El 2017 fue el año del #MeToo, un movimiento social que se cristalizó en redes sociales para denunciar el acoso sexual que sufren las mujeres en diversos ámbitos profesionales. China inició su propia variante desde inicios de este año con: #WoYeShi. Aunque el hashtag no está despegando todavía pues “el abuso sexual y de poder es un problema muy arraigado en China, pero apenas se habla de él”, dijo la sinóloga Leta Hong Fincher.
Wo ye shi significa en chino ‘Yo también’. El hashtag fue creado el pasado lunes por una exestudiante de doctorado chino que ahora trabaja en los Estados Unidos.
En Weibo, la plataforma de medios sociales más grande de China, la exestudiante Luo Xixi comparte su propia experiencia con el abuso sexual. Ella describe cómo su profesor la llevó a la casa de su hermana hace casi 14 años. Allí cerró la puerta con llave, contó lo malo que era su vida sexul y trató de tocarla. Solo cuando ella lloró y le suplicó que se detuviera, la dejó ir.
Han pasado 14 años desde que su supervisor de doctorado se aprovechó mientras estudiaba en Beijing. “Por favor, no hagas eso. Sigo siendo virgen, señaló.”
Luo, ahora de alrededor de 30 años, recuerda haber estallado en lágrimas por el avance no deseado; su maestro, que niega las afirmaciones, se retiró pero más tarde le tocó la mano mientras le imploraba que guardara silencio, publicó el diario británico The Guardian.
La historia de Luo ha sido vista más de seis millones de veces en Weibo y ha sido compartida unas 17,000 veces.
Las acusaciones contra el afamado productor de Hollywood, Harvey Weinstein detonaron la campaña #MeToo, un torrente sobre misoginia y violencia sexual que se extendió por las Américas, Europa y otras partes de Asia, excepto en China.
“Algunas mujeres han salido … [pero] lo que es realmente sorprendente es cuán pocas”, dice Leta Hong Fincher, una experta en el movimiento feminista de China, que argumenta que la censura del partido comunista es la culpable.
Hong Fincher, dice el Guardian, cree que el liderazgo casi completamente masculino del partido se siente “asustado” por la idea de que los miembros de una élite masculina supuestamente “intocable” podrían ser derrocados por una campaña similar en China.
Como resultado, sospecha que las autoridades ordenaron a los medios controlados de China que eviten la cobertura agresiva y en profundidad. “Hay una historia de que el gobierno chino está realmente preocupado de que la agitación política fuera de sus fronteras afecte a su propia población y no cabe duda de que las autoridades consideran que el movimiento #MeToo representa una amenaza potencial”, dice.
Lentamente, sin embargo, las mujeres están rompiendo el silencio en un país donde un estudio sugirió que el 80 por ciento de las mujeres habían sufrido acoso sexual.
Huang Xueqin, una periodista de Guangzhou que fue atacada en 2012, está llevando a cabo una encuesta en su rama para exponer la prevalencia de la mala conducta sexual.
Huang dijo que su activismo fue en parte impulsado por un sentimiento de culpa de que anteriormente no había confrontado a los perpetradores de acoso en el lugar de trabajo.
También inspirada por el “Silence Breakers” de los Estados Unidos, Zheng Xi, un estudiante de Hangzhou, lanzó recientemente una campaña pública de acoso sexual. “Pensé que esos actores eran tan valientes”, dijo.
Una encuesta realizada por el Centro de Educación de Género y Sexualidad en Guangzhou, reveló que casi el 70 por ciento de las estudiantes universitarias se han convertido en víctimas de acoso sexual. Sin embargo, más de la mitad no presentan denuncia porque temen que las consecuencias sean más negativas que positivas.