana siguiente.
En Japón, desde 1987 es reconocido el karoshi, que significa muerte por exceso de trabajo, debido a las extenuantes jornadas laborales de más de 12 horas diarias, además del tiempo de los traslados a casa. Los números oficiales hablaban de 200 casos al año, sin embargo, los familiares de las víctimas hablan de 10,000. El trabajo es importante, pero debe de colocarse en el lugar justo como parte de una vida equilibrada donde exista tiempo para el ocio, el descanso, la familia, la diversión, el cuidado de nuestro cuerpo y la espiritualidad.
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Al hablar de liderazgo se vuelve fundamental priorizar nuestras actividades y buscar crear un equipo que nos apoye en el logro de las metas, de tal manera que ellos tengan el poder para tomar decisiones y resolver problemas sin que todo asunto tenga que ser considerado por el líder.
Recuerda que tu cerebro, tu mente y tu cuerpo requieren descansar y retomar energía, sé consciente de que tu cuerpo es tu herramienta fundamental para vivir y potenciar tus habilidades, y como tal es prioritario el desconectarte para poder rendir más. Un corredor de larga distancia sabe tomar su ritmo y administrar su fuerza, de la misma manera una persona que quiera vivir, ser productivo y sano por muchos años debe de establecer tiempos de recuperación y descanso y alejarse del burnout o agotamiento laboral, que es un estado de agotamiento físico, emocional y mental derivado, entre otras causas, por carga de trabajo excesiva, estrés y desequilibrio entre la vida profesional, social y familiar.
Los italianos nos enseñan el dolce far niente, que se traduce como el dulce placer de no hacer nada y que nos trae enormes beneficios para la salud mental y disminuir el estrés, ya sea sentarse en una banca, con los pies descalzos tomando un café o un helado o desconectarse de la rutina diaria y de las exigencias de la tecnología para contemplar la naturaleza. Además, en muchas investigaciones se menciona que las ideas más creativas e innovadoras aparecen en momentos de calma y diversión.
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Requerimos tiempo para pensar, para descansar, para observar el mundo más allá de las pantallas, para sentir la vida con todos los sentidos, las ideas aparecerán y, si no es así, como líder regresarás a tu labor diaria como un mejor ser humano, más equilibrado y sano. Ese tipo de líderes son los que requerimos en las organizaciones conscientes.
Establece momentos definidos del día para pensar, puedes combinar el hacer deportes como correr, caminar o nadar para recordar tus prioridades o establecer tus estrategias. Practicar la meditación puede ayudarte a aumentar tu conciencia, disminuir el estrés e incrementar tu felicidad.
Recordemos que para todo hay un tiempo oportuno. Hay tiempo para todo lo que se hace bajo el sol: tiempo de nacer, tiempo de morir, tiempo de plantar, tiempo de cosechar, tiempo de trabajar y tiempo para descansar. Este es tu tiempo, úsalo de manera inteligente para crear y disfrutar. N
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La Dra. Mayte Barba Abad es profesora de liderazgo de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey, campus Cuernavaca. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad de la autora.