NO EXISTE fórmula exacta para el éxito de un negocio, y como empresarios debemos desarrollar habilidades poco comunes en nuestro entorno. En este artículo aprenderás a apalancarte en las neurofinanzas para poner a favor de tu pyme esas historias de fracaso financiero.
La neurofinanza es una disciplina que combina las finanzas, la psicología y la neurociencia para conocer los determinantes biológicos que nos impulsan o limitan en la toma de decisiones. Esto implica que, a pesar de tener en la mente la idea de hacer algo, la decisión no tomada ya nos proporciona una información a prestar atención. A diferencia de las finanzas personales para emprendedores, las neurofinanzas entran en tu cerebro e identifican el rico mundo interior de cómo tomas riesgos para crecer.
Recuerdas las pérdidas más que las ganancias. El primer punto a identificar es la memoria de pérdida. Esto es lo más sencillo, ya que el cerebro es parte del sistema nervioso central cuya función básica es la sobrevivencia. Por esta razón, cualquier situación que genere una sensación de peligro tu cerebro no solo lo guardará en la memoria, sino que además será lo primero que te recuerde. Lo importante es convertir la experiencia en aprendizaje, como un libro de consejos a tomar en cuenta y no como una estufa encendida a la que no debes acercarte.
Observar la situación como transitoria. El segundo punto a trabajar es la identidad de pérdida. Esto implica reconocer que no soy mis circunstancias, por ende, lo que llevo es un recuerdo del pasado, no una condición que marque mi futuro. En este caso debemos revisar las emociones asociadas con arrepentimiento, vergüenza y culpa, que son las que más nos evitan soltar lo sucedido. A esto debemos poner en su justa medida las expectativas que otros tenían de nuestro desempeño, reconociendo que no es razonable ser perfectos, pero sí saber que cada día aprendemos.
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Aprender que negocios son procesos. El tercer punto es aprender a ver los negocios como un proceso y no como un logro. Sabemos que le ponemos mucho entusiasmo, trabajo y recursos a esa pyme que creamos, pero entendiendo que la sostenibilidad del negocio es igual de importante. Por ello debemos saber que eso que hoy llamas fracaso es la antesala de lo que viene después. El cerebro requiere de una enorme cantidad de recursos cognitivos cuando estamos instalando un aprendizaje, por ello lo identificamos como algo que nos cuesta. Aprender a verlo como un proceso te ayuda a retomar la situación como un caso de estudio que retroalimentará la segunda versión del negocio e incluso la creación de un negocio mejor.
Valorar tu fracaso ya es un éxito. Finalmente cierro con esta reflexión acerca del valor del fracaso. Cuando un inversionista apuesta a un negocio, cuenta la experiencia del emprendedor. Saber cómo reacciona ante las pérdidas revela una información que nunca podrá obtener de alguien que jamás se ha equivocado. A nivel de neurofinanzas, la carga bioquímica que generamos ante la pérdida nos puede llevar a tomar decisiones irracionales. Poseer una experiencia de un fracaso financiero (y su aprendizaje) se convierte en un activo intangible valioso para quienes confían en ti.
Hasta el siglo pasado creíamos que existían formas correctas e incorrectas de tomar decisiones, pero este siglo ya sabemos que todo siempre suma si lo sabemos utilizar. Porque, al final, todos los negocios son inciertos y nada está garantizado. N
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Joselyn Quintero es especialista en neurofinanzas, autora de varios libros, conferencista y directora de Armonía F. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad de la autora.