LA ENERGÍA fue creada por medio del descubrimiento del fuego. La primera energía primaria fue la leña, ramas y arbustos, y se creó la tecnología de la fricción de dos piedras para prender y tener un transportador de energía, “el fuego”, el cual generó una combustión en el medioambiente creando CO2 y que antes existía en forma natural.
A partir de 2021 el mundo ha comprendido que el uso de los recursos naturales o materias primas debe ser selectivo y organizado, ligado a una planeación de un mix energético adecuado. Cualquier proceso o uso de energía requiere de alguna reacción química con el medioambiente, lo que altera principalmente la calidad del aire, pero si revertimos la cantidad de oxígeno que necesitamos para respirar tendremos que volvernos dependientes de la creación de medios artificiales para poder realizar una actividad, y que por naturaleza el ser humano tiene el derecho.
La pregunta ahora que debemos realizarnos es sobre “la fatuidad energética”: ¿tiene algún costo?
La respuesta es sí, un ejemplo de esto es lo acontecido en Texas, cuyo sistema parcialmente aislado de la interconexión nacional de Estados Unidos no le permitió tener una respuesta rápida ante variaciones de la demanda y ante la falta de la salida de plantas de generación por el congelamiento de alguna de ellas o la falta de la materia prima para generar la electricidad. Las únicas conexiones que tiene la red de Texas con las redes externas son las conexiones con la red eléctrica del este (800 MW por día) y la red eléctrica de México (400 MW por día). Eso no fue suficiente para compensar el actual déficit de poder de Texas, que consume en promedio 40,000 MW.
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¿Cuál fue la lección? Al pensar que “nunca” va a pasar, y no estar preparados ante los cambios climáticos que ahora en adelante será más ocurrentes y atípicos, deberá invertirse en readecuar las infraestructuras, y este costo será una inversión adicional no contemplada, y adicionalmente mantener a empresas que se declararon en quiebra, acogiéndose al capítulo 11, para poder hacer una restructura al incrementar su deuda por arriba de sus activos.
México no está aislado de esto, y debido a eso también le tocó una parte del colapso energético acontecido. En la CFE se cuenta con una diversidad de plantas propias o con contratos que le venden la electricidad, donde la eficiencia de reacción depende del tipo de materia prima utilizado para generar la electricidad y el tipo de máquina que pueda tener para poder colocar la velocidad necesaria y cargar la electricidad a la red de transmisión. El simple hecho de prender una máquina no quiere decir que sea el indicativo de tener electricidad para usar.
La fatuidad energética no está alcanzando, esto derivado de que no hemos entendido que la forma de obtener, tener y planear infraestructura ha terminado en 2021 y ha surgido una nueva forma que pretende que el mercado use el sentido común en una sola dirección: asegurar la confiabilidad del sistema eléctrico mexicano en la próxima década. De no hacerlo podríamos colapsar en cinco años.
¿Esto cómo puede acontecer? Simplemente por el hecho de que la CFE podría tener una afectación presupuestal de alrededor de 60,000 millones de pesos (2,900 millones de dólares) del 12 al 22 de febrero, derivado del precio del contado del gas natural, y ¿quién asumirá este costo?
En la tabla siguiente, con información de CFE con precios diarios del gas del 12 a 17, y valores de EIA del 18 al 22 de febrero, vemos la afectación real posible esperada del periodo.
Faltaría colocar las industrias, comercios y hogares que usan gas natural, a qué precio fueron ellos cotizados en esos días. Ante esto me surge que sigamos con la fatuidad energética.
Si una empresa de Estados Unidos quebró por estas variaciones, entonces estamos apostando a que las administraciones sigan subsidiando la electricidad. ¿Cuánto dinero tendremos para esto cada año? ¿La CFE tendrá todo el dinero para cubrir toda la demanda del país? ¿La nación podrá con todo el sector energético?
En estas últimas semanas, en México hemos alimentado el crecimiento de la fatuidad energética, y desde el púlpito de cada parte que lo integran en colocar una barrera al conocimiento por medio de dejar el sentido fuera de esta ecuación.
Al aislarnos ya vimos que el destino nos alcanzará, como en Texas. Interrelacionar con otros en forma técnica, financiera y legal a largo plazo no significa perder tu autonomía, significa madurez evolutiva racional.
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CFE y Pemex asignaron, este 2021, 850,000 millones de pesos, y para 2022, de acuerdo con la visión actual, requerirán ambas empresas entre 1.2 y 1.5 billones de pesos para alcanzar las metas antes de 2025. ¿Habrá el dinero?
Mejor apostemos a que el gas sea estratégico para el país, y convertir plantas con combustibles ineficientes y contaminantes en obras de mayor eficiencia. Pero con base en la toma de la energía primaria requerida.
“Donde hay fatuidad, allí habrá ignorancia; más donde hay humildad, habrá sabiduría”: Salomón. N
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Ramsés Pech es analista y asesor de la industria energética y en economía. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.