Este reportaje forma parte del Hub de Periodismo de Investigación de la Frontera Norte, un proyecto del International Center for Journalists, en alianza con el Border Center for Journalists and Bloggers.
Norma Leticia Salazar llegó a gobernar Matamoros como una esperanza para hacer grande al municipio fronterizo de Tamaulipas, sin embargo, su mandato se vio empañado por los señalamientos de la Auditoría de la Federación sobre las irregularidades en el manejo del dinero público y por la muerte de cuatro jóvenes a manos de un grupo élite de seguridad, conformado durante su administración para frenar el crimen en el municipio.
El nombre de Norma Leticia Salazar Vázquez es reconocido inmediatamente en Matamoros, no sólo por haber tenido el cargo de alcaldesa de 2013 a 2016, sino porque después de que los matamorenses la vieran como una esperanza para el municipio, terminó siendo una de las presuntas responsables de uno de los mayores desfalcos a las arcas del gobierno, de acuerdo con información de la Auditoría Superior de la Federación (ASF).
Su figura delgada y mirada serena contrastan con toda la energía que reflejan sus movimientos. Salazar es la imagen de una mujer que siempre fue cuidada para la carrera política que heredó desde la cuna. En los eventos siempre destacaba su pelo largo negro y alaciado y su amplia sonrisa, así la describe un colaborador cercano a ella que por seguridad ha pedido omitir su nombre.
Con dos décadas de experiencia en la política, Norma Leticia, de entonces 36 años, convenció a todos, incluyendo a los militantes del Partido Acción Nacional (PAN), de que era la mejor candidata en 2013 para hacer grande al municipio fronterizo, pero la gente de la que se rodeó fueron los que terminaron con su mandato, asegura este ex miembro de su equipo.
Aunque al inicio no era la primera opción de los ciudadanos, sus promesas de austeridad y de terminar con el narco en la ciudad la llevaron a ser la primera alcaldesa de Matamoros. Detrás de su gran campaña estuvieron dos personajes clave en su ascenso y en su declive: su padre, Ramiro Salazar, un político inteligente y con gran experiencia, como lo describen quienes lo conocen, y Luis Alfredo Biasi, un hombre que se convirtió en su mano derecha.
Al tiempo que Norma Leticia brillaba por su lenguaje de confrontación con el crimen organizado, su mandato comenzó a llenarse de claroscuros. Uno de los más graves fue la muerte de cuatro jóvenes, tres de ellos estadounidenses, presuntamente a manos del “Grupo Hércules”, unidad táctica conformada durante la administración de Leticia Salazar con el objetivo de frenar los hechos delictivos que asolaban a Matamoros.
Pero los señalamientos más fuertes contra Norma Leticia salieron de las cuentas públicas del municipio.
En la fiscalización que hizo la ASF al dinero federal enviado al municipio para obras y programas sociales se encontraron huecos enormes: no había señal de en qué se gastaron más de mil millones de pesos durante los primeros dos años de su mandato.
Las auditorías, los reportes, las facturas y los informes ahí están, pero después de cinco años nadie ha podido fincarle responsabilidad alguna a la exalcaldesa, quien después de ser una política reconocida que no ocultaba su ambición por ser gobernadora, terminó como un fantasma de las redes sociales.
De política de bajo perfil a la esperanza de Matamoros
Norma Leticia no llegó al cargo de alcaldesa por casualidad; su carrera se forjó desde el seno familiar y la sostuvo con lo que aprendió en las aulas, donde estudió una licenciatura en Derecho y más tarde una maestría en Derecho Fiscal.
Su elección no fue una sorpresa, ya que a los 15 años se sumó a las filas del PAN y después de estar durante seis años en brigadas juveniles y avanzada de políticos durante las campañas decidió seguir los pasos de su padre y afiliarse de manera formal al partido.
Sus hermanas también han probado suerte en diferentes puestos dentro del gobierno.
Verónica la acompañó durante los primeros años de su administración municipal como presidenta del DIF Matamoros, cargo que le dejó a Lizbeth en los últimos meses para ella ocupar diversos puestos en el PAN y probar suerte en las urnas por una diputación federal, posición que no logró obtener.
Elizabeth Salazar también participó en la elección de este 2021 como candidata a diputación local. Hasta ahora, de las cuatro hermanas, Norma Leticia es la única que ha tenido un puesto tan alto dentro de la política.
Aunque los primeros pasos de Norma Leticia fueron silenciosos, la gente que estuvo cerca de su carrera política la reconoce como una mujer incansable y con grandes ambiciones.
En 2002 fue regidora del Ayuntamiento matamorense y después diputada local, pero en ese entonces la suerte siempre estuvo de su lado y no tuvo necesidad de competir cuerpo a cuerpo contra otro candidato en las urnas. Sus primeros dos periodos, primero como legisladora local y después federal, los consiguió sin tener que hacer ningún tipo de campaña.
Pero su padre, Ramiro Salazar, le vio el potencial para llevarla a un puesto mucho mayor: la alcaldía de Matamoros. Con sus estudios, su experiencia y el nombre de su papá como soporte dentro de la bancada blanquiazul, Norma Salazar derrotó en marzo de 2013 a Roberto Salazar en el proceso interno para elegir al personaje que representaría al partido en las urnas.
El día de la elección final no hubo duda y se quedó con más de 85 mil votos, dejando en segundo lugar a Salvador Treviño, candidato de la coalición PRI-Partido Verde-Nueva Alianza. Treviño no era un candidato pequeño, los políticos de la ciudad sabían que era la carta más fuerte del entonces gobernador de Tamaulipas, Egidio Torre Cantú.
Aunque Norma Leticia competía por un partido distinto al que gobernaba en ese momento en el estado y nunca había peleado directamente por un puesto, la campaña de la representante del PAN se rodeó de varios personajes que la posicionaron como la mejor opción para el municipio.
Uno de estos nombres fue el de Carlos García González, quien fungió como su coordinador y actualmente es Secretario de Desarrollo Económico del Gobierno del Estado.
También en campaña, con bajo perfil, la acompañó Luis Alfredo Biasi, quien al llegar a la administración como sexto regidor en el cabildo, pronto solicitó licencia para ser nombrado Director de Bienestar Social y convertirse en el brazo fuerte de la alcaldesa.
Pero la emoción que causó una administración con un partido diferente, duró poco en el mandato de Norma Leticia. Desde febrero de 2015 se comenzaron a observar las partes oscuras de su gobierno, tan sólo en ese año, en el Ayuntamiento se presentaron 64 documentos de dimisión, según informó Jorge Villareal Tavera, entonces Secretario de Administración, en diferentes entrevistas.
Al preguntar a ex colaboradores cercanos el por qué de que estos puestos se quedaron vacíos, varios concuerdan en que fue porque no estaban de acuerdo con la forma en la que la exalcaldesa estaba manejando el municipio.
Uno de los personajes más cercanos y que decidió alejarse a menos del año de mandato de Salazar fue Ivette Bermea Vázquez, Secretaria de Educación, Cultura y Deportes y esposa de su coordinador de campaña, Carlos García.
Sus hombres de confianza
El mandato de Norma Leticia estuvo apuntalado por dos hombres que la apoyaron siempre, incluso desde su campaña; su padre Ramiro Salazar y Luis Alfredo Biasi, quien se convirtió en su mano derecha, coinciden un ex colaborador y amigos de la familia Salazar.
El padre de Norma Leticia sabía del potencial de su hija en la política y confiaba que la preparación que había adquirido en las aulas y su experiencia la llevarían a alcanzar grandes puestos, aseguran.
Don Ramiro Salazar Rodríguez es comerciante y además tiene una larga trayectoria en la política; la gente que trabajó cerca de él lo describe como un hombre muy inteligente y astuto.
Entre sus puestos estuvo el de secretario general del PAN en Matamoros, partido en el cual impulsó a Norma Leticia; diputado local plurinominal y presidente del comité directivo municipal, además de coordinar la campaña presidencial en Matamoros de Vicente Fox. La carrera de Don Ramiro fue decisiva para que Norma Leticia se convirtiera en alcaldesa, aseguran ex colaboradores de la familia.
El nombre de su padre no solo le dio un soporte político, también la hizo cercana a la gente. “Siempre ha sido un empresario con carisma y se ganó a muchos por sus labores altruistas”, cuenta Abraham Rodríguez Padrón, empresario de la región. Este fue uno de los puntos que los votantes veían en Norma Leticia.
Pero el apellido Biasi comenzó a pesar más que el de su padre al momento de tomar el mando en Matamoros. Si hubiera dejado que su padre la guiara en sus decisiones al frente de la administración, otro habría sido el resultado, asegura Julio Almanza Armas, presidente de la Federación de Cámaras Nacionales de Comercio (FECANACO) en Tamaulipas. Sus palabras son simples pero severas, “El error -de Leticia- fue no haberle hecho caso a su papá”, sentencia Armas.
Luis Alfredo Biasi es el otro personaje que delineó la carrera de Salazar. Este hombre, también con una gran herencia política, manejaba su propia comercializadora y una agencia aduanal, pero en 2013 tuvo la oportunidad de seguir el legado familiar y se convirtió en el sexto regidor en el cabildo matamorense de la administración de Leticia Salazar, cargo al que solicitó licencia al poco tiempo para ser el nuevo Director de Bienestar Social.
Pero los escándalos fueron los que realmente marcaron su debut: en enero de 2014, la Secretaría de Administración Tributaria (SAT) realizó un decomiso de cerveza, whisky y cigarros en una de sus bodegas.
Doce meses después fue detenido en Matamoros acusado de defraudación fiscal por declarar en ceros el ejercicio fiscal de 2012 de su empresa Alpha. Fue recluido en el penal federal de Nayarit, pero salió libre con el pago de una fianza.
Con estos nuevos antecedentes tuvo que renunciar a su lugar en Sedesol, pero solo de nombramiento, porque a mediados de 2015 se anunció al nuevo coordinador de la dependencia: Joe Mariano Vega Rodríguez, quien en los círculos sociales del municipio era conocido como el mejor amigo de Biasi. Fue hasta diciembre de ese año que la alcaldesa nombró a Víctor Martínez Quintanilla como titular de Desarrollo Social.
En julio de 2018, Luis Alfredo entró en conflicto, nuevamente, con las autoridades, pero en esta ocasión las acusaciones eran más fuertes: extorsión, asociación delictuosa y operaciones con recursos de procedencia ilícita. Estos delitos lo mantienen, hasta el momento, en el Penal de Victoria. Se intentó tener una entrevista con Biasi, pero no se obtuvo respuesta por parte de su equipo legal.
Alfredo Biasi fue uno de los elementos clave en el declive de Leticia Salazar. “Su papel -el de Biasi- fue fundamental para que tuviera un mal papel como alcaldesa, él era como un ‘alcalde chiquito’ y quien tomaba todas las decisiones en el Ayuntamiento”, cuenta Julio Almanza.
“Norma Leticia hubiera sido una excelente alcaldesa, pero la llegada de Luis Alfredo Biasi fue el elemento de descontrol en su mandato”, asegura una fuente cercana a ambos personajes que prefiere no revelar su nombre por seguridad. Luis Alfredo se convirtió en el poder detrás del poder, pues era quien realmente decidía los cargos en la administración municipal.
Entre ellos uno de los más importantes: el tesorero del municipio, posición que fue asignada a Luis Miguel Fuentes, amigo de Biasi y con quien terminó rompiendo todo tipo de relación. En 2020, el cuerpo golpeado de Luis Miguel fue encontrado en el interior de una camioneta abandonada y con reporte de robo en el ejido Santa Teresa, en San Fernando.
Otro de los puestos claves fue el de Joe Mariano Vega Rodríguez, también amigo de Luis Alfredo, quien fue nombrado primer Oficial Mayor y fue pieza clave en la formación del Grupo Hércules. Tras la desaparición de esta unidad táctica se desempeñó como coordinador de Desarrollo Social y buscó una diputación local, sin éxito.
Un mandato lleno de escándalos y cinco años de impunidad
El tiempo que Norma Leticia estuvo al frente de la presidencia municipal de Matamoros no pararon los escándalos. Empezando por la creación de un grupo élite de seguridad llamado “Hércules”, integrado por marinos y ex militares, los cuales fueron acusados de la desaparición forzada y homicidio de tres jóvenes estadounidenses y un mexicano en Matamoros.
El 13 de octubre del 2014, tres jóvenes de Progreso, Texas y un amigo de ellos, originario de Matamoros, desaparecieron cuando visitaban a su padre en la comunidad de El Control, cerca de Matamoros; los cuerpos de los cuatro fueron localizados en una brecha, con traumatismos e impactos de arma en la cabeza.
Por este caso, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) emitió una recomendación por violaciones y omisiones cometidas por servidores públicos federales, estatales y locales de Matamoros. Además, Fecanaco en Tamaulipas también realizó una investigación del caso, la cual provocó reacciones a nivel nacional y trascendió al extranjero.
“Ninguno tenía malos antecedentes en Estados Unidos, la muchacha trabajaba de enfermera, todos tenían trabajo. Fue una situación en la que lamentablemente estuvieron en el lugar equivocado, hubo una confusión allí y hasta ahora nada se ha aclarado”, asegura el dirigente de Fecanaco.
El mal manejo del municipio era obvio para muchos. La Cámara de Comercio, organismo que se caracterizaba por estar dentro de los Comités ciudadanos, vio mermada su participación en el gobierno. De un momento a otro dejaron de invitarlos a la toma de decisiones en todo tipo de asuntos de desarrollo económico. “No nos llamaron a ninguno de los organismos en los que se podía incluir a ciudadanos”, recuerda Abraham Rodríguez.
El 29 de septiembre de 2013, Norma Leticia Salazar tomó protesta como la nueva alcaldesa de Matamoros. Su primer movimiento fue eliminar a la policía municipal, fieles al crimen organizado y enemigos del estado.
Su lucha inicial por la seguridad hizo que su nombre resaltara en las calles del municipio; a mediados de 2015 tuvo una entrevista con uno de los medios internacionales más importantes, El País, e hizo famosa su frase “Después de Dios, la única autoridad aquí es Lety Salazar”, pero su brillo comenzó a extinguirse desde meses atrás.
La auditoría de la Cuenta Pública del 2014 reveló que habían más de cinco millones de pesos de los que no se aclaraba el destino. Los Fondos para Infraestructura Social, de Pavimentación, Espacios Deportivos, Alumbrado Público y Rehabilitación de Infraestructura Educativa fueron de los más perjudicados, de acuerdo con documentos de la ASF.
Además, en seis obras ejecutadas no se acreditó que los terrenos fueran propiedad del gobierno municipal, estatal o federal, y en 13 contratos se determinaron conceptos y volúmenes de obra pagados y no ejecutados. Todo esto al mismo tiempo que reportes periodísticos presumían que la alcaldesa había adquirido, por lo menos, una propiedad en San Antonio, Texas, por un valor de más de 150 mil dólares.
La austeridad de la que tanto habló durante su campaña se esfumó y el desfalco continuó año con año. En 2015, la revisión de las cuentas presentadas por la ASF mostró que los desvíos de dinero realizados durante el mandato de Salazar en Matamoros perjudicaron a la población más vulnerable del municipio.
En ese año se detectaron 7 millones 535.8 mil pesos de recursos no ejercidos a la fecha de corte de auditoría, así como recuperaciones probables por 15 millones 554.1 mil pesos, que corresponden a nueve obras donde no se acreditó el cumplimiento normativo de haber atendido a la población en pobreza extrema.
A todo esto se le suman una serie de irregularidades identificadas también por la Auditoría Superior del Estado (ASE) en los mismos años pero en las cuentas públicas de otros programas, de acuerdo con Jorge Espino Ascanio, titular de la unidad fiscalizadora.
“Sin prejuzgar de alguna manera si existe o no un quebranto patrimonial, nosotros lo que determinamos es que técnicamente, no nos han sido solventados -los recursos- […] hay algunos alegatos de parte de quienes estuvieron al frente del municipio, de que alguna información no la tienen o simplemente desapareció, etc”, asegura el funcionario.
Sin embargo, la ASE señala que no ha podido cerrar la auditoría del ejercicio fiscal 2016 del Ayuntamiento de Matamoros, pues faltan documentos y hay ex funcionarios amparados. Incluso, hay algunos tiempos detenidos por los amparos interpuestos, “son amparos que estamos litigando para que se puedan resolver y poder avanzar con los casos”, señala el Auditor estatal.
Este método para frenar investigaciones no es nuevo. “En varios casos el mismo gobernador en curso detiene el proceso”, asegura Elizabeth Ánimas, contadora auditora y quien ha participado en auditorías externas en empresas particulares y dependencias gubernamentales.
El tiempo continúa corriendo y de acuerdo con la Ley General de Responsabilidades Administrativas, la prescripción para los delitos graves, como cohecho, peculado, desvío de recursos públicos, utilización indebida de información, abuso de funciones, contratación indebida, enriquecimiento ilícito, tráfico de influencias, actuación bajo conflicto de intereses, entre otros, prescriben en siete años, mientras que los no graves, quedan sin efecto en tres; por lo que, de fincarle alguna responsabilidad a la ex alcaldesa, tendría que ser bajo el argumento de delito grave.
El círculo de poder que rodea a la ex alcaldesa es tan grande, que el titular de la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción, Javier Castro Ormaechea, asegura que sí hay una denuncia interpuesta contra Norma Leticia, pero no van a proporcionar ningún otro dato más hasta que tengan las pruebas suficientes. De igual modo, Jorge Espino asegura que ellos han tardado tanto en juntar todos los elementos porque, “casualmente”, muchos de los documentos que podrían corroborar estos desvíos están perdidos.
A pesar de los señalamientos de ambas Auditorías y de una aparente averiguación abierta en su contra en la Fiscalía General de Justicia de Tamaulipas, según respondió la misma dependencia a una solicitud con folio 00277817, presentada a través de la Plataforma Nacional de Transparencia, Norma Leticia concluyó su mandato el 1 de octubre del 2016 con un video en el que simplemente aseguró dejar finanzas sanas e incluso mencionó que a finales de 2016 se realizarían obras de rehabilitación y pavimentación por más de 28 millones de pesos.
Después de esto fueron pocas las apariciones públicas de Norma Leticia, sólo algunos breves encuentros con la prensa en donde negó que hubiera alguna irregularidad durante su gestión al frente de la administración municipal. Luego de ello, desapareció del ojo público y de las autoridades.
Cinco años después de haber dejado el puesto ninguna autoridad fiscalizadora ha logrado que rinda cuentas y que aclare el destino de más de mil millones de pesos perdidos durante su administración. Su mandato, aquel que comenzó en 2013 como una “esperanza para Matamoros”, terminó como un gran desvío de dinero. Muchos ponen el mismo nombre como uno de los responsables. “La formación y adonde llegó se lo debía a su padre y a su familia, no a él. Él (Biasi) llegó al último”, afirma Almanza.
Las decisiones de Norma Leticia la llevaron a una serie de errores que hasta este día la tienen señalada por presuntas irregularidades en el manejo del dinero público, alejada de los reflectores y de las aspiraciones que alguna vez tuvo de convertirse en la primera gobernadora de Tamaulipas.
Nota: Algunas de las fuentes consultadas hablaron con la condición de que su nombre y la posición que ocuparon durante la administración de Norma Leticia no fuera revelada, pues existe una investigación abierta sobre el caso y los altos niveles de violencia que se vive en Matamoros y el resto de los municipios de la frontera de Tamaulipas.
**Se buscó a Norma Leticia Salazar para hablar sobre su mandato pero hasta la fecha de publicación no contestó.
Otros créditos:
Imagen de apertura: Gabriela Guerrero